Bajo el gerundio “persiguiendo un sueño”, el Gran Teatro del Liceu presenta la temporada 24/25, en la que medio centenar de producciones se pondrán en ese infinito espacio entre la realidad y el futuro. La temporada se estrena el 25 de septiembre con una nueva producción de Lady Macbeth de Mtsensk dirigida por Àlex Ollé, que materializa de la manera más descarnada esa huida tan anhelada.
Tras liquidar una deuda que arrastraba desde 2013, el gran teatro de la ópera catalán ha presentado un presupuesto general de 54,8 millones de euros que supera en dos millones las cuentas de la edición actual. El 52% proviene de los ingresos propios del teatro y, el otro 48%, de las subvenciones de las Administraciones públicas públicas. El presidente del Liceu, Salvador Alemany, ha celebrado las cuentas y ha asegurado "que los ingresos propios superen las subvenciones públicas es un indicador de buena salud".
El sueño
Si "la ópera es un artificio que explica la realidad del mundo", la persecución del sueño vertebrará la conexión entre el escenario y el público en el programa del Liceu, ha argüido Víctor Garcia de Gomar, director artístico del teatro. Así mismo, ha definido a los personajes que ocuparán los focos por su continua búsqueda de huida hacia el futuro.
“Perseguir un sueño, entendido como la dosis utópica que todos tenemos en lo más profundo, es eso que se interpone entre nosotros y la aproximación del futuro”, ha detallado Garcia de Gomar.
Fin de la deuda
El 30 de agosto de 2024 se pagará el último céntimo de la deuda de 16 millones de euros que arrastra el teatro desde 2013, ha detallado el director general, Valentí Oviedo. Con esta bocanada de oxígeno en el horizonte, el teatro ha recuperado el músculo inversor. Ultima las estrenas una producción 100% Liceu y otras seis coproducciones con otros grandes teatros de todo el mundo.
Oviedo también ha detallado el origen de la financiación pública. El Gobierno de España y la Generalitat de Catalunya aportan más de 10 millones de euros a las arcas de la institución cultural, mientras que el Ayuntamiento de Barcelona suma otros 2 millones y la Diputación, uno.
La partida de ingresos también se nutre de lo que el director general ha llamado “mecenazgo en especias”, la aportación de distintas empresas que asciende al 1,5 millones. Se trata, principalmente, de hoteles y aerolíneas que alojan y transportan de manera gratuita a los equipos de las diferentes producciones.
Aumento de los abonados
"Mientras en la mayoría de Europa está bajando la suscripción, en el Liceu ganamos abonados", ha informado Oviedo, quien confía en captar unos 2.500 nuevos asociados en un año. De hecho, ha detallado que suponen la mitad de los 18 millones de euros que se prevén ingresar a través de la venta de entradas en la próxima temporada.
Desde el Liceu también han destacado el aumento de los afianzados en el sector Under 35, que ya ha sobrepasado los 20.000 abonados. Para este club que aglutina a los socios más jóvenes, el teatro ha programado seis experiencias exclusivas como la escenificación del Réquiem de Mozart en la Sagrada Familia, un baile de máscaras tras el pase de Madama Butterfly o afterparties con DJs y puestos de comida tras cada representación.
Recuperar lo perdido durante la pandemia
Dos de las óperas perdidas por el confinamiento de 2020 regresarán cinco años más tarde al Liceu. Se trata de Lohengrin de Richard Wagner, dirigida por Katherina Wagner, bisnieta del compositor, y La Traviata de Giuseppe Verdi, dirigida por David McVicar.
Mientras la primera nunca se llegó a estrenar, la segunda lo hizo condicionada por las medidas de distanciamiento. "Muy poca gente pudo disfrutar de ella, sólo se podía ocupar una de cada tres butacas y se cancelaron algunas sesiones", ha lamentado Garcia de Gomar, que ha justificado el retorno de estas obras a la sede de la ópera barcelonesa.
Además de las propuestas educativas y familiares habituales, el Liceu estrenará un nuevo formato: Microòperes d’avui, una colaboración con el CCCB y el MACBA que interrelaciona arte, música y pensamiento con un itinerario por el Raval que conectará las sedes de las tres instituciones.