Las médicos forenses propuestas por la defensa de Brian Raimundo C. M., acusado de violar e intentar asesinar a una menor de edad en Igualada (Barcelona) la madrugada del 1 de noviembre de 2021, han asegurado este jueves frente al tribunal que cuando le realizaron la exploración psicopatológica en prisión el procesado tenía las capacidades cognitivas y volitivas “plenamente conservadas”.
La declaración se ha vuelto en contra de la defensa, pues las facultativas han expuesto que cuando la defensa les encomendó que realizaran un informe forense no disponían de información sobre los hechos concretos que había cometido Brian Raimundo C. M.. Hasta ahora. Las peritos han asegurado que, tras enterarse de los hechos por la prensa, sólo pueden afirmar que “en el momento de la exploración sus capacidades estaban plenamente conservadas y era plenamente consciente” de lo que había hecho.
Incapaz de sentir empatía
Además, han añadido que “no hay ningún dato” que pueda inferir que el día de los hechos o en otra fecha, el acusado, que se enfrenta a 45 años de cárcel, tuviese las capacidades alteradas. Su contundente declaración ha provocado que la defensa, que ejerce el letrado Gerard Negrell, finalizara el interrogatorio a los pocos minutos de comenzar.
Por otro lado, en la misma sesión, el agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de Mossos d’Esquadra que se encargó de elaborar un informe pericial sobre el perfil criminógeno del procesado, lo ha descrito como una persona que no siente “empatía” hacia la víctima. Así se desprende también de su actitud impertérrita durante la vista oral.
Le provocó lesiones mortales
El experto, especializado en conductas y comportamientos violentos que tienen una repetición, ha asegurado frente al tribunal que, a lo largo de su extensa carrera, nunca se había encontrado con unas lesiones tan graves en una víctima. Unas heridas que causan "una muerte inmediata o a las pocas horas", según los médicos que la atendieron y que "son más frecuentes en la sala de autopsias que en la consulta".
Estas graves lesiones denotan que la violencia que ejerció sobre la chica fue “expresiva”, ha explicado el perito, es decir, mayor a la que se requeriría para reducir a una víctima. “En este caso sobrepasa la barrera de lo justo y necesario para vencer una resistencia”. Su objetivo, más allá de la satisfacción sexual, fue causar en la víctima “un mal, una vejación y mucho dolor”.
La sangre fría del acusado
La sangre fría con la que actuó se evidencia en los momentos previos a la agresión. Calculó el riesgo. Eligió a una víctima “vulnerable” por su complexión física, su edad (sólo tenía 16 años), que estaba sola y en un sitio aislado y oscuro. Las cámaras lo captaron caminando con decisión tras ella, primero, y corriendo para alcanzarla después. “Las acciones que se ven en los vídeos no son aleatorias: la hora y el lugar eran perfectos, impedía que se viera lo que estaba pasando ahí”, precisó el mosso. Además, en el lugar en el que la asaltó un foco hacía un efecto “pantalla”, que impedía que la víctima fuese visible “a ojos de nadie”.
También durante la agresión sexual, en la que actuó con una violencia atroz. Sólo las tres lesiones que le causó en la cabeza eran mortales de manera individual. Juntas, tenían “un efecto sumativo de riesgo de muerte inminente”, explicaron los médicos. También el resto de heridas que presentaba en su cuerpo, por las que ha tenido que ser intervenida hasta en 10 ocasiones y que le han dejado secuelas irreversibles que derivan en un cuadro de estrés postraumático grave.
Que la víctima siga con vida, un milagro
Y, por último, en la forma en la que la abandonó: desnuda pese a las bajas temperaturas, mientras se desangraba. Los facultativos que la atendieron consideran que es “un milagro” que la chica sobreviviese. Si un camionero no la hubiese encontrado de manera fortuita y la hubiese cubierto con su chaqueta mientras llamaba a Emergencias, la posibilidad de fallecimiento hubiese sido de “un 100%”. Y el agresor lo sabía.
Así lo considera el agente de la UCAS, que ha subrayado su “falta de empatía”. En el caso de otros agresores, “cuando la parte emocional baja tras la violación, pueden hacer conductas de restauración como alertar a alguien o incluso efectuar un falso aviso”. En su caso, Brian Raimundo C. M., no hizo nada. Se fue paseando tranquilamente e, incluso, en su trayecto pasó por delante de una comisaría de Mossos d'Esquadra. A los pocos días, además, buscó en su teléfono "chica violada Igualada" y leyó dos noticias sobre el suceso. “Nos indica que no hay conducta de arrepentimiento”.
Un delincuente sexual homicida
El perfil criminológico de Brian Raimundo C. M. sufrió un cambio. Pasó de ejercer violencia sobre las mujeres de su entorno -su hermana, a la que violó con siete años y sus parejas- a hacerlo con una víctima que no conocía de nada y con un resultado que sabía que podía causarle la muerte. Por eso, los Mossos d’Esquadra consideran que, de no haberlo encontrado, se habría convertido en un delincuente sexual homicida.
Por su parte, la defensa, consciente de las pruebas -algunas de ellas irrefutables- pide que se le apliquen dos eximentes incompletos (o atenuantes) para intentar rebajar la pena a la que se enfrenta: 45 años de prisión -15 por la agresión sexual y 30 por el asesinato en grado de tentativa-.
La primera de ellas se basa en que sufre una “alteración física” que le imposibilita ser consciente de sus actos, un hecho que no ha quedado acreditado durante el juicio, ni siquiera por los peritos de parte. La segunda porque, según él, estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas hasta el punto de haberse quedado en un estado de semiinconsciencia, incompatible a todas luces con las imágenes que lo muestran caminando con seguridad hacia la víctima hasta darle alcance.