En Cataluña, desde hace décadas, el business de la vigilancia de obras en construcción ha estado controlado por un reducido grupo de empresas de seguridad sin licencia. Generalmente pseudosociedades, gestionadas por clanes familiares, que han transmitido la actividad de generación en generación.
Los recién llegados al sector los conocen como "los de la rueda" o "la carretilla", debido a la imagen de una rueda roja que aparece en los carteles de seguridad colocados en los perímetros de las obras.
Hasta hace poco, esos carteles plastificados eran un eficaz espantapájaros que mantenía alejados a ladrones y maleantes. Todos conocían el código y se respetaba. Sin embargo, algo ha cambiado, y en el último año los robos en las obras se han incrementado notablemente.
Debido a que los ladrones más jóvenes han empezado a vulnerar el honor de estos clanes, y a la falta de una empresa real de seguridad privada que ofrezca servicios de vigilancia, la situación ha empeorado considerablemente en los últimos meses.
Los robos al alza
Según el informe Barómetro del Crimen en la Construcción de BauWatch, una empresa pionera en la videovigilancia de proyectos de construcción mediante sistemas de inteligencia artificial, "7 de cada 10 trabajadores del sector de la construcción afirman que el índice de robos aumentó en 2023".
Concretamente, el informe señala que el "crimen oportunista" es la forma más común de delinquir en estos espacios (50%). Los ladrones buscan objetos fáciles de robar y revender, como combustible o cableado que han quedado a la vista. Suelen actuar sin mucha planificación y de una forma muy rápida, aprovechando el descuido de los demás.
Aunque existen organizaciones criminales, cada vez más especializadas, el grueso de los casos que han detectado siguen un patrón mucho más desorganizado.
Ladrones muy jóvenes y toxicómanos
Estos datos coinciden con la experiencia de un constructor del sur de Barcelona quien, bajo anonimato, relata que distintos grupúsculos de jóvenes ladrones, en su mayoría de origen marroquí y cercanos a la mayoría de edad, han comenzado a entrar en recintos vallados de la zona para robar cobre, aluminio y otros materiales. Esta delincuencia oportunista, desorganizada y neófita concuerda con lo señalado en el informe de BauWatch España.
Según las fuentes consultadas, muchos de estos ladrones ni siquiera conocen los códigos de honor que rigen a estos clanes familiares, donde el respeto y la omertá -la ley del silencio- se anteponen a cualquier otra norma. Otros, directamente, ignoran las reglas a pesar de conocerlas y señalan al de al lado.
En paralelo, las mismas voces aseguran que la situación se ha agravado con la aparición de toxicómanos que se cuelan para cometer estos robos oportunistas. Estos intrusos buscan materiales con una fácil salida en el mercado negro. El fin no es otro que el de obtener dinero para sus dosis. Aunque conocen el código, lo ignoran deliberadamente.
Décadas de total impunidad
Este informe de BauWatch España es el mismo que ha alzado la voz para denunciar que estas compañías fraudulentas llevan décadas operando con total impunidad en Cataluña. Incluso en obras públicas.
Una realidad que Sergio Sánchez, de ADN Sindical Seguridad y Servicios de Cataluña, lleva años denunciando. Según el portavoz del sindicato mayoritario de seguridad privada, estas supuestas sociedades dedicadas al mundo de la seguridad son, en realidad, organizaciones criminales que se lucran del intrusismo profesional y del miedo de sus víctimas. "Les amenazan con robarles todo el material", explica Sánchez.
De este modo, los constructores y jefes de obra entran en una especie de espiral del miedo y pueden tardar años, incluso décadas, en denunciar. Ahora, además, están empezando a tener problemas con los materiales sustraídos por culpa de estos grupos que no respetan las leyes no escritas de la vigilancia en las obras en Cataluña.