El pueblo de Girona donde creció Gemma Nierga, Sant Feliu de Guixols CRÓNICA GLOBAL
El pueblo de Girona donde creció Gemma Nierga: el lugar donde nace la Costa Brava
El municipio costero tiene una de las monasterios medievales más importantes de la zona
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Gemma Nierga es un referente del periodismo. Nunca se lo ha creído, la modestia va con ella, tal vez por su educación. En una entrevista reciente ella habló de donde estuvo educada y dónde creció.
La periodista, si bien es de Barcelona, pasó antes por dos ciudades más de Cataluña. Una de ellas fue L’Hospitalet, donde estuvo de tránsito, la otra, una localidad muy famosa de la Costa Brava, Sant Feliu de Guixols.
Aquí, en este rincón de Girona que también vio crecer a la baronesa Thyssen, Nierga pasó sus primeros años de vida. De allí que recuerde al lugar con un gran cariño.
No es la única. Quien pasa por aquí corre el riesgo de caer enamorado de la zona. La misma Carmen Cervera, que ha viajado por todo el mundo, lleva siempre a esta localidad en su corazón.
Nacimiento de la Costa Brava
Sant Feliu tiene algo. De hecho, allí, en sus inmediaciones, nació el concepto de la Costa Brava. Lo acuñó el periodista Ferran Agulló, el 12 de septiembre de 1908.
El catalán subió a la ermita de Sant Elm, un pequeño santuario que domina la bahía del pueblo. Desde allí, mientras observaba la violencia del mar rompiendo en los acantilados y arrasando la costa, pronunció las dos palabras que marcarían la historia turística de toda una región.
Iglesia y cultura
Más de un siglo después, el lugar sigue siendo un mirador privilegiado y la ciudad que lo acoge, Sant Feliu de Guíxols, continúa conservando la esencia de lo que para muchos es la Costa Brava: mar, cultura e historia.
Muestra de ello es el monasterio benedictino ubicado en el corazón de la ciudad. Fundado alrededor del siglo X, ahora aloja el famoso Espai Thyssen, un centro cultural que una de sus ciudadanas más ilustres creó y que ahora acoge exposiciones de pintura catalana y europea de los siglos XIX y XX.
Portal de Sant Benet de Sant Feliu VISIT GUIXOLS
Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, este edificio fortificado fue, durante siglos, un refugio religioso y defensivo. De aquel complejo se conservan hoy algunos de los símbolos más reconocibles de la ciudad.
La Porta Ferrada, de estructura prerrománica del siglo X y el arco de Sant Benet, del XVIII, único vestigio de la entrada barroca son tan importantes que dan nombre a otros dos enclaves d la zona. Mientras, las torres del Corn y del Fum son los testigos que quedan de la antigua muralla.
Qué ver en Sant Feliu
Allí también se ubicaban los astilleros donde se construían barcos de vela destinados al comercio mediterráneo. Aunque no fue esta su única fuente de riqueza, las fábricas de corcho de la zona daban trabajo a buena parte de la población.
De aquella prosperidad nacieron las casas señoriales del paseo marítimo, los almacenes modernistas y el majestuoso casino La Constància. Este edificio, proyectado en 1889 por el arquitecto General Guitart i Lostaló, sorprende por su marcada inspiración árabe.
Las calles de Gemma Nierga
Entre toda esta cultura e historia creció Gemma Nierga. Aunque en los recuerdos de esa niña que fue, están grabados sus juegos en la plaza del Mercat o sus carreras y juegos por las calles estrechas del centro histórico.
Aunque, sin duda, el atractivo principal de la ciudad está en su litoral. La playa de Sant Feliu, amplia y familiar, se abre frente al casco urbano y cuenta con todos los servicios. Desde allí parte el paseo marítimo, un agradable recorrido entre palmeras y arquitectura modernista que desemboca en el puerto deportivo.
Calas de Sant Feliu de Guixols VISIT GUIXOLS
A pocos kilómetros se encuentra la playa de Sant Pol, compartida con S’Agaró, famosa por sus casetas de baño de colores pastel. Allí se llega por el famoso Camí de Ronda, uno de los senderos más emblemáticos del litoral catalán que lleva a otras pequeñas calas.
Y, más allá de la costa, la Vía Verde del Carrilet. Esta antigua línea de ferrocarril que unía Girona con Sant Feliu, es hoy una ruta ideal para recorrer en bicicleta o a pie entre campos, viñedos y pueblos del interior.
Cómo llegar
Lo mejor de todo es que hasta allí no llega el tren, solo el bus y el coche. Desde Girona, se tarda unos 40 minutos en vehículo privado. Se va por por la C-65 hasta la salida de Sant Feliu.
Desde Barcelona, el trayecto es de una hora y cuarto. Lo más habitual es ir por la AP-7 hasta la salida 9 o la 10 (Hostalric), para enlazar con la C-35 y, más tarde, con la C-65.