El agua se ha cobrado la vida de más de 400 bañistas contabilizados en las playas y piscinas de España en lo que va de año. El último contabilizado, un alemán de 60 años víctima de oleaje en L'Escala (Girona) en una zona sin vigilancia hace 24 horas. Esta cifra que deja un verano "funesto", lamenta la comunidad dedicada a la seguridad acuática. Lo que no cambia es, a su vez, lo único a lo que amarrarse: la mayoría se pueden prevenir solo con educación y un cambio de chip.
Son muchas las recetas para reducir los riesgos, tantas como las causas que existen tras los ahogamientos. Y ante la inacción del Gobierno, al que se le afea que no haya promovido todavía un plan nacional, los expertos llaman a la responsabilidad individual: "De igual forma que no conduces si has tomado dos cervezas, ¿por qué te bañas si has bebido?".
Con el tráfico sí, con el agua no
Luis Miguel Pascual Gómez lanza esta pregunta estableciendo un paralelismo con los peligros del tráfico. El Responsable de Investigación en Ahogamiento y profesor de Salvamento Marítimo apuesta por seguir los pasos de la educación en seguridad vial, que hace varias décadas que se imparte en las escuelas y ha permitido reducir enormemente los accidentes en la carretera.
"Sin embargo, con los ahogamientos, el promedio sigue sin bajar", lamenta el también profesor de Salvamento Acuático. En los mismos términos se expresa Silvia Aranda García, doctora, profesora e investigadora en prevención del ahogamiento, que señala la "estacionalidad" como una de las barreras psicológicas que no motivan a las administraciones a dar el paso, porque "en invierno todo el mundo se olvida".
Más de medio millar de muertos
El programa www.ahogamiento.com promovido por los investigadores de @SosSegovia hace seguimiento de todos los episodios registrados en el litoral y piscinas del país. Además de las 406 muertes (la media anual es de medio millar), han sido 719 los incidentes producidos hasta el último día de agosto.
Cabe destacar que estas cifras no son oficiales, puesto que el recuento recae sobre equipos de investigadores y voluntarios concienciados con la seguridad en el agua, que utilizan las noticias publicadas por la prensa para contabilizar los casos. "Si ya una sola muerte debería escandalizar, se estima que los ahogamientos mortales son dos o tres veces más", explica la también experta en emergencias extrahospitalarias.
Sin cifras oficiales
Es precisamente la ausencia de una fuente de datos oficial la que no permite luchar contra lo que ambas voces coinciden en llamar "grave problema de salud pública". En este sentido, recuerdan que cada una de las comunidades autónomas tiene su propio criterio, y ponen ejemplos: un muerto por un ataque al corazón rescatado del agua se contabiliza como ahogado, mientras que un niño fallecido en una piscina privada que no trasciende en los medios nunca aparece en los registros.
Sobre la posibilidad de reducir los decesos en el agua a cero, Aranda reconoce que el factor accidental siempre va a existir, pero es tajante: "El 90% de las muertes se pueden evitar, estoy convencida".
Hombres y niños
De las 406 víctimas mortales hasta el 31 de agosto, el 82,51% son hombres y el 17,49%, mujeres. Sobre este punto, Pascual destaca el mal comportamiento de los varones en el agua. Estos asumen más riesgos: "Nos falta educación y formación para valorar los peligros del medio acuático, y nos sobra autoestima".
En cuanto a los menores fallecidos, estos son 34, a lo que Aranda recuerda que el ahogamiento es una de las principales causas de muerte de los más pequeños. En este caso, también se repite la tendencia de género: los niños ahogados son seis veces más que las niñas. Muchos de ellos acompañan a sus padres en las conductas de riesgo, agrega el investigador.
Las recetas para reducir los riesgos son muchas: escoger siempre playas vigiladas, nadar en paralelo a la arena y no hacia la línea de boyas, que las empresas de pádel surf y otras actividades provean a sus clientes de chaleco salvavidas, verificar las condiciones meteorológicas antes de una expedición, llevar un elemento flotante de color chillón que permita al socorrista seguirnos la pista y a lo que nos podamos agarrar, colocar una valla que no permita ser trepada ni abierta por un niño alrededor de la piscina...
En definitiva, dejar de reconocer el agua tan solo como una forma de divertimento y tenerle en cuenta los riesgos.
Sin políticas públicas
Además de las 500 muertes anuales de media, el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene contabilizadas unas 600 hospitalizaciones al año. Todo ello obliga a los servicios de emergencias a acometer decenas de miles de rescates en 365 días.
Ante este panorama, ponen el grito en el cielo ante la ausencia de una acción coordinada del Gobierno y el resto de administraciones para tratar de remediarlo. De hecho, creen que "algunos aspectos" como la formación de los socorristas y el "caos normativo" no hacen más que "agravarlo". Algo que desde @SosSegovia hicieron constar en una carta dirigida al presidente Pedro Sánchez para elaborar un Plan Nacional de Prevención del Ahogamiento, sin que nada haya cambiado desde entonces, 2019.
Y el grupo de investigadores va más allá: "España, situada en el primer lugar del mundo en el turismo y particularmente en el de sol y playa, debería ser también el número uno mundial en cuanto a la calidad y eficacia de los operativos de Socorrismo".