Una plantación de marihuana desmantelada por los Mossos

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La red albanesa que industrializó la marihuana en Cataluña, a un paso del banquillo

Se trata de dos grupos asociados, con antecedentes por hechos similares, y que destacaban por ser una de las bandas más activas en la región, conocida por su capacidad para establecer nuevas plantaciones con rapidez

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Hace ocho meses que los Mossos d’Esquadra llevaron a cabo la ‘operación Trifásico’, un dispositivo contra una red criminal de origen albanés dedicada al cultivo y tráfico de marihuana en Cataluña. El operativo policial acabó con el negocio, pero el capítulo decisivo se va a jugar ahora, en los tribunales.

El Juzgado de Instrucción de Sant Boi de Llobregat ha dictado auto de inicio de diligencias abreviadas. Esto significa, en términos prácticos, que la causa supera la fase de investigación y que la jueza considera que existen indicios suficientes para seguir adelante. Es el paso previo a que la Fiscalía formule acusación y solicite la apertura del juicio oral.

En otras palabras: los 12 investigados están cada vez más cerca de sentarse en el banquillo.

Entre ellos se encuentra también un ciudadano español, junto a los miembros de origen albanés, que se enfrentan a cargos por pertenencia a grupo criminal, tráfico de marihuana, defraudación de fluido eléctrico y tenencia ilícita de armas.

Una red reincidente

Crónica Global publicó en primicia la desarticulación de este entramado. Sin embargo, no era la primera vez que estos 'narcos' se encontraban cara a cara con la policía. 

Y es que, según informó el subinspector Óscar Durán, jefe de la Unidad Territorial de Investigación, la mayoría de sus integrantes ya habían sido detenidos y procesados en Cataluña por hechos de idéntica naturaleza.

Una plantación 'indoor' de marihuana localizada por los Mossos d'Esquadra

Una plantación 'indoor' de marihuana localizada por los Mossos d'Esquadra EUROPA PRESS

En esta ocasión, pues, la novedad no era el delito en sí, sino el nivel de profesionalización, la capacidad de reactivación y la escala industrial del negocio.

Según el auto, al que ha tenido acceso este medio, la organización estaba formada por dos grupos diferenciados pero conectados, que habían puesto en marcha tres nuevas macro-plantaciones: en Santa Coloma de Cervelló, Granollers y Vallirana. 

En todas ellas se detectaron enganches ilegales a la red eléctrica, sistemas trifásicos y maquinaria de última generación valorada en miles de euros. La defraudación de fluido eléctrico supera, solo en estas tres plantaciones, los 230.000 euros.

El líder y la estructura

El líder operativo del grupo más fuerte, conocido como ‘Arias Basurto’, aparece como el eje logístico, comercial y contable de la red. De hecho, en el registro de su domicilio se localizó incluso una agenda escolar con las ganancias, costes, repartos y previsión de cosechas: un auténtico libro de cuentas criminal.

A su lado operaban sus dos hombres de confianza, encargados de: proveer vehículos, comprar material en grow shops y ferreterías, transportar comida y herramientas a los 'jardineros' que trabajaban en las naves y controlar la rotación de plantación y el corte de la droga. 

El trabajo estaba, pues, estaba dividido en: 'jardineros', transportistas, abastecedores y dirección. Nada improvisado.

El español que hacía de puente

La figura clave para darle apariencia de legalidad al entramado era la de Ramón C. C., el único español entre los doce investigados. Entre sus funciones, el auto destaca el alquiler de naves y casas a su nombre o mediante terceros, hacer de enlace entre ambos grupos y facilitar la logística interna del entramado.

Armas incautadas durante el dispositivo 'Trifàssic'

Armas incautadas durante el dispositivo 'Trifàssic' Cedida

Fue durante el registro en su domicilio de Vallirana donde, además, se intervinieron tres armas de fuego y munición: una pistola Llama de 9 mm, otra Star de calibre 7,65 mm y una Astra de 9 mm. 

Un arsenal doméstico que, para la jueza, refuerza el carácter organizado y potencialmente violento del grupo.

De la investigación al juicio

En el auto, la jueza instructora sostiene que existen “indicios racionales de criminalidad” suficientes para sostener la acusación, compuerta por: atestados policiales, informes de E-Distribución, las plantas incautadas, la contabilidad manuscrita y las armas encontradas.

Asimismo el 'modus operandi' descrito retrata una mafia del “oro verde” con diseño casi empresarial. Con capacidad para alquilar grandes naves y reconvertirlas en invernaderos industriales de cannabis, con una jerarquía vertical y con un testaferro para alquilar los locales y mover el dinero que se obtenía del 'narco'.

Recta final

Ahora, ocho meses después de las detenciones, el proceso entra en una fase clave: tanto la Fiscalía como las partes tienen diez días para formular acusación. Después de eso, quedará el último trámite: el juicio oral.

Entonces, todo lo ocurrido en las naves se tendrá que explicar delante de un tribunal.

Habla el abogado 

Sin embargo, como en toda historia, existen varias versiones. Álvaro Machado, abogado del despacho Vosseler, representa a varios de los detenidos, entre ellos al que los agentes han bautizado como el cabecilla.

Lejos de compartir la opinión de los investigadores, el letrado considera que, seguramente por falta de tiempo, se trata de una investigación "exprés" lo que, a su parecer, "se traduce en investigaciones precarias, realizadas rápida y aceleradamente".

Bajo su criterio, este tipo de investigaciones "vulneran de forma frecuente los derechos de las personas investigadas donde, como en este caso, se asegura que una persona es cabecilla de una organización basándose en dos fotografías tomadas en un seguimiento", zanja.