El bullicio en la plaza de la biblioteca de Salt (Girona) aquella tarde del 5 de mayo de 2022 era inusual. A plena luz del día, un grupo de jóvenes armados con cuchillos, palos de hockey y pistolas tasers, encabezados por el fallecido Amadou F. Balde, se preparaban para una nueva confrontación. Se dirigían a Pineda de Mar (Barcelona), aparentemente para resolver una supuesta deuda de dinero con Mohammadou Sussohore.
Esta contienda se arrastraba desde hacía varios días, después de que el grupo de Salt agrediera "sin motivo alguno" a Mohammadou Sussohore, la tarde del 3 de mayo. Riña que fue grabada en video y publicada en redes sociales.
Versiones contradictorias
La fiscalía, en su escrito, pinta un cuadro siniestro: ambos grupos habían planeado minuciosamente una reyerta violenta, con un arsenal considerable y un claro deseo de causar daño. Sin embargo, Álvaro Machado, el abogado de Samba Balde, uno de los acusados del grupo de Pineda, presenta una narrativa muy diferente, poniendo en duda la versión de la fiscalía y las acusaciones particulares.
Según Machado, del bufete de abogados Vosseler, el grupo de Salt atacó a Mohammadou Sussohore, Samba Balde y a otros dos amigos de forma sorpresiva, cuando ninguno de ellos, a excepción de Balde, portaba armas encima. Asimismo, la agresión del día 3 de mayo es, según el letrado, "una clara evidencia de la animadversión y el deseo de venganza del grupo de Salt, desvirtuando cualquier alegato de resolución pacífica de una deuda".
Una única puñalada
De este modo, el día de la tragedia, Sussohore, Balde y el resto de sus amigos se encontraban en cerca del Centro Cívico de Joves Can Jalpi de Pineda de Mar, cuando fueron sorprendidos por Amadou F. Balde –el fallecido— y los otros miembros del grupo de Salt, que se trasladaron expresamente para agredir a Sussohore y al resto de sus amigos. Así, el enfrentamiento comenzó con una discusión acalorada, que rápidamente escaló a violencia física.
Los jóvenes de Pineda no iban armados. El único que escondía una navaja multiusos era Samba Balde, una figura clave en el desarrollo de los acontecimientos. En un intento de vestir los hechos de cierto contexto, el abogado detalla que Balde es un joven de 19 años "con una discapacidad psíquica diagnosticada del 34% y con una capacidad limitada para manejar el estrés y los estímulos de una situación tan extrema como la que se estaba viviendo".
Bajo esta premisa, Machado relata que Balde, en el caos de la pelea y mientras intentaba defender a un amigo suyo --que yacía en el suelo recibiendo golpes y puñaladas--, reaccionó instintivamente, y, para protegerse, empuñó una navaja, "alcanzando accidentalmente a Amadou F. Balde en el pecho". La única puñalada resultó fatal.
El acusado colaboró con la investigación
A pesar de lo que argumenta la Fiscalía, que exige 15 años de prisión por un presunto delito de homicidio, Machado insiste que "la acción descrita fue realizada sin intencionalidad alguna, siendo imposible, para Samba Balde, otra reacción que no fuera defenderse y evitar ser apuñalado por la persona que le iba a agredir desde un ángulo de superioridad". Una reacción, asegura, "cegada por el miedo y la necesidad de protegerse en una situación desesperada".
Horas después de los hechos, quien recibió dicha cuchillada, Amadou F. Balde --del grupo de Salt y primo lejano de quien lo apuñaló--, falleció como consecuencia de esa única puñalada.
¿Homicidio u homicidio imprudente?
Después del incidente, Samba Balde no intentó ocultar su participación. Más bien todo lo contrario, colaboró con las autoridades, proporcionando información crucial sobre los hechos e indicando la localización del arma homicida.
Su conducta, según su defensa, "reflejaba un acto de autodefensa en medio de una agresión desmesurada y, en ningún caso, un homicidio premeditado". Por todo ello, el letrado considera que los hechos descritos constituyen un delito de homicidio imprudente.
El abogado esgrime varias atenuantes
Asimismo, según Álvaro Machado concurren varias circunstancias modificativas de su responsabilidad, considerando la existencia de varias atenuantes. Es decir, se contemplan varios factores que deben reducir, a su parecer, la pena que debe imponerse a Samba Balda.
Según ha podido saber Crónica Global, el letrado propone la atenuante muy cualificada de confesión y colaboración --extremo que comparte con el ministerio fiscal--, además de otras eximentes que tienen que ver con la legítima defensa, al entender que fue una respuesta "instintiva" para "salvar su vida y la de su amigo"; el miedo insuperable, ante la situación de estrés que se estaba viviendo; y la que tiene que ver con alteración psíquica, quedando constatado que el principal acusado padece una discapacidad del 34%.
Con todo, las discrepancias entre la fiscalía y la defensa han marcado la instrucción de este caso que, el próximo lunes 17 de junio, se juzgará en la sala de jurado de la Audiencia Provincial de Barcelona.