Estos son los mejores lugares de España para tirarse en paracaídas: dos están en Cataluña

Tirarse en paracaídas es una experiencia única. La sensación de caer al vacío y en el último momento sentir el tirón que te eleva de nuevo y rescata de un trágico final.

Esta sensación, cargada de adrenalina, se ha vuelto de lo más deseada entre los amantes de las aventuras extremas. Estas personas buscan la empresa de fiar y, sobre todo, el mejor lugar para tirarse desde un avión. Y si, además, ofrece unas vistas increíbles, todo se vuelve redondo.

Requisitos para tirarse en paracaídas 

Cada vez más españoles se animan a probar este tipo de experiencias. De hecho, en el último año, la demanda de saltos en paracaídas ha aumentado según empresas del sector. Eso sí, antes se debe tener en cuenta qué hacer.

No se preocupen, no se necesita ningún tipo de curso previo ni experiencia para realizar un salto. Uno de los pocos requisitos es pesar más de 30 kilos y menos de 100 y tener más de 18 años o si uno es menor, contar con una autorización paterna firmada.

¿Primera vez en paracaídas? 

Para aquellos que quieren tirarse así de golpe, frenar las expectativas. Las primeras veces, los saltos se hacen en tándem, atado literalmente con un doble arnés a un instructor que será quien maneje los paracaídas.

El experto y el amateur quedan amarrados con un arnés al que va unido dos paracaídas, para poder detener la caída del peso de dos cuerpos. Uno es el principal, el otro, el de emergencias.

¿Desde qué altura saltas?

Tampoco se crean que el precio es demasiado para el tiempo que se está en el aire. La experiencia suele durar entre 45 minutos y una hora. Eso sí, la mitad del tiempo se consume entre el curso previo, subir al avión y sobrevolar la zona.

Antes de tirarse y hasta llegar a una altura de unos 4.500 metros, la altura más alta permitida en Europa, se repasan las instrucciones que se han dado previamente. En ese tiempo se acopla el arnés y se comprueba que todo está en orden.

¿A qué velocidad caes?

Tras esto, llega el momento que todos esperan y, a la vez, temen. Se abre la puerta del avión, el impacto del aire que entra ya impresiona. Luego toca ponerse en el borde del aparato y coger la fuerza, las ganas y la decisión de saltar.

La sensación en el estómago y en el rostro es indescriptible. En la caída libre, uno puede alcanzar velocidades de hasta 250 kilómetros por hora durante casi un minuto, pero se ha de estar atento. Cuando se está a una altura de unos 1.500 metros, se abre al paracaídas y se empieza a controlar el vuelo.

Esto es lo que dicen los expertos 

Es allí donde empieza una caída calma, donde para muchos se hace importante el lugar en el que se está. Los paisajes que se ven desde lo más alto, cuanto más bonitos mejor. Eso sí, debe garantizarse que hay un terreno liso para un buen aterrizaje.

Pero como se trata de volar y disfrutar, pero también de tener buenas vistas, es relevante que el paisaje que se contemple desde el aire sea el más atractivo posible. Una empresa dedicada a esto, Aladinia, ha hecho un ranking de los mejores lugares y Cataluña se lleva la palma.

Los mejores sitios para tirarse

Entre los puntos destacados no falta Gran Canaria, Córdoba, Cuenca o Requena. También otros sitios menos conocidos como los Bollullos de la Mitación (Sevilla), Ocaña (Madrid) y El Grao de Castellón. Pero en Cataluña destacan dos lugares: Empuriabrava y Sant Fruitós de Bages.

Desde último pueblo, situado en el corazón de Cataluña, se disfruta de un plácido vuelo contemplando la montaña de Montserrat, las llanuras del interior de Cataluña y las montañas del Pirineo. Por último, Empuriabrava ofrece una vista panorámica de las ruinas de Empúries, y las formaciones de casitas de la Costa Brava. Y si uno se ha quedado con el susto en el cuerpo, puede darse un baño de relax en la playa.