Salva, cazador catalán: "He abatido decenas de jabalíes y contra la peste necesitamos rifles grandes"

No se llama Salva, pero pide que Crónica Global le llame así porque "los cazadores aún estamos criminalizados". Es director general de una empresa mediana catalana, y ha impulsado varios proyectos empresariales en la zona de la gran Barcelona. También es un veteranísimo cazador. Desde el anonimato, analiza el plan del Govern para reducir a la mitad la población de jabalíes salvajes, en el marco de un estallido de peste porcina en Cataluña.

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"Lo mío es la perdiz o la becada, al jabalí solo voy porque me invitan", aclara solo empezar la entrevista con este medio. "En Collserola se han contado 50 jabalíes muertos por atropello en Barcelona, sí, pero sin detallar cuántos ya venían heridos ni qué papel juega la presión de caza en los alrededores", se queja a renglón seguido.

Salva lamenta que "el relato oficial evite entrar en cómo una normativa mal diseñada expulsa a los animales del monte y los empuja hacia la carretera".

Bodegón de un día de caza de Salva CG

"Hay que permitir el rifle"

Hilvanando el argumento, el ejecutivo recuerda que en el parque y en buena parte de los 91 municipios del entorno "está prohibido el uso del rifle", el arma que permite "un abatimiento más limpio y ético", y se obliga a cazar con escopeta de calibre 12, "solo eficaz solo a corta distancia".

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"La escopeta de bala es un arma válida hasta unos 40 metros, no para un monte cerrado, sucio y defensivo donde el jabalí siempre juega en casa. Eso es Collserola".

El resultado, siempre según su punto de vista, es "un control cinegético a medias". Muchos jabalíes quedan heridos, huyen, agonizan y mueren fuera de cualquier estadística, constata.

Las herramientas de cazador de Salva CG

Objetivo: la mitad de jabalíes

La Generalitat anuncia que quiere reducir a la mitad la población de jabalíes de Cataluña, unos 75.000 ejemplares. Son los datos aportados por el Govern para atajar el brote de peste porcina que amenaza la crianza de cerdo de granja. Veterano de partidas cinegéticas, Salva critica que esa meta "es imposible si se mantienen las mismas armas y limitaciones".

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"En el sector se da por imposible un control cinegético serio sin cambiar el marco legal --continúa--, aunque se abatiesen, en tres años la población se recuperaría; la biología no responde a decretos".

Menos cazadores, más riesgo en el monte

El deportista enfatiza que "bajan las licencias, sube la edad del cazador y aumentan las dudas sobre la seguridad". Ello en batidas marcadas por "normas rígidas y por el peso social del bar de la colla del senglar". Además de rifles, "hay que permitir que payeses, forestales y ganaderos porten armas de forma excepcional bajo licencia temporal por causa de plaga", sugiere.

Salva, de niño, cazando con su familia en Cataluña CG

Negro sobre blanco, el cazador reclama "profesionalizar y modernizar la gestión cinegética" si se quiere "eficacia y reducir accidentes".

"El jabalí nos huele"

"El hombre es el único depredador del jabalí y el corzo, ¿lo tenemos claro? La población no se reducirá sola", desliza el entrevistado.

Cabeza de Jabalí en casa de Salva CG

Intenta aportar sus argumentos con la máxima simpleza, para que los entienda la población no cazadora. "Un jabalí huele y oye lo que nadie imagina. A la que percibe un tiro, desaparece a diez kilómetros a la redonda", sostiene. Sin armas de mayor calibre para abatirlo a distancia, "no daremos con ellos". 

Los invisibles del campo

De igual modo, hace hincapié en que "los que conviven a diario con los daños", payeses, agricultores y ganaderos, que "siguen fuera de licencias excepcionales", accedan a armas. "Para un control continuo y técnico", prescribe. 

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El debate de fondo, bajo su parecer, es claro. "O se reconoce la caza como herramienta de gestión cinegética planificada, y se gestiona científicamente la población de jabalíes, o Cataluña seguirá llenando titulares de jabalíes muertos sin explicar por qué mueren".

Un jabalí abatido por Salva CG