Cada año, agentes de la Policía Nacional detienen en la provincia de Barcelona a decenas de fugitivos internacionales. El trasiego de turistas (sobre todo desde la abolición de las fronteras entre estados miembros de la Unión Europea por el conocido espacio Schengen), la calidad de vida y las vías y canales de comunicación con el resto del continente son los principales motivos por los cuales estos prófugos escogen nuestras tierras para esconderse.
Los fugitivos que buscan cobijo en Barcelona y Cataluña proceden, en su mayoría, de países como Francia, Italia, Alemania, Países del Este o Países Bajos y llegan con el deseo de poder proseguir con sus actividades ilícitas y a la vez pasar desapercibidos. Son criminales que vienen por el sol, la fiesta y el lujo mientras “juegan al escondite” con las autoridades judiciales que les buscan por los delitos cometidos.
El escondite de los narcos europeos
Aunque los hay que huyen incluso por ilícitos medioambientales, los fugitivos que se refugian en Cataluña acostumbran a estar acusados de delitos relacionados con el narcotráfico. De hecho, según las fuentes policiales consultadas, estos prófugos suelen ser miembros de organizaciones criminales que, desde sus refugios, siguen liderando o trabajando para sus bandas.
De este modo, Cataluña se ha convertido, como consecuencia, en la base de operaciones de muchos entramados criminales, cuyos líderes llegan tras huir de la justicia en sus países de origen. Un perfil que, aunque les conviene pasar desapercibidos, se rodean de lujos y excesos de los que presumen, incluso, en sus redes sociales. Por lo tanto, los fugitivos que sobreviven agazapados en las montañas al más puro estilo El último superviviente son una minoría.
Un atractivo para los criminales franceses
Las fuentes policiales consultadas aseguran que, tras la abolición de las fronteras, la ciudadanía europea --tanto los que iban de turismo como los que huían de la justicia--, empezó a moverse con más asiduidad. Desde entonces, España (y también Cataluña) dio un salto cuantitativo en el número de extranjeros que recibía anualmente. La presencia de turistas durante todos los meses del año, algunos de ellos con segundas residencias en bonitas ciudades de la costa, aportó un extra de seguridad a estos fugitivos, que se sienten camuflados entre los turistas del viejo continente.
Principalmente, nuestros vecinos franceses. Los fugitivos galos, en especial los que pertenecen a la fragmentada y enemistada mafia marsellesa, han encontrado en Barcelona y la costa catalana un buen escondite donde huir de la justicia, refugiarse de sus rivales y, además, vivir relativamente muy cerca de su ciudad de origen. Estos clanes no han llegado a asentar sus negocios ilícitos en Cataluña, pero esta región sí que se ha convertido en el escenario de sus ajustes de cuentas.
Fugitivos de la DZ Mafia marsellesa
Muestra de ello queda reflejado en el goteo de operativos policiales contra los miembros de estos grupos criminales. En enero de 2024, agentes de la Policía Nacional detuvieron en Lloret de Mar (Girona) a un peligroso fugitivo marsellés a quien le constaba una orden europea de detención y entrega (OEDE) por, presuntamente, haber participado en el intento de asesinato de una mujer de un clan rival.
Asimismo, según el tribunal marsellés que andaba tras su paradero, este individuo también está acusado de ordenar otros asesinatos de personas vinculadas a grupos rivales. Fuentes policiales confirman a Crónica Global que el detenido en España estaba vinculado con la DZ Mafia, una de las organizaciones de narcotraficantes más poderosas de Marsella. Una de las que se encuentran en guerra, precisamente, por el control territorial de la venta de drogas.
El refugio ideal
Concretamente, Lloret de Mar, por su cercanía con Francia, lleva años siendo un imán turístico para muchos franceses, entre ellos, también, miembros de la mafia. Según las fuentes consultadas por Crónica Global, muchos marselleses invierten en esta localidad, comprando pisos y casas de segunda residencia.
“Nos hemos dado cuenta de que han aumentado los permisos de residencia de ciudadanos residentes en Marsella”, aseguran fuentes municipales. Un dato que no pasa desapercibido por las autoridades, que son conscientes de las preferencias de estos criminales. “Ya que tienen que huir de su ciudad, buscan un destino donde poder vivir bien: cerca del mar y con ocio nocturno”.
Además, les interesa “pasar desapercibidos”; y lugares como Lloret y Salou “son un buen refugio”. “En Lloret coexisten personas de hasta 100 nacionalidades”, explican las fuentes consultadas. Por ello, es un buen lugar donde camuflarse con el entorno.
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