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La coyuntura exterior empuja la actividad y la creación de empleo en España

La percepción de que la situación mejora anima a quienes buscan trabajo a volver a registrarse como parados

23 julio, 2015 21:14

Pese a que algunos analistas, y el propio presidente del Gobierno, han visto en los datos de la EPA del segundo trimestre señales de que hay cambios estructurales en la economía española, una lectura atenta de las cifras invita a dudar de esa apreciación.

La buena noticia de los 411.800 nuevos ocupados del segundo trimestre del año que anunciaba ayer la encuesta de población activa supone una tasa anual de crecimiento del empleo del 2,9%, la misma que en el primer trimestre.

La economía creció el 2,7% entre enero y marzo y el 3,1% en los tres meses siguientes, según las previsiones del Banco de España. Eso quiere decir que empleo y actividad crecen al mismo ritmo, y que en consecuencia la productividad de los nuevos puestos de trabajo es baja, como los sueldos que les acompañan.

Por comunidades autónomas

El grupo de opinión Economistas Frente a la Crisis considera que la diferencia de creación de empleo entre las comunidades autónomas pone de relieve que la ocupación se genera básicamente en torno al turismo de masas, una actividad de poca productividad. Los territorios donde la industria y los servicios de valor añadido tienen más peso no han visto crecer el empleo y en algunos casos han registrado descensos.

Estos datos hacen pensar que quizá la reducción del paro responde más a factores coyunturales externos –caída del precio del petróleo, bajo valor del euro, liquidez desde el BCE- que a un cambio profundo en las estructuras de nuestra economía.

La mejor noticia

No obstante, y pese a esas consideraciones, conviene subrayar que en el segundo trimestre la población activa creció en 116.100 personas -–39.700 en el último año--, lo que probablemente indica que tras varios años de desánimo y de salidas de inmigrantes las cosas están cambiando. Ese crecimiento explica que la reducción del paro, pese a ser notable, sea menos intensiva que el aumento del número de ocupados.

La tasa de temporalidad ha quedado fijada en el 25,09% -la más elevada desde finales de 2011-, lo que supone un aumento de 1,5 puntos sobre el trimestre anterior. Ese incremento es producto de que el empleo temporal ha crecido cinco veces más que el indefinido.

Es una pista de la fragilidad del nuevo empleo, que se ve reflejada también en el número de horas trabajadas, que crecen menos que el número de personas ocupadas.