Una de las oficias de extranjería en Cataluña

Una de las oficias de extranjería en Cataluña CCOO

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'En tramitación': el cuello de botella digital que vuelve a asfixiar las oficinas de Extranjería en Cataluña

Aunque los trámites son ya electrónicos, los retrasos en nacionalidad y residencia superan los plazos legales

Los abogados alertan de un colapso silencioso que deja a miles de personas en un limbo administrativo

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"Estoy trabajando en negro, aportando, pero sin poder cotizar legalmente. Dependo de un expediente atascado", cuenta Jagjit, solicitante de arraigo social en Barcelona. 

La reforma del Reglamento de Extranjería y la apuesta por los trámites digitales prometieron una burocracia más fluida. Sin embargo, el sistema ha entrado en un bucle perverso: la promesa de agilización ha desatado una demanda masiva que, al chocar con una plantilla administrativa congelada, ha provocado un nuevo cuello de botella.

Hoy, la espera por la nacionalidad y la residencia vuelve a cifras críticas, excediendo "con creces" los plazos legales, tal y como reconoce Quim Clavaguera, diputado del ICAB y responsable de la Comisión de Extranjería. 

A mediados de 2025 Barcelona acumulaba más de 7.400 expedientes pendientes, mientras que el tiempo medio de resolución en Extranjería escalaba hasta los ocho meses, cuando, hace cinco años, se situaba en poco más de tres meses. 

Retrasos que superan el plazo

Desde la abogacía se percibe esta tensión. Clavaguera mantiene cautela: "Es demasiado pronto para dar una respuesta sólida sobre el impacto del nuevo Reglamento". 

Pero el diagnóstico es rotundo: en lo que respecta a la Oficina de Extranjería, "no hemos detectado cambios en los tiempos de resolución, que en todo caso, superan los plazos reglamentarios". El abogado confirma que, si bien la presentación electrónica fue una "mejora trascendental" al eliminar el filtro de la cita previa, no ha resuelto la crisis de gestión.

Una de las sedes de la oficina española de Extranjería

Una de las sedes de la oficina española de Extranjería EP

Desde 2021, el Ministerio de Justicia y las oficinas de Extranjería presumen de una gestión plenamente digitalizada. Sin embargo, en la práctica, la burocracia sigue atrapando expedientes en los mismos pasillos, ahora virtuales. 

La carga de trabajo se refleja en la labor de los letrados. El ICAB ha realizado más de 4.100 asistencias del Turno de Oficio y ha gestionado más de 6.100 consultas a abogados sobre Extranjería solo en 2025.

"Ahora puedo presentar 30 expedientes de nacionalidad en un solo día", explica el abogado Cristian Balcells, director del despacho Balcells Group. "Antes había que pedir cita en el Registro Civil y eso filtraba mucho. Hoy cualquiera puede tramitarla online, pero eso también ha generado un nuevo embotellamiento". 

El colapso silencioso de las solicitudes de nacionalidad

En teoría, la ley establece un plazo máximo de 12 meses (antes nueve) para resolver una solicitud de nacionalidad. Pasado ese tiempo, el interesado puede interponer un recurso contencioso ante el juez. En la práctica, las cifras se alejan de ese ideal.

"Ahora mismo la espera se puede alargar hasta dos años", asegura Balcells. "Hubo una época, hace tres o cuatro años, en que todo se resolvía en menos de uno, pero con el aumento de solicitudes el sistema ha vuelto a saturarse". 

En el despacho de Gabriela, gestora administrativa en la consultoría Legalizados, han vivido esa montaña rusa: "En 2022 llegamos a recibir concesiones en dos meses. Luego el sistema se estabilizó en seis, y ahora volvemos a los ocho o diez meses mínimo". 

Esa oscilación, dice, "genera una enorme incertidumbre" entre los solicitantes. "Escuchan que a un amigo se la dieron en cuatro meses y piensan que algo va mal con su expediente. No entienden que depende del volumen de solicitudes, de si el sistema interno del Ministerio colapsa o si hay más funcionarios activos en ese momento". 

A pesar de la frustración, los profesionales coinciden en que el proceso actual es más rápido que hace cinco años, cuando había "expedientes sin resolver desde 2017". Pero la mejora técnica no ha venido acompañada de una reforma humana. "Son cientos de miles de solicitudes y un número muy finito de funcionarios", advierte Gabriela. "Por mucha digitalización, si no hay más manos, no hay más resoluciones".

Un trabajador con su ordenador

Un trabajador con su ordenador Archivo

Modestia, ecuatoriana de 38 años, espera desde hace 14 meses una respuesta a su expediente. "Hice todo por internet, subí los papeles, pagué las tasas… y nada. Solo recibo correos automáticos. Es como hablarle a una máquina", cuenta. Vive en L’Hospitalet y trabaja cuidando a una persona mayor.  

Jurar en el registro, esperar el DNI

Incluso cuando la nacionalidad se concede, el camino no termina. Falta la jura de nacionalidad, el trámite ante el Registro Civil que convierte la resolución en ciudadanía efectiva.

En Barcelona, conseguir cita puede tardar hasta seis meses. "Y sin esa jura no hay DNI, ni pasaporte, ni nada", recuerda Gabriela. "Algunos clientes eligen hacerla ante notario, pagando, pero el registro sigue tardando lo mismo en emitir la literal de nacimiento. En Madrid capital o en Barcelona ciudad, el proceso puede alargarse medio año". 

Varios DNI sobre una mes

Varios DNI sobre una mes EUROPA PRESS

El resultado es una paradoja: el sistema permite presentar solicitudes desde cualquier parte del país en minutos, pero los pasos finales siguen atados a la saturación local de los registros. 

Residencias: el limbo cotidiano

El otro gran cuello de botella se encuentra en las residencias y renovaciones. Aunque la digitalización permitió presentar solicitudes sin cita previa, el sistema no ha eliminado los atascos. En algunas oficinas, los extranjeros esperan dos o tres meses solo para conseguir turno y otros tantos para recibir una resolución.

"En total, un proceso que debería resolverse en tres meses acaba durando ocho o diez", explica Balcells. "Durante ese tiempo, muchas personas quedan en un limbo legal: no pueden trabajar, viajar ni acceder a ayudas públicas". 

La situación es especialmente grave para quienes dependen de la renovación de su permiso para mantener un contrato o matricular a sus hijos. Gabriela describe casos de trabajadores que pierden empleos por retrasos de semanas en la actualización de sus documentos. "Hay empresas que no esperan, y la Administración no tiene mecanismos de urgencia". 

Cola de inmigrantes ante la oficina de extranjería de Palma de Mallorca

Cola de inmigrantes ante la oficina de extranjería de Palma de Mallorca EUROPA PRESS

En Cataluña, las competencias compartidas entre el Estado y la Generalitat agravan la confusión. Mientras el Departament de Treball ha mejorado la tramitación de permisos laborales, las solicitudes dependientes de la Oficina de Extranjería estatal siguen acumulando retrasos.

Jagjit, maliense de 29 años, vive esa realidad desde hace meses. "Presenté mi renovación en mayo y todavía no tengo respuesta. Trabajo en la construcción, pero sin el NIE actualizado no me dejan entrar en la obra", dice. "No puedo estar en casa sin cobrar". 

La respuesta institucional

Frente a la saturación, la abogacía colegiada emerge como el último escudo de garantía. El ICAB insiste en que la intervención profesional es "clave" para asegurar la defensa de los derechos y un asesoramiento jurídico de calidad.

En la revisión judicial de los expedientes, recuerda Clavaguera, solo los letrados colegiados pueden intervenir, y su papel resulta decisivo para corregir errores administrativos o forzar la respuesta de la Administración cuando se incumplen los plazos legales.

El colegio reclama, además, que la abogacía institucional tenga voz en el diseño de las políticas migratorias, y no solo en su aplicación. "Es conveniente que la profesión tenga un papel relevante en el consenso de las políticas de extranjería", subraya Clavaguera.

El ICAB mantiene un contacto permanente con la Oficina de Extranjería y la Generalitat para mejorar la coordinación digital, y ya ha atendido más de 6.000 consultas de abogados en lo que va de año. Pero el margen de actuación es limitado: sin un refuerzo de personal y sin inversión tecnológica sostenida, la digitalización seguirá siendo —como dice Balcells— "una modernización a medias".

Un derecho que aún se tramita en diferido

España es uno de los países más rápidos de Europa en conceder la nacionalidad, al menos sobre el papel. Pero quienes atraviesan el proceso saben que cada clic, cada documento digital, cada cita imposible es también una forma de frontera.

En el fondo, los retrasos no solo son un problema de gestión. "Hay personas que llevan más años viviendo en España que en su país de origen —recuerda Gabriela—. Sus hijos han nacido aquí, estudian aquí, piensan en español. Solo falta un papel que lo confirme".