La directora de cine pornográfico Erika Lust, en la presentación de su exposición erótica inmersiva en Barcelona

La directora de cine pornográfico Erika Lust, en la presentación de su exposición erótica inmersiva en Barcelona Gala Espín CRÓNICA GLOBAL

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Erika Lust inaugura su ‘casa erótica’ en Barcelona: “El mundo pornográfico es de los pocos donde la mujer tiene derecho a disfrutar”

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Porno que no da vergüenza reconocer que uno ha visto. Eso es lo que hace Erika Lust y lo que se puede ver en House of Erikalust, la exposición inmersiva que ha inaugurado en un lugar secreto de Barcelona y que, durante seis meses, tenderá la mano al visitante para acompañarle a los adentros de su propio mundo de fantasía, erotismo y sexualidad.

“Está pensado para experimentar el erotismo de otra manera: más activamente y en compañía”, explica la directora de cine para adultos a Crónica Global sobre este espacio que han producido la propia cineasta sueca junto a Layers of Reality y que abre sus puertas al público este viernes. Quiere reivindicar que “la sexualidad tiene un espacio en la cultura” como parte fundamental de la experiencia humana.

Paseando entre pantallas gigantes que proyectan algunas de sus películas, Lust también fantasea y aspira a que su propuesta artística, ahora desvirtualizada, empuje a “una conversación” social que considera muy “interesante y necesaria” sobre la sexualidad: “Muchas personas tienen tabús, estigmas, vergüenzas y miedos a la hora de hablar de fantasías, deseo y sexualidad”, reflexiona, aunque -prácticamente- todas esas mismas personas disfrutan del erotismo y el placer.

Lamenta que “se habla poco del porno”, pese a la gran presencia que tiene, especialmente desde su popularización en Internet, y que la mayor parte de veces que se debate sobre ello se haga desde “una posición muy demonizante, como si fuera malo en sí”. Lust, de hecho, defiende el papel “educativo” de la pornografía y expone su valor dentro de una sociedad machista como “uno de los pocos mundos donde la mujer tiene derecho a disfrutar”.

Una obra en tres actos

La experiencia en la casa de la lujuria se divide en tres actos, los mismos que el buen sexo. Nada más entrar, el visitante accede de lleno al mundo de Erika Lust y entiende en escasos segundos la perspectiva desde la que la directora enfoca la cámara ante lo que no deja de ser sexo. La anfitriona recibe a sus invitados con sus XConsessions, una serie de cortos donde Lust hace realidad las fantasías de decenas de personas que le han escrito para describírselas, con unos audiovisuales altamente sensoriales que nada tienen que ver con la sección fetichista de cualquier web de pornografía gratis.

La verdadera acción ocurre en la sala de realidad virtual. Gracias a unas gafas diseñadas para ello, es posible pasear por el interior de una casa e interactuar con algunos de sus objetos, después de elegir qué tipo de escenas se quieren ver: eróticas, de sexo explícito o una mezcla intermedia. Desde el dormitorio principal, con un telescopio, se alcanza a ver a los vecinos follando, el espejo empañado del baño aún refleja a un par que disfrutaron en la ducha y la biblioteca esconde algunos libros interesantes.

En el desenlace, Lust relaja las pulsaciones del invitado, que ya se ha involucrado en la experiencia, y le ofrece un ambiente envolvente, acogedor y más relajado, apetecible después del clímax. En una gran sala recubierta de pantallas, proyecta escenas sensuales de valor artístico, centrando la atención en los detalles, las gotas de sudor, los suspiros, la piel erizada y las pupilas dilatadas, bajo una luz tenue que invita a una conversación susurrada.

La conversación

Saliendo de la casa de Lust se escuchan comentarios sobre la “suavidad” de las imágenes vistas. “Es porno, pero de bajo voltaje”, considera un representante de una sociedad acostumbrada a masturbarse viendo violencia sexual en pantalla. Otra, en este mismo sentido, asegura haber “entendido qué es esto del porno feminista” y destaca el “deseo” que se percibe en las actrices y los actores que protagonizan las películas. La “conversación” a la que apuntaba Erika Lust ha comenzado.

Una sala de la exposición 'House of Erikalust'

Una sala de la exposición 'House of Erikalust' Gala Espín CRÓNICA GLOBAL

“No es algo exclusivo para el mundo pornográfico, la violencia hacia la mujer tiene un papel importante en nuestra sociedad”, sentencia la directora, quien confía en que la industria “está en transformación, aunque todavía está impregnada con unos valores que habitualmente son desafortunadamente sexistas y violentos hacia las mujeres”, algo que percibe como un espejo de la realidad.

Porno feminista

Erika Lust define sus creaciones como “cine indie de adultos”, y sobre la cuestión feminista explica que todo lo hace desde esta perspectiva porque ella lo es y su trabajo no puede distar de estos valores. “Para mí, significa que hay una participación de las mujeres en la creación de las imágenes y un pensamiento en cómo retratamos a las personas y sus sexualidades en la pantalla”, detalla sobre la “responsabilidad de los creadores” ante lo que considera que “se ha convertido en la principal forma de educación sexual para las masas”.

Orgullosa del equipo que trabaja en su productora asegura que es “una comunidad con personas muy distintas a las que habitualmente tienen el monopolio de hablar sobre sexualidad” y que es posible rodar pornografía “desde la inclusividad y la participación, en vez de la objetivización y el sexismo”.