La Policía Nacional, en una operación conjunta con funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, han intervenido 16 toneladas de pélets impregnados con cocaína y han desmantelado un centro de procesamiento, preparación y almacenaje de drogas sintéticas en Reus (Tarragona).
Los agentes han detenido a cinco personas, presuntamente dedicadas al tráfico de drogas a gran escala mediante el uso de contenedores marítimos cargados de pélets (piezas cilíndricas prensadas de materiales variados y que sirven como combustible para calderas o estufas). Tras comprobar que los pélets reaccionaron positivamente a la prueba de cocaína, se intervinieron 920 sacos de este producto, de 18 kilos cada uno, que sumaron un total de 16.560 kilogramos.
Gran logística
La organización contaba con dos naves industriales independientes en Reus. La primera de ellas estaba destinada a la custodia y enfriamiento de la sustancia, mientras que la segunda era empleada para el empaquetamiento, sellado y almacenaje de la droga una vez extraída del material en el que venía camuflada. Fruto de los registros practicados se han intervenido 5 kilos de drogas de síntesis -speed y MDMA-, 3.965 euros en efectivo, dos prensas hidráulicas, material para la elaboración de estupefacientes, un camión y un vehículo de alta gama.
En la segunda nave, los agentes localizaron más de cinco kilos de diferentes drogas de síntesis y maquinaria empleada en la producción de la sustancia estupefaciente (una prensa hidráulica, una prensa industrial, termoselladoras, envasadoras y secadoras).
De América a España
Los miembros de la organización, de origen albanés, holandés y lituano, introducían la sustancia estupefaciente a través de los puertos españoles, mediante contenedores marítimos, simulando operaciones de comercio internacional. Para ello, utilizaban métodos de ocultación muy sofisticados, camuflando o impregnando la droga en distintos materiales con la finalidad de dificultar su detección.
La investigación ha acreditado envíos de contenedores de pélets, desde el continente americano hasta España, impregnado de sustancia estupefaciente. Una vez que los contenedores llegaban a España lo dejaban "enfriar", permaneciendo un mínimo de tres meses en el interior de una nave, hasta que lo trasladaban a otro lugar donde extraían la droga.