El parricida de Bellcaire, agredido por otros internos a su llegada a una nueva cárcel
Álex, detenido el 3 de abril tras acabar con la vida de su hijo de 5 años a puñaladas, ha sido golpeado en el patio de Quatre Camins
17 abril, 2024 12:42Noticias relacionadas
Álex, el joven de 27 años que el pasado 3 de abril acabó a puñaladas con la vida de su hijo Ayax, de 5 años, e intentó lo mismo con su pareja sentimental y madre del menor, Astrid, de 29 años, ha sido agredido en la prisión de Quatre Camins.
El joven, que inicialmente ingresó en la cárcel de Figueres (Girona), había sido trasladado ese mismo día al centro ubicado en La Roca del Vallès, en Barcelona, donde fue destinado al módulo 1.
Sufrió contusiones
Según ha avanzado El Caso y ha podido confirmar esta redacción por fuentes penitenciarias, los hechos se produjeron en el patio de la prisión, cuando otros reos aprovecharon para golpearlo, aunque sin causarle ninguna lesión de importancia.
Aun así, el joven fue trasladado a la enfermería y, para garantizar su seguridad, la dirección del centro ha optado por reubicarlo en otro módulo más tranquilo.
Por otro lado, uno de los tres participantes en esta agresión ya ha sido identificado y enviado al Departamento de Régimen Cerrado (DERT) de forma provisional.
Apuñaló a su hijo
Álex permanece en prisión preventiva desde el 6 de abril, tres días después de que el joven, que era pareja de Ástrid y padre de Ayax, supuestamente irrumpiera en la vivienda familiar y apuñalara al menor de 5 años para luego repetir la misma acción con su pareja y madre del niño.
Ástrid, sin embargo, se despertó tras ser agredida y pudo escapar, malherida, para pedir ayuda al vecino de la casa de enfrente. Fue entonces cuando el sospechoso aprovechó para huir del lugar de los hechos.
Detenido en una zona boscosa
Seis horas después, una patrulla de los Mossos d'Esquadra detuvo al sospechoso cuando caminaba por un camino rural de Albons, localidad vecina al pequeño pueblo de Bellcaire d'Empordà.
En el momento de la detención, Álex, de 27 años, todavía vestía la ropa de la empresa para la que trabajaba, ensangrentada. Cuando fue aprehendido no opuso resistencia alguna y tampoco esgrimió los motivos que lo habían llevado a cometer el filicidio, exceptuando que “había perdido la cabeza”.