A pesar de que los catalanes sientan que su lengua está amenazada, no es tan así. Cerca de diez millones de personas lo hablan en el mundo, por lo que este peligro de extinción suena dudoso.

En España hay muchas otras lenguas que son habladas por menos personas, no llegan ni al millón y se conocen mucho menos. No tienen ni el escaparate mediático, ni la formación en escuelas oficiales. Pero hay una cuyo peligro de desaparecer es más que evidente.

Una lengua entre dos

Hablamos del erromintxela, una lengua en grave peligro de extinción que mezcla el euskera y el caló, el idioma del pueblo gitano. Aunque cuenta con apenas unos cientos de hablantes, esta lengua es una pieza clave de la historia cultural del País Vasco, un testimonio de la convivencia entre dos comunidades que, a primera vista, podrían parecer completamente diferentes.

El erromintxela no es ni un idioma ni un dialecto en el sentido tradicional, sino un "pogadolecto", un término que describe la fusión de léxicos y estructuras gramaticales de dos lenguas distintas. En este caso, el romanó, la lengua del pueblo gitano, y el euskera, el idioma propio del País Vasco

Lo hablan pocas personas en España

Aunque hoy en día solo quedan alrededor de 500 personas lo hablan en toda España y un número similar en Francia, el erromintxela es un claro ejemplo de la capacidad de adaptación y fusión de culturas que ha tenido lugar a lo largo de los siglos. Su origen se remonta a más de 600 años, cuando los gitanos, tras su largo viaje desde el norte de la India, llegaron al País Vasco y comenzaron a asentarse, creando así este singular habla.

Más allá de ser una mera mezcla de palabras, el erromintxela refleja una convivencia cultural única. A lo largo de los siglos, los gitanos encontraron en el País Vasco un lugar donde asentarse y desarrollarse, y a medida que estas dos comunidades interactuaban, surgió esta lengua como resultado. 

¿De dónde viene?

El entorno geográfico, especialmente la naturaleza montañosa y aislada del País Vasco, ofreció a la comunidad gitana un refugio seguro donde pudieron establecerse. No obstante, esta interacción no fue solo lingüística, también impactó en la estructura social y en la vida cotidiana de ambos pueblos.

El portavoz de la asociación gitana Kale Dor Kayiko, Óscar Vizarraga, destaca la importancia del erromintxela como un ejemplo de mestizaje cultural. Apunta que el sánscrito ha influido tanto en el romaní como en algunos dialectos del euskera, lo que facilitó la creación de esta lengua mixta. 

No se enseña en las escuelas

Asimismo, resalta cómo esta mezcla cultural se refleja en las festividades, como la Fiesta de Caldereros de San Sebastián, donde la iconografía gitana desempeña un papel clave. De hecho, la interacción entre las dos comunidades fue tan profunda que incluso afectó la estructura familiar de los gitanos vascos, adoptando un sistema más matriarcal, algo casi inédito en otras comunidades gitanas.

Sin embargo, a pesar de su riqueza cultural, el erromintxela está en grave peligro de desaparecer. Según estudios recientes, la mayoría de los hablantes son personas mayores, y las nuevas generaciones están abandonando este idioma en favor del euskera o el castellano, más dominantes en el ámbito educativo y social. Este proceso ha llevado a que muchos hablantes de erromintxela prefieran "pasar desapercibidos", lo que complica los esfuerzos para documentar y proteger la lengua.

En la década de 1990, la Asociación Kale Dor Kayiko, en colaboración con la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Euskaltzaindia, emprendió un estudio pionero para investigar el erromintxela en las provincias de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. Aunque se logró confirmar la existencia de la lengua y recopilar datos valiosos, la investigación no ha tenido continuidad, dejando muchas preguntas sin respuesta. 

Vizarraga insiste en la necesidad de retomar los estudios antes de que sea demasiado tarde, advirtiendo que no registrar el erromintxela sería una inmensa pérdida cultural y lingüístic. Además, todavía no se ha explorado la posible presencia de hablantes en Navarra y el País Vasco francés (Iparralde), lo que podría ampliar el conocimiento sobre esta lengua única.

En busca de protección

A pesar de su importancia histórica y cultural, el erromintxela no cuenta con ninguna protección oficial. No está reconocido como un idioma, lo que lo deja en una situación de gran vulnerabilidad. Los hablantes, que ven esta lengua como una parte cotidiana de su vida más que como un tesoro lingüístico, no buscan atención mediática ni protagonismo. Sin embargo, su desaparición implicaría la pérdida de una parte significativa de la historia del pueblo gitano y del País Vasco.

La comunidad gitana y los expertos en lenguas están instando a las instituciones a que tomen medidas urgentes para preservar el erromintxela. Kale Dor Kayiko ha solicitado que se destinen fondos para continuar con la investigación y, eventualmente, implementar medidas para proteger la lengua y evitar su extinción. Para sus hablantes y expertos, proteger el erromintxela no solo es una cuestión de salvaguardar una lengua minoritaria, sino también de conservar un patrimonio cultural que refleja la rica historia de convivencia entre dos pueblos.

Noticias relacionadas