
Una enfermera en una imagen de archivo
Uno de cada cuatro profesionales sanitarios suspende el examen de catalán que será exigido para ejercer
Un 75% de quienes se presentaron voluntariamente a las pruebas del Departamento de Salud sí han acreditado un nivel C1, mientras un 79% ha sido considerado "apto"
Más información: Nuevo revés del TSJC a la inmersión lingüística: "Ya no podrán excluir el castellano de los colegios catalanes"
Uno de cada cuatro de los profesionales sanitarios que se presentaron al examen de catalán del Departamento de Salud ha suspendido el nivel C1, el mínimo que exigirá la Generalitat como requisito imprescindible para poder optar a una plaza fija en Cataluña.

Barcelona
Hasta ahora, y desde 2002, era obligatorio acreditar este nivel, pero no se cumplía en la práctica por falta de efectivos.
Este cambio, impulsado por el exconseller republicano Manel Balcells durante la pasada legislatura, tendrá continuidad de la mano del Govern de Salvador Illa, que tras el revés del TSJC a la inmersión excluyente en las aulas no se la quiere jugar y tratará de blindar el catalán en hospitales y CAP.
Un 21% de los 1.071 participantes, "no aptos"
De los 1.071 participantes voluntarios en los exámenes del programa Prescriu-te el català, un 21% han sido considerados "no aptos".
Por niveles, el resultado de estas pruebas celebradas entre enero y febrero de este año en Barcelona, Lleida, Girona, Tarragona y Tortosa ha sido de un 25% de suspensos en el C1, un 24% en el B2 y un 16% en el B1.
El programa
Prescriu-te el català nace con el objetivo de "garantizar el derecho de los catalanoparlantes a poder ser atendidos en su lengua" y se dedica básicamente a ofrecer cursos de catalán a los profesionales venidos de fuera, especialmente del resto de España y de Latinoamérica. La segunda edición ya ha cuenta con 1.640 profesionales sanitarios inscritos.
El C1 de catalán, un "marrón" para los profesionales "de fuera"
"Una cosa es entender y ser capaz de hablar un idioma y otra cosa es aprobar un examen complicado como es el C1", apunta una enfermera de la sanidad pública catalana, llegada de otro lugar de España. "Yo intento responder si un paciente se me dirige en catalán", aclara, "pero la realidad es que son una minoría".
Para ella, como para muchos otros, el miedo a perder una plaza o el sentimiento de injusticia al ver como el requisito lingüístico prima sobre otros criterios profesionales es "difícil de llevar". No es la primera ni la última persona que denuncia esta situación, pero el temor a sufrir represalias "frena a muchos a hacerlo".