Un escaparate vandalizado en la tienda Carrefour de Las Ramblas de Barcelona

Un escaparate vandalizado en la tienda Carrefour de Las Ramblas de Barcelona Simón Sánchez Crónica Global

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La protesta propalestina de Barcelona revienta los negocios "cómplices del genocidio"

La jornada se ha saldado con varias tiendas y restaurantes vandalizadas, ocho detenciones y cargas policiales

Análisis: Barcelona, rehén del vandalismo bajo la bandera de Palestina

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El pacifismo que ha marcado la manifestación propalestina durante la mañana se ha ido tensando a medida que caía el sol sobre la ciudad de Barcelona en la cuarta jornada de protestas. Miles de personas han dejado un rastro de cristales, los que caían de los escaparates reventados a patadas, y el olor a pintura que emana de las recién vandalizadas persianas, que ahora han quedado marcadas con un "Sionistas", "Palestina libre" o "Cómplices de genocidio".

El objetivo son aquellos negocios, grandes cadenas internacionales, que han sido señalados por participar de la economía israelí. Carrefour era el objetivo principal, pero no ha sido el único damnificado: Burger King, McDonald's, Starbucks y Zara han terminado llevándose la peor parte.

Los manifestantes, mucho menos numerosos que los 70.000 que ha cifrado el Ajuntament de Barcelona en la protesta matinal -o 300.000, según la organización-, han tratado de romper el cordón policial, lo que ha derivado en unas breves cargas, con las que los Mossos d'Esquadra han logrado dispersar los disturbios en cuestión de minutos. La jornada se ha saldado con ocho detenidos por delitos de desórdenes públicos, daños y atentado contra la autoridad.

Primeros vándalos

Mucho antes de la primera intervención policial, a las 17 horas de este sábado, una columna de personas que se encontraban concentradas en Arc de Triomf, donde los manifestantes han comido y descansado después de la primera marcha, ha empezado a andar hacia Via Laietana. Entre cánticos reivindicativos contra la legitimidad del Estado de Israel y en apoyo al pueblo palestino, los manifestantes se han cobrado su primera víctima: el Burger King de Plaça Urquinaona.

En espray rojo, la puerta de acceso ha quedado marcada con un "Boicot Burger King", contra la que también han arrojado algunos desechos. Era pronto, la multitud todavía no estaba caldeada y seguía habiendo muchas familias entre los marchantes; entonando un 'Bella Ciao' han seguido el camino hacia la hamburguesería de la misma marca y el local de Starbucks ubicados frente a la avenida de la Catedral. Han corrido la misma suerte.

Tensión en Sant Jaume

Los primeros momentos de verdadera tensión se han vivido en la Plaça Sant Jaume. Con el Palau de la Generalitat blindado por los Mossos d'Esquadra y el Ajuntament franqueado por la Guàrdia Urbana, un grupo de manifestantes se cubre el rostro con pañuelos palestinos y se desmarca de la corriente que arrastraba la masa hacia la calle Ferran para enfrentarse a la cafetería de la sirena verde.

Destrozos causados por los manifestantes en el Starbucks de la Plaça Sant Jaume

Destrozos causados por los manifestantes en el Starbucks de la Plaça Sant Jaume Simón Sánchez Crónica Global

Todas las persianas bajadas, menos la de un aparador, cuyo cristal ha quedado irrecuperable. En su interior, varios clientes miraban a través de los vidrios protegidos por las verjas, mientras sorbían café como si se tratara de una película ajena a su realidad. El contraste es la única constante: Barcelona parece seguir su ritmo mientras es atravesada por esta marea que varios turistas tratan de cruzar con sus maletas y otros la fotografían como si formara parte del paisaje local.

Un cargamento de adoquines

"¡Ocupemos Las Ramblas!". La cabeza de la manifestación ha tocado la calle más turística de la ciudad a las 18.30 y ha aparecido frente al Liceu. A 500 metros del Carrefour, el que debía ser el destino final, la tensión ha empezado a crecer y algunos asistentes han llegado a enfrentarse entre ellos cuando se han golpeado mutuamente al lanzar por los aires las mesas y las sillas de la terraza del McDonald's ubicado en esta esquina.

Un manifestante anónimo muestra un cartel de Sí a los Derechos Humanos, frente a la montaña de mesas y sillas en la terraza del Mc Donald's

Un manifestante anónimo muestra un cartel de "Sí a los Derechos Humanos", frente a la montaña de mesas y sillas en la terraza del Mc Donald's Simón Sánchez Crónica Global

Hasta 45 minutos han tardado en subir ese medio kilómetro en el que la temperatura no ha dejado de subir, causando que los emblemáticos quioscos de flores cierren a su paso. La multinacional francesa de venta de comestibles ha desalojado a toda su clientela y se ha blindado; a la espera de que llegara el golpe, solo quedaban los empleados reponiendo estanterías.

Frente a la única cristalera desprotegida yacía un cargamento entero de adoquines listo para cubrir el pavimento cuando terminen las obras de Las Ramblas.

Menores de edad

Los gritos de "Free, Free Palestine" e "Israel no es un estado, es una ocupación" se han convertido en un rumor de fondo cuando la primera piedra ha impactado contra el vidrio. El ambiente familiar que había caracterizado gran parte de la marcha se ha desvanecido y han emergido, de entre la masa, decenas de jóvenes, muchos de ellos menores de edad y de ascendencia magrebí, enfundados en pasamontañas negros y dispuestos a terminar con un negocio que interpretan como enemigo de la paz, por seguir operando en el territorio de Israel.

Una mujer celebra la vandalización del Carrefour de Las Ramblas

Una mujer celebra la vandalización del Carrefour de Las Ramblas Simón Sánchez Crónica Global

Ante el aparador completamente destrozado, una mujer anónima protagoniza la escena. Los adolescentes se evaporan entre la multitud de nuevo y esta levanta los puños en señal de victoria: es la foto del día. La protesta parece haber logrado su objetivo y la policía todavía no ha cargado contra los manifestantes para disuadirlos del plan que se habían fijado.

Sin rumbo

No ha habido enfrentamientos, el Carrefour de Las Ramblas ha sido boicoteado y los manifestantes no tienen más pasos marcados a seguir; estaba previsto que todo terminase aquí, pero, sin un rumbo definido, siguen la dirección que habían tomado, hacia Plaça Catalunya.

Decenas de jóvenes atacan el Carrefour de Las Ramblas

Decenas de jóvenes atacan el Carrefour de Las Ramblas Simón Sánchez Crónica Global

Los más jóvenes no quieren marcharse a casa, pese a que la imponente presencia de agentes de antidisturbios se hace evidente en el centro neurálgico de Barcelona; algunos comentan que nunca habían visto policías así. De un momento para el otro, y ya sin liderazgo, docenas de personas corren en masa hasta las puertas de la tienda Zara, que desaparecen a patadas en unos segundos. Aunque nadie se atreve a entrar y vandalizar el interior, los aparadores quedan grafiteados con todo tipo de acusaciones.

Carga policial

Es el altercado más importante que se ha producido en toda la tarde y la tensión entre policía y manifestantes se rompe cuando estos empiezan a lanzar objetos a los agentes, que responden con cargas contra la primera fila, mientras dos furgones se suben a la acera para tratar de disuadir la posibilidad de que escale la violencia.

Carga policial tras la vandalización del Zara

Carga policial tras la vandalización del Zara Simón Sánchez Crónica Global

Pocos se han percatado, pero en el centro de la plaza había un concierto que amenizaba una feria de entidades y empresas relacionadas con la economía circular y que ha dejado de sonar.

El efecto estampida coge a la multitud, que tenía la mirada fijada en el espacio que antes ocupaban las puertas del Zara, por sorpresa y unos pocos terminan en el suelo, aunque sin daños importantes. Corren en todas direcciones, sobre todo hacia Ronda Universitat, Rambla Catalunya y el interior de la plaza, y lo que era una marea unificada se destruye en menos de un minuto.

Retirada

La masa se disgrega en pequeños grupúsculos que tratan de revolverse contra la policía tirando bolsas de basura contra la línea de agentes, una vez se ha restablecido el orden de nuevo y, durante casi una hora, se desencadenan varias cargas.

También se producen algunas detenciones e identificaciones, y los jóvenes manifestantes abortan su misión vándala; ya solo se dedican a esperar a que alguno de ellos logre provocar lo suficiente como para causar carrerillas de los Mossos, mientras hablan de fútbol y series de moda entre los adolescentes.

Los antidisturbios se retiran antes de las 20.30, ya ha caído la noche y los pocos jóvenes que quedan en la plaza hacen lo propio. Un grupo de mujeres sube al escenario y la música vuelve a sonar en el centro de la capital catalana.