En ocho meses, un único entramado criminal ha protagonizado hasta 19 desembarcos de hachís en la costa catalana. Este conglomerado ha trasportado en 2024 más toneladas de droga que el total que se incautó en todos los operativos policiales del año anterior. Las cifras hablan por sí solas y los Mossos d’Esquadra lo corroboran: Cataluña se ha convertido en un lugar "muy atractivo" paras las mafias que se dedican a introducir elevadas cantidades de hachís por vía marítima.
La ruta del Mediterráneo, como se conoce al periplo que hacen las narcolanchas desde Marruecos al litoral catalán, "ha vuelto". Y lo ha hecho con más fuerza que en el pasado, cuando a principios de siglo, Cataluña ya se convirtió en uno de los principales puntos de entrada de toda esta droga. "Nunca antes habíamos visto la infraestructura que presentan las organizaciones actuales", reconoce el inspector Toni Salleras, jefe del Área Central contra el Crimen Organizado de la policía catalana.
La presión en el Estrecho
Este cambio en el paradigma delincuencial en Cataluña se debe, en buena parte, a la presión ejercida por las fuerzas de seguridad en el sur de la península. La inyección de más efectivos policiales en la costa de Andalucía ha empujado a estas organizaciones criminales a redirigir sus operaciones hacia el litoral catalán. De este modo, el número de incautaciones, operativos y detenidos relacionados con las mafias del hachís se han multiplicado exponencialmente en el último año.
Así, 2023 ha sido testigo del decomiso de 17,5 toneladas de esta droga, lo que representa un incremento del 134,8% respecto a 2022, cuando se incautaron 7,5 toneladas. Cifras que afianzan a esta región como la puerta de entrada del hachís que se fuma en Europa. Una tendencia que sigue al alza en 2024. Y es que sólo hasta junio de este año, la cantidad de hachís decomisada ya supera la totalidad intervenida el año pasado.
Uno de los decomisos más significativos de 2023 tuvo lugar en febrero en el puerto de Mataró (Barcelona), donde se decomisaron 5,5 toneladas de droga tras un desembarco frustrado. En esta operación, los Mossos d'Esquadra lograron detener a 15 personas. Este año, la policía catalana ya ha intervenido más de 18 toneladas de hachís, y en un solo operativo se han detenido a más de 40 personas.
Huerto de marihuana y puerto del hachís
Cataluña, debido a su ubicación estratégica y sus muchos kilómetros de costa, ha pasado de ser un territorio de paso a convertirse en la sede de muchas organizaciones dedicadas al tráfico de hachís. Los Mossos reconocen que la situación "es preocupante" y que se suma al problema que arrastra el territorio con los entramados que cultivan y venden marihuana.
No obstante, mientras que las mafias de la marihuana cultivan la droga en la misma región, los entramados dedicados al hachís tan sólo utilizan Cataluña como lugar de almacenaje y puerta de entrada, ya que el principal productor mundial es Marruecos. Desde el norte de África, los narcos viajan en embarcaciones semirrígidas hasta la costa catalana, donde desembarcan el hachís, que termina en almacenes hasta que se traslada a los países de Europa donde se vende al consumidor final.
Según datos proporcionados por la policía autonómica, el 70% del hachís intervenido en Cataluña entra por la vía marítima a través de calas, playas, lechos de ríos, canales e infraestructuras portuarias. El 30% restante entra por carretera mediante vehículos de gran potencia, transporte de mercancías y paquetería postal. En este sentido, durante 2023 se registraron 13 desembarcos en las costas catalanas, en comparación con los cuatro del 2022.
El 'business' del hachís en Cataluña
El incremento de las actividades relacionadas con el tráfico de hachís ha venido acompañado de la instalación de infraestructuras específicas: como astilleros y almacenes para las narcolanchas. Las redes criminales dedicadas a esta droga se destacan por la incorporación de personal especializado y cualificado, por sus conexiones con otras redes dedicadas al tráfico de marihuana y cocaína, y por la implicación de la población local.
De hecho, cada vez es más habitual que individuos que nunca antes habían estado vinculados al hampa descubran en el tráfico de hachís un nuevo filón. Así, son muchos aquellos que se han sumado al business del narcotráfico y, aunque no se dediquen a la introducción de la mercancía, hay aquellos que facilitan el alquiler de locales para almacenar la droga o proporcionan combustible en alta mar.
Más detenidos, más violencia
Esta realidad también implica un aumento de las detenciones. Así, en 2023, se llevó a cabo la detención de 1.339 personas, un aumento del 24% respecto al año anterior. Este año, hasta junio de 2024, se han detenido a 468 personas, lo que ya supone un 8% más que en el mismo periodo del año anterior.
Además, a lo largo del año pasado se desmantelaron 22 redes criminales que introducían hachís en Cataluña, dirigidas tanto al mercado internacional como al consumo nacional. Un aumento de más del 50% en relación con las 10 organizaciones descabezadas en 2022.
La presencia de todos estos grupos en un mismo territorio ha supuesto, a su vez, un incremento de los incidentes violentos relacionados con el tráfico de esta sustancia estupefaciente. Si en 2022 se registraron seis acciones violentas relacionadas con las mafias del hachís, incluyendo narcoasaltos en domicilios y vehículos en tránsito, en 2023 estos incidentes ascendieron a 15 y en el 66% de los casos se utilizaron armas de fuego. Estos asaltos incluyen: ocho narcoasaltos, tres homicidios, un homicidio por imprudencia, un intento de asesinato y varias agresiones y amenazas.
Así, la creciente actividad delictiva y el sofisticado aparato logístico desplegado por las redes del hachís en Cataluña representan un desafío significativo para las fuerzas de seguridad. El esfuerzo coordinado de los Mossos d'Esquadra y los otros cuerpos policiales es crucial para frenar esta preocupante tendencia y la llegada de grupos criminales que, huyendo de la presión del sur, han desembarcado en el litoral catalán arrasando con todo.