Bandera de Cataluña Europa Press
Esta es la tradición catalana que sorprende a la prensa alemana: "Evoca la armonía de la creación"
El patrimonio cultural catalán es rico y variado, si bien contiene tradiciones desconocidas para los forasteros que no dejan de asombrar
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Cada primavera, en el corazón de Barcelona, algo extraordinario sucede en patios escondidos, claustros silenciosos y fuentes antiguas que parecen cobrar vida. No hay tambores, ni procesiones multitudinarias, ni fuegos artificiales. Solo un pequeño gesto que fascina a quien lo descubre.
Los visitantes se acercan en silencio, con la misma curiosidad que despiertan los milagros. Algunos sonríen con asombro, otros sacan sus móviles para inmortalizar lo que parece imposible.
Lo que allí ocurre es delicado, efímero y profundamente simbólico. Y, aunque pocos lo conocen fuera de Cataluña, este ritual ha logrado cruzar fronteras, desconcertar a medios internacionales y emocionar.
En Alemania, la revista Reisen Exclusiv elaboró un reportaje en la que se recorría las costumbres más peculiares de la Semana Santa alrededor del mundo.
En ese contexto, destaca una tradición muy nuestra. Un gesto aparentemente sencillo, ancestral, que conecta siglos de religión y cultura catalana, y que ha sorprendido en Europa.
La costumbre catalana que ha fascinado en tierras germanas
La Semana Santa es una época festiva y religiosa que acoge múltiples celebraciones simbólicas, entre las que prima la variedad de tradiciones según el punto geográfico donde se mire.
Mientras que en Ohio narran carreras de huevos por colinas y en Escandinavia prenden hogueras para ahuyentar espíritus, sobresale una tradición en Cataluña inesperada para forasteros.
Se trata de L'Ou com balla, una costumbre muy catalana que, tal y como explicaban en el medio germano, no es realmente parte de la Semana Santa, sino del Corpus Christi. Aun así, su vinculación con el huevo como elemento (símbolo de la Pascua) y su simbolismo religioso la convierte en protagonista.
L'Ou com balla Església Arxidiocesana de Barcelona
Claustro, patio o jardín… cualquiera de estos lugares se convierte en un escenario mágico cuando llega la fiesta del Corpus. L'Ou com Balla, el huevo que literalmente "baila", suspendido por un chorro de agua adornado con flores, impacta a quien lo observa.
En esta costumbre regional son protagonistas tres elementos: huevo, agua y naturaleza en plena primavera. Y es que esta silenciosa danza nos conecta con la identidad popular de Barcelona, una fiesta que se vive con calma y contemplación, cargada de simbolismo.
Una tradición del siglo XVI
La historia arranca en el siglo XVI, en la Barcelona del Barroco. Desde entonces, se representa cómo un huevo se hace "bailar" sobre el chorro de una fuente en un patio o iglesia.
Parece sencillo: usar la fuerza del agua que empuja el huevo sin que caiga; pero el efecto logra un efecto poético, casi mágico. Ocurre en plazas, claustros o patios religiosos justo en los días centrales del Corpus Christi, aunque la noticia alemana lo vincule erróneamente a la Semana Santa.
Simbología y ritual moderno
Cada elemento de l’Ou com Balla tiene un mensaje que se entrelaza con significados religiosos, naturales y estacionales.
El huevo (siempre blanco, previamente vaciado y sellado con cera) simboliza la Sagrada Forma, el cuerpo consagrado de Cristo, suspendido sobre el agua como una custodia flotante dentro de una lente floral que recuerda a un cáliz sacramental.
El agua, impulsada por un surtidor en claustros y patios históricos, remite al bautismo y la regeneración, al fluir de una vida nueva que se activa en cada Corpus Christi.
Por su parte, las flores y las cerezas, elementos primaverales por excelencia, refuerzan el mensaje de fertilidad, abundancia y renacimiento de la naturaleza.
L'Ou com balla Shutterstock
Celebración actual
Hoy, esta experiencia se extiende más allá del claustro de la Catedral: el "baile del huevo" se repite en la Casa de l’Ardiaca, el Museu Frederic Marès, el Ateneu Barcelonès, el Palau del Lloctinent y otros patios históricos que abren sus puertas durante Corpus Christi.
Incluso el Monestir de Pedralbes se suma con jornadas de puertas abiertas y decoraciones florales diseñadas para familias y visitantes que buscan una experiencia contemplativa.
Ou com balla Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes
Y no se trata solo de Barcelona: localidades catalanas como Reus, Igualada, Tarragona o La Garriga también celebran esta tradición, adaptándola con recursos locales y decoraciones propias.
Lo que experimenta quien lo contempla
Quien lo observe por primera vez, puede soprenderser con la escena poética y silenciosa que conforma esta tradición. Visitantes y vecinos pasean entre fuentes adornadas, deteniéndose ante el baile suave del huevo. El murmullo del agua contrasta con el follaje que lo adorna, creando un ambiente evocador.
Asimismo, ver ese cascarón girando sin caerse puede trasnmitir cierta calma y misterio, como si el tiempo se deslizara en cada giro.
Y, sobre todo, el hecho de presenciar un elemento tan arraigado de la cultura catalana y de la tradición popular de la región puede fomentar la conexión con el patrimonio y la ciudad en la que se viva, especialmente en la Ciudad Condal.
Porque, al recorrer lugares como la Catedral, la Casa de l’Ardiaca o el Ateneu, se recorre también la historia de Barcelona, sus rincones y su fiesta vivida desde dentro.