Una mujer con obesidad / EP

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Vida

Obesidad juvenil, la epidemia silenciosa: “Es preocupante ver que muchos padres no perciben correctamente el peso de sus hijos”

El 40% de progenitores de niños con obesidad y el 90% de aquellos con descendientes con sobrepeso consideran que estos tiene un peso adecuado

25 julio, 2024 00:00

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La obesidad juvenil se ha convertido en la epidemia silenciosa de Europa. Estudios recientes estiman que el 23% de los jóvenes españoles sufre sobrepeso y el 8% padece obesidad.  Estas cifras, considera el neuropediatra Manuel Antonio Fernández, deberían ser una llamada de atención urgente. "Tendrían que alarmarnos de forma descomunal, pero me temo que nos hemos acostumbrado a estos números escandalosos".

Los principales factores detrás de esta tendencia, afirma este profesional, podrían resumirse en un conjunto de malos hábitos relacionados con un estilo de vida sedentario, la cultura social de la inmediatez, el aumento del uso de dispositivos electrónicos y una falta de cultura de la alimentación saludable.

Pérdida de hábitos alimenticios y predominio de los alimentos ultraprocesados

El doctor Fernández destaca que, a pesar de los factores metabólicos individuales, el peso corporal depende en gran medida del equilibrio entre las calorías ingeridas y las gastadas. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha observado una falta de transmisión de hábitos alimenticios saludables de una generación a otra.

"La falta de tiempo compartido en familia y los cambios en el mercado laboral han contribuido a esta desconexión", lamenta. Estos cambios no solo afectan al peso, sino que también están relacionados con una dieta pobre en calidad, dominada por alimentos ultraprocesados y rápidos.

Un bodegón de carne y verduras con salsa

Un bodegón de carne y verduras con salsa EFE

Migrañas, problemas digestivos e infertilidad

Las consecuencias de la obesidad en adolescentes son graves tanto a corto como a largo plazo. "A corto plazo, vemos problemas digestivos, articulares y neurológicos; a largo plazo, el riesgo cardiovascular aumenta, junto con alteraciones en tiroides, páncreas y hormonas sexuales, tanto en hombres como mujeres, algo que puede conllevar una mayor infertilidad", advierte el doctor Fernández.

Además, añade el neuropediatra, la obesidad está asociada con un aumento en la incidencia de migrañas, reflujo gastroesofágico, y diversas enfermedades articulares. Tampoco hay que perder de vista los riesgos de hipertensión, infartos e ictus, así como un mayor índice de ciertos tipos de cáncer. “Es como para pensárselo”, alerta.

Hábitos perjudiciales en los jóvenes

La adopción de malos hábitos alimenticios desde una edad temprana tiene repercusiones duraderas. “Nuestras células tienen memoria”, sostiene el doctor Fernández. “Según las trates durante las primeras décadas de la vida, así se comportarán ellas en las siguientes”, confirma. Además, indica, ya hay estudios que muestran de forma clara las influencias en las células del sistema reproductor, condicionando, de esta forma, la predisposición de las siguientes generaciones.

“Todo lo que sea alejarse de las características cualitativas y cuantitativas de la famosa, pero poco apreciada, dieta mediterránea, sólo juega en nuestra contra”. Por ello, no recomienda un excesivo consumo de comidas rápidas, alimentos ultraprocesados y grasas e hidratos de carbono. Otro factor que aumenta exponencialmente el riesgo de padecer obesidad es el consumo de alcohol.

Una mini jarra de cerveza

Una mini jarra de cerveza PEXELS

Falta de juego al aire libre y horas de sueño de calidad

Más allá de los malos hábitos y de la dieta poco equilibrada, un aspecto que ha marcado el aumento de la obesidad juvenil es la reducción drástica de la actividad física. Hace décadas, era común ver a niños jugando al aire libre. Jugar al fútbol o salir en bicicleta resultaba mucho más sencillo entonces. “Hoy, los espacios están híper acotados y son, por supuesto, insuficientes”, señala el doctor Fernández. “Las ciudades, en su desarrollo arquitectónico, tampoco han ayudado a ello, así como el gran crecimiento del parque automovilístico que hemos vivido en estos periodos”, sostiene.

En cuanto al uso de dispositivos, Fernández corrobora que el uso excesivo de pantallas genera falta de sueño, algo que se traduce en estrés y ansiedad, lo que lleva a compensar con comida. A su vez, “la obesidad dificulta un sueño de calidad, creando un círculo vicioso”, explica.

Percepción errónea del peso

Aunque hay factores metabólicos heredados, la mayoría de los casos de obesidad juvenil se deben a malos hábitos aprendidos en casa. “Es preocupante ver que muchos padres no perciben correctamente el peso de sus hijos”, dice el doctor, refiriéndose a estudios que muestran que el 40% de padres de niños con obesidad y el 90% de padres con niños con sobrepeso consideran que sus hijos tienen un peso adecuado. La experiencia como pediatra le ha llevado a comprobar la certeza de estos datos infinidad de veces. Hace años, cuando trabajaba como pediatra en la sanidad pública, tuvo como paciente a una chica de unos 13 años con una obesidad significativa (alrededor de los 85-95kg).

Una visita al especialista es vital para un buen diagnóstico

Una visita al especialista es vital para un buen diagnóstico EUROPA PRESS

Pese a que dio a la madre de la menor todas las indicaciones necesarias para corregir la obesidad, no había forma de mejorar la situación. Un día, desesperado, se sentó con la madre para hablar del problema. “Ella me aseguraba que estaba siguiendo todas las indicaciones, actividad física, comida sana… pero dijo una frase que hizo que me derrumbara: 'Yo no sé qué más podemos hacer, doctor, si hasta las pizzas se las hago de verduras'”.

Hemos perdido la noción de aspectos básicos de la salud y la alimentación; nos hemos dejado llevar por lo que el entorno establece como norma, olvidando las consecuencias”, mantiene. 

En resumen, la obesidad juvenil en Europa es un problema multifacético que requiere una acción inmediata y conjunta de familias y Administraciones. La clave está en recuperar hábitos saludables, fomentar la actividad física y mejorar la educación alimentaria desde temprana edad. “Es hora de recuperar nuestra cultura de la alimentación saludable y el bienestar físico”, concluye.