Los apellidos en una familia son fundamentales no solo como un medio de identificación, sino como un reflejo de la historia, la cultura y las tradiciones de una comunidad. Estos nombres, transmitidos de generación en generación, permiten a las personas conectarse con su linaje y preservar la memoria de sus antepasados. A menudo, los apellidos están relacionados con ocupaciones, lugares o eventos históricos, lo que enriquece la identidad de quienes los llevan. Además, los apellidos crean un vínculo emocional fuerte entre los miembros de una familia, representando un legado que se honra y perpetúa a través del tiempo.
Más allá de su función práctica, los apellidos reflejan la estructura social y los cambios dentro de las familias. Sirven como un marcador de pertenencia a una comunidad y, en algunos casos, pueden adaptarse o transformarse a nuevas circunstancias sociales o legales. Así, los apellidos no solo son una forma de mantener la continuidad familiar, sino también un símbolo de los valores y de los principios, creando así una conexión profunda y emocional que va más allá de la simple transmisión formal.
Influencia árabe
No hay duda de que tenemos gran influencia árabe en la sociedad y en la cultura española. La conquista musulmana de la Península Ibérica se extendió desde el año 711, con la llegada de las tropas lideradas por Tariq ibn Ziyad, hasta el 1492 con el fin de la Reconquista y de la caída del reino nazarí de Granada.
La confluencia de varias culturas y la instauración del árabe como lengua oficial hace que, a día de hoy, se conserve buena parte de su legado cultural, artístico, musical y gastronómico. Y es que nuestro léxico está lleno de vocablos que se acuñaron en esa época: 4.000 para ser exactos; tal y como afirma Rafael Cano Aguilar, la mayoría de ellos empezados en -al: algoritmo, álgebra, albornoz, entre otros muchos.
Por supuesto, la influencia árabe también se aprecia en los apellidos que tenemos muchos españoles. Algunos de los mismos los tienen Carlos Alcaraz o José Luis Martínez Almeida.
El apellido más común
Si hablamos de apellidos de origen árabe y que sean españoles, uno de los más destacados, sin duda, es García. ¿Quién no ha tenido un abuelo que se apellidara así? Es probable que, en muchas familias y en muchos grupos de amigos este linaje se haya ido extendiendo a lo largo de los años.
García, de origen árabe, está muy extendido por la Península Ibérica -donde se originó- en particular en España y Andorra y, también, en Filipinas e Iberoamérica. Se repite menos en Francia, aunque tiene cierta presencia debido a la emigración española, en ese país, durante el segundo tercio del siglo XX.
Los datos hablan
Según datos de 2021 del INE, es el apellido más común en España, lo llevan como primer apellido, 1.455.085 de personas; y como segundo apellido, 1.474.331 de personas; y como ambos apellidos 77.030 personas.
Es un apellido común en todas las provincias, dándose la mayor frecuencia en las de Salamanca (6,113 %), Asturias (6,084 %), León (5,54 %), Albacete (5,416 %) y Ávila (5,246 %).
En cuanto a Cataluña, García ocupa el primer puesto del ranking con una frecuencia para el primer apellido de 168.250 y como segundo apellido de 173.198. En cuanto a las provincias, se encuentra más en Barcelona, seguido de Girona, Lleida y Tarragona. En cuanto a las comarcas, destaca más el Alt Camp, el Alt Empordà y el Alt Penedès y donde menos se encuentra es en Urgell, Vallès Occidental y Vallès Oriental.