En julio de 2016, M.A.M. sufrió un latigazo cervical mientras conducía hacia su trabajo. Aunque en los primeros días ignoró las molestias, pronto los dolores de cabeza, los vértigos y la inestabilidad fueron intensificándose. Lo que no podía imaginar en ese momento es que, años después, iniciaría una larga y agotadora batalla judicial contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) para lograr el grado máximo de incapacidad laboral en España: la gran invalidez.

Con el tiempo, el dolor de M.A.M. fue en aumento, mientras su independencia se reducía drásticamente. Acompañado por su pareja y con la ayuda de un bastón para caminar, pasó cuatro años consultando a distintos especialistas, mientras se veía obligado a encadenar varias bajas médicas. Sin embargo, ningún médico lograba dar con el diagnóstico correcto.

Abril de 2017: el punto de inflexión

Su salud continuó deteriorándose hasta que, en abril de 2017, se vio forzado a solicitar su primera baja laboral, tras sufrir un mareo grave en el centro penitenciario donde trabajaba y otros dos episodios mientras conducía. "Empecé a tener problemas para mantenerme en pie y necesitaba ayuda para casi todo. Estaba atiborrado de pastillas para soportar el dolor", recuerda M.A.M. en declaraciones a Crónica Global.

Este patrón de visitas médicas constantes y bajas laborales se extendió hasta febrero de 2021. Ante la imposibilidad de retomar su vida profesional con normalidad, decidió iniciar los trámites para solicitar la incapacidad permanente absoluta, respaldado por el Instituto Catalán de Evaluaciones Médicas (ICAM).

Septiembre de 2021: le niegan la incapacidad

En septiembre de 2021, M.A.M. recibió la inesperada noticia: el INSS le denegaba la incapacidad permanente. A pesar de haber sido diagnosticado con el síndrome de Barre-Lieou —una rara enfermedad que provoca dolores de cabeza intensos, vértigos incapacitantes, náuseas e inestabilidad al caminar—, el informe de la Seguridad Social solo reconocía "vértigos benignos, inestabilidad y trastorno adaptativo".

A pesar de su estado, sin poder moverse ni conducir, M.A.M. fue obligado a reincorporarse a su trabajo. "Es un caso claro de incapacidad laboral, y es incomprensible cómo se le obligó a volver al trabajo en un puesto tan exigente, física y mentalmente, como una prisión", señala su abogada, Ámbar Zambrano, de Vosseler Abogados.

El retorno al trabajo no fue más que una pesadilla. El día de su regreso, compañeros de Brians 1 tuvieron que ayudarle a moverse por el centro penitenciario, incluso para ir al baño. "No sólo tardaron cuatro años en darme un diagnóstico, sino que además me forzaron a trabajar", lamenta M.A.M.

Diciembre de 2021: el intento de suicidio

Desesperado por su situación, solicitó un traslado a la prisión de Ponent (Lleida) para estar más cerca de casa, pero el Departamento de Justicia de la Generalitat se lo denegó. "No es que no quisiera ir a trabajar, es que no podía. Mi pareja salía temprano de casa y no tenía cómo llegar", explica.

Los sindicatos le aconsejaron quedarse en casa y acudir diariamente al Centro de Atención Primaria (CAP) para recoger partes médicos, pero esto no evitó que se le abrieran expedientes disciplinarios por ausencias laborales. El deterioro físico y psicológico de M.A.M. fue tan profundo que, en diciembre de 2021, intentó quitarse la vida.

Octubre de 2022: primera victoria judicial 

Mientras M.A.M. luchaba por superar sus problemas de salud, su abogada inició un nuevo proceso para conseguir la incapacidad permanente absoluta. Finalmente, en octubre de 2022, el Juzgado de lo Social número 1 de Lleida falló a su favor.

Sin embargo, el INSS recurrió la decisión, negando la gravedad de la invalidez física y psicológica de M.A.M. El caso se elevó al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que en 2023 ratificó la sentencia, poniendo fin a una dura lucha de años.

Ahora, en septiembre de 2024, un año más tarde, ha sido la propia Seguridad Social la que, por solicitud de la letrada, ha reconocido, "por fin", la gran invalidez de M.A.M. "Durante un año, al menos, me dejarán tranquilo", sentencia. 

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