Entramos en la primera sauna tradicional rusa de España: “No somos un negocio para guiris"

Más de un tercio de los ciudadanos de nacionalidad rusa que viven en Cataluña actualmente han llegado en los últimos tres años. Los residentes con pasaporte de esta nacionalidad ya son más de 33.300 -a fecha de 1 de enero de 2024, la más reciente que ofrece el Idescat- y han adelantado en número a los inmigrantes de países como la India (30.900) y Senegal (26.100), que han crecido a un ritmo más pausado, pese a la percepción generalizada.

Esta llegada tan sustancial de rusos a la comunidad se ha ido percibiendo, entre otros, por la proliferación de comercios abocados a satisfacer las necesidades que surgen con la llegada de nuevas culturas, tradiciones y hábitos. Inmobiliarias, traductores, centros de belleza, tiendas de comestibles u organizadores de eventos son algunos de los negocios que más se han extendido gracias a esta corriente migratoria, no solo en Cataluña, también en el conjunto de todo el país.

El crecimiento en Barcelona, donde viven 13.200 rusos -según los datos del Ayuntamiento del 1 de enero de 2025-, ha sido tan significativo que dos socios, un moscovita y un catalán, han inaugurado este verano Par, la primera banya, la sauna tradicional eslava, de toda España.

"Es una de las cosas más importantes en nuestra cultura porque, dentro de la banya, no solamente limpias tu cuerpo, también tu alma", explica Denis Khodeev, su fundador, durante una visita de Crónica Global.

Perfil acomodado

Así como los extranjeros de origen francés y estadounidense, los ciudadanos rusos "son bien identificables en barrios acomodados" destaca la Oficina Municipal de Dades del ayuntamiento en su último informe de resultados sobre la lectura del padrón.

Según este documento, sus zonas favoritas de la capital catalana para vivir son la de Diagonal Mar y el Front Marítim, en el Poblenou, y el sector del barrio de Les Corts que queda por encima de la avenida Diagonal.

Interior de Par, con una sala de vapor y una piscina de agua fría GALA ESPÍN Barcelona

Desde el inicio de la Guerra de Ucrania, cuando se dispararon las emigraciones de los dos países implicados directamente en el conflicto, los distritos del Eixample y Sarrià-Sant Gervasi han experimentado también un significativo aumento de la concentración de ciudadanos rusos. En general, huyen de la inestabilidad económica y social de su país de origen.

Nuevas llegadas

De los 33.317 ciudadanos rusos que residen en Cataluña, el 40% ha llegado en los últimos cuatro años; en 2021 eran una comunidad de 24.208 personas.

Interior de una sala de vapor en la primera 'banya' rusa de España GALA ESPÍN Barcelona

"No queremos hacer un negocio de guiris para guiris, queremos integrarnos en la cultura de la ciudad", defiende Khodeev. Sin embargo, ante un contexto en que muchos de sus compatriotas son relativamente nuevos en Barcelona y están trabajando por construir nuevos vínculos, también reconoce que, en pocas semanas, Par -'vapor', en ruso'- se está convirtiendo en "un punto de encuentro" para la comunidad rusófona, que representa alrededor de un tercio de sus clientes.

Integración social

"Ya tenemos clientes habituales que vienen cada semana y que están estableciendo vínculos; se conocieron aquí y están haciendo amistad", comenta y celebra estar "ayudando a algunos rusos que no tenían amigos a ampliar sus círculos, también con españoles y de otras nacionalidades".

En las costumbres eslavas, es habitual asistir a la banya de manera regular y, además, en ocasiones señaladas como una despedida de soltera, un bautizo o un funeral, convirtiéndola en un importante espacio social.

Zona de descanso en la 'banya' Par de Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Aunque el empresario dice que hasta la inauguración de la banya había tenido poco contacto con la sociedad rusa en Cataluña, reconoce que a algunos les cuesta un poco más integrarse en la cultura local: "Se crean sus comunidades y solo hablan entre ellos, por eso creo que en nuestro local podemos ayudarles a abrirse".

Intimidad y conexión

El socio catalán, Xavi Cortés, director financiero, relata los desafíos que ha supuesto abrir una banya en Barcelona. Por una parte, se trata de una idea tan arraigada a la cultura rusa, que "hasta al propio equipo le ha costado entender toda su profundidad".

Una mesa para masajes y tratamientos de la piel en Par GALA ESPÍN Barcelona

Khodeev insiste en que es "un concepto comunal en el que se juntan las personas de diferentes estratos sociales para hacer un baño juntos, conectando consigo mismos y entre ellos". Dice que, dentro de la banya todos son iguales; la desnudez, solo cubierta por una toalla genérica, no permite identificar qué es, ni cuánto tiene cada uno.

Por otro lado, hubo complicaciones técnicas. Al no haber tradición en Cataluña de saunas o baños públicos, hubo que importar todo el equipamiento y las maderas adecuadas; mientras que los arquitectos tuvieron que ingeniárselas para adaptar el espacio de un antiguo local comercial en una gran sala húmeda dividida en diferentes secciones.

Tradición adaptada

Para adaptarse, por un lado, al gusto occidental y, por el otro, al de los rusos de alto nivel que residen en la ciudad, la estética de Par dista de la apariencia más tradicional. Han buscado crear un espacio abierto y muy luminoso, con decoración sencilla y natural, evitando las líneas rectas; esta elección les buscó la desconfianza de los rusos más apegados a la tradición.

Dos barriles de agua fría en Par GALA ESPÍN Barcelona

"Nos decían que era imposible hacer una banya 'de verdad' en España y que, de hecho, no lo era porque, por lo menos, le faltaba la decoración tradicional, que esto era solo un spa más", recuerdan Denis y Xavi sobre algunos rusos que se querían resistir a probar.

Sin embargo, dicen, el maestro de vapor de Par, que ha recibido formación específica para ejercer este rol como manda la costumbre y con todas las medidas de seguridad, ha sido capaz de convencer a todos los públicos.