Dos reclusas en tercer grado, ambas cumpliendo condena en un piso penitenciario asociado a la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona), volvían el pasado sábado por la noche de tomar varias copas de más. Eran alrededor de las 3.20, por lo que su presencia, mientras circulaban por la calle Pere Martell, despertó la curiosidad de una patrulla de la Guardia Urbana de Tarragona.
Los agentes observaron que la conductora viajaba sin el cinturón de seguridad, motivo por el cual le indicaron que se detuviese de inmediato. Sin embargo, a pesar de las señales luminosas, la joven hizo caso omiso y aceleró, dejando a sus espaldas a los dos policías.
La copiloto saltó del coche en marcha
Fue entonces cuando la reclusa, de tan solo 21 años, inició una huida a toda velocidad por las calles del centro de Tarragona y del barrio de Ponent. La conductora logró superar hasta cinco o seis calles mientras que el vehículo de la policía local le iba pisando los talones. A pesar de producirse a altas horas de la madrugada, la persecución obligó a otros turismos y peatones a apartarse o detenerse de forma brusca para evitar colisionar con la fugitiva o el coche patrulla.
Durante la huida, la copiloto –otra reclusa, de 26 años, en tercer grado– le pidió en reiteradas ocasiones a su compañera que detuviera el coche y atendiera al requerimiento de los agentes. Súplica que la conductora ignoró, provocando que la joven, desesperada, decidiera saltar del auto en marcha para no verse implicada en el delito.
Según ha podido saber Crónica Global, la copiloto tuvo que ser trasladada al Hospital Joan XXIII de Tarragona donde constataron que, a pesar de los golpes, las heridas sufridas no revestían de mayor gravedad.
La joven quiso huir a pie
Por su lado, la conductora prosiguió con su huida como si nada, conduciendo a gran velocidad por las calles que cruzan el casco antiguo de Tarragona hasta cruzar el río Francolí. Sin embargo, la suerte de esta reclusa terminó a la altura de la calle Riu Onyar cuando se dio de bruces contra otro vehículo de la Guardia Urbana.
Al verse acorralada, la joven frenó de golpe y saltó del coche con el objetivo de seguir su huida a pie. Los agentes corrieron tras ella y la interceptaron a escasos metros de donde había abandonado el vehículo. A pesar de la resistencia que ofreció, finalmente, los policías pudieron reducirla y detenerla.
Acusada de múltiples delitos
Ante las evidencias de que la mujer se encontraba afectada por la ingesta de bebidas alcohólicas, los agentes procedieron a realizarle la prueba de alcoholemia, que dio un resultado positivo de 0,66 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado. Tasa que ya se considera un delito de conducción bajo los efectos del alcohol, por encima de la infracción administrativa, que engloba los resultados obtenidos entre 0,25mg/l hasta los 0,60mg/l.
Asimismo, las primeras comprobaciones también permitieron constatar que la joven reclusa conducía sin carnet. De hecho, nunca había llegado a sacarse el correspondiente permiso. Por todo ello, la conductora quedó detenida por los policías acusada de los delitos de conducción bajo los efectos del alcohol, conducción temeraria, conducción sin haber obtenido nunca el permiso y resistencia a los agentes de la autoridad.
Las dos vivían en un piso de la Floresta
Mas tarde, cuando los agentes pudieron tomarle declaración a la acompañante, también añadieron el delito de detención ilegal en su atestado. Los policías consideraron, a raíz del relato de la reclusa herida, que la detenida había retenido –con la peligrosa huida– a la copiloto a pesar de que esta le insistió para que depusiera su actitud y se entregara.
Ambas mujeres, de 21 y 26 años, estaban cumpliendo distintas condenas en la prisión tarraconense de Mas d’Enric. No obstante, ya habían conseguido el tercer grado y estaban finalizando la pena impuesta en un piso del barrio de la Floresta de Tarragona asociado con dicho centro penitenciario. Según fuentes conocedoras del caso, las mujeres pueden hacer vida relativamente normal, pero deben pasar parte de sus movimientos y hacer noche, de forma obligada, en el inmueble en cuestión.
A pesar de que se desconocen los motivos por los que ambas están cumpliendo condena, esta redacción ha podido constatar que las dos jóvenes acumulan varios antecedentes. Según las fuentes consultadas, la copiloto saltó del vehículo en marcha para desvincularse de la huida que emprendió su compañera. La mujer entendió que permanecer en el vehículo podría acarrearle muchos problemas, perjudicando, incluso, su tercer grado penitenciario.
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