Ni arrepentimiento ni empatía. Esta es la conclusión a la que ha llegado el agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de Mossos d’Esquadra encargado de elaborar el informe pericial sobre el perfil criminógeno de Brian Raimundo C. M., acusado de violar y dejar al borde de la muerte a una menor de 16 años en Igualada (Barcelona) durante la madrugada del 1 de noviembre de 2021.
El experto, que está especializado en homicidios y agresiones sexuales, en concreto en conductas o comportamientos violentos que tengan una repetición, ha asegurado ante el tribunal de la Sección 10 de la Audiencia de Barcelona que, a lo largo de su extensa carrera, nunca se había encontrado con unas lesiones tan graves en una víctima. La brutal violencia que ejerció sobre la adolescente fue “expresiva”, es decir, no lo hizo para salvar una resistencia, sino para causar “un mal, una vejación y mucho dolor”.
La luz creaba un efecto pantalla
No sólo lo hizo durante la violación, en la que le infligió lesiones que le han causado secuelas irreparables y que afectan a todos los ámbitos de su vida, según han precisado este jueves las psicólogas forenses que la atendieron, sino también en los momentos inmediatamente posteriores.
La abandonó mientras se desangraba, desnuda y en una noche con una sensación térmica muy baja, menor a los 10ºC. Además de ser un lugar apartado, en la parte trasera de unas naves industriales del polígono de Les Comes, el perito ha precisado que durante la reconstrucción de los hechos que realizaron durante la madrugada del día 14 de ese mismo mes se dieron cuenta de que, por la posición de un foco, “la luz creaba un efecto pantalla” que hacía que la víctima no fuese visible a ojos de nadie que pudiese pasar por la calle principal.
Eligió a una víctima vulnerable
En términos de agresión, ha añadido, eligió a una víctima vulnerable, de tan solo 16 años y de menor complexión que la suya. En estudios con más de 1.600 casos, los expertos han determinado que quienes asaltan a mujeres desconocidas en escenarios públicos acostumbran a elegir a jóvenes de 18 años o menos edad hasta los 25 años “y que tienen esta fragilidad de moverse en solitario en el espacio”.
En este caso concreto, ha analizado el perito, las acciones que hizo en los momentos previos “no fueron aleatorias: la hora y el lugar elegidos eran perfectos, porque impedían que se viera lo que estaba pasando ahí, y la víctima era joven y estaba completamente sola”.
No buscaba satisfacción sexual, sino causar daño
Asimismo, el mosso ha expresado que con sus actos no buscaba una satisfacción sexual, sino que fue más allá, haciendo el mayor daño posible a la chica, lo que denota un “rasgo psicopático”, común entre agresores sexuales violentos con víctima desconocida.
El experto ha analizado que hubo una escalada de violencia en su conducta criminal. Pasó de atacar a mujeres de su entorno más cercano a asaltar a una víctima desconocida. Primero violó a su propia hermana, de 7 años, durante unas vacaciones familiares cuando él tenía 16 años. Posteriormente, figuran dos agresiones más: una a una expareja y otra a la que era su novia en el momento de los hechos. Su última víctima fue la menor de Igualada, a la que atacó con una violencia desmedida, lo que hizo temer a los investigadores que volviese a actuar.
Un delincuente sexual homicida
En este caso en concreto, además, causó lesiones que podrían derivar en la muerte de la chica, por lo que consideran que, de no haberlo detenido, podría haberse convertido en un delincuente sexual homicida.
Así lo valoran porque "no hizo nada por socorrerla". De hecho, en los días posteriores consultó el caso a través de las redes sociales. "No es una conducta empática, un rasgo de los agresores violentos con víctima desconocida, que tienden a reincidir". De hecho, según los estudios vigentes, el 70% volverán a actuar.
Por eso, y a diferencia de otros agresores sexuales que tras la violación muestran una voluntad de restauración, aunque sea realizando “una alerta falsa o avisando a alguien”, los investigadores concluyen que Brian Raimundo C. M. “no tuvo una conducta de arrepentimiento ni hizo actos reparadores”. “La dejó en estado de absoluta fragilidad. Las acciones posagresión fueron para ampliar el sufrimiento de la víctima”.
El consumo de drogas no es determinante
El abogado que ejerce la acusación particular, en representación de la familia de la víctima, Jorge Albertini, ha preguntado al perito si el objetivo del brutal ataque perseguía la muerte de la joven. “Como mínimo comportaba un aumento del daño y del dolor de la víctima”, hasta el punto, ha precisado, de que pudiese derivar en su fallecimiento.
La defensa del acusado, que ejerce el abogado Gerard Negrell, ha intentado convencer al tribunal de que el procesado es impulsivo, agresivo porque tiene “dificultades para contenerse” y por el consumo de sustancias. Sin embargo, el mosso ha argumentado que, si bien estos factores pueden ser facilitadores, no son determinantes. Tampoco, ha aclarado, que el acusado hubiese sufrido abusos o maltrato en la infancia.
Por todo ello tanto la fiscalía como las acusaciones solicitan para Brian Raimundo C. M. 45 años de prisión -15 por el delito de agresión sexual y 30 por un asesinato en grado de tentativa-, además de 10 de libertad vigilada y 260.000 euros de indemnización a la víctima.