La consellera de Justicia, Gemma Ubasart, ha comparecido este jueves frente a la Diputación Permanente, en el Parlament de Cataluña, para informar sobre las circunstancias del asesinato de Núria, la cocinera del centro penitenciario de Mas d’Enric (Tarragona) el pasado miércoles.
Ubasart ha subrayado que el interno trabajaba en la cocina porque en las evaluaciones efectuadas por la Junta de Tratamiento siempre obtuvo un "nivel A", el más alto del sistema por su dedicación en el trabajo, su arrepentimiento y una evolución positiva en la conducta mostrada durante su paso por prisión. Tampoco tenía problemas de salud mental, según las evaluaciones psicológicas y psiquiátricas a las que fue sometido. Sin embargo, el 31 de octubre de 2023 protagonizó un incidente en el que propinó un puñetazo a un compañero que decía que lo había insultado.
Una sanción por cumplir
Por este episodio, que reconoció él mismo ante los funcionarios, cumplió aislamiento en su celda durante un día. Después, se le cambió de módulo a la espera de que se le aplicase un castigo. Finalmente, se le impuso una sanción de 11 días de aislamiento que, a fecha de su muerte, aún no había cumplido. “En los cinco meses siguientes no había protagonizado ningún otro incidente violento”, ha expresado Ubasart.
Este interno trabajó en el Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE), empresa pública catalana, entre el 7 junio de 2016 y el 7 noviembre de 2023 en talleres de producción, una tienda del centro penitenciario y la cocina. También acudió a actividades artísticas y de deporte, unas clases en las que los trabajadores no notaron "ninguna dificultad en el control de impulsos ni ninguna conducta violenta".
Desde el 4 de enero de 2023 y hasta el 13 de marzo de 2024, el día en el que cometió el crimen, siempre operó como cocinero: primero como operario básico y después como operario superior, concretamente como jefe de cocina, siendo responsable de parte de la actividad y dirigiendo a otros internos. Aunque después del puñetazo lo echaron de este servicio, “volvió a petición de los responsables del CIRE”.
Dejó de asistir a actividades psicosociales
La consellera ha insistido en que el asesino de Núria fue evaluado en un total de 14 ocasiones por la Junta de Tratamiento, la última el 14 noviembre 2023 y que, según los criterios analizados y la buena conducta, era apto para trabajar en este destino.
También se analizó 12 veces el riesgo de reincidencia, que analiza 43 factores de riesgo y 5 parámetros. El pronóstico de riesgo de violencia intrainstitucional, es decir, de que atacase a sus compañeros o funcionarios “fue bajo en toda su trayectoria penitenciaria a excepción de 2020, cuando se detectó un resultado de riesgo medio”. Su evolución, ha insistido la máxima responsable de Justicia, siempre fue positiva. Según la consellera, era "difícilmente previsible el desenlace fatal".
Sin embargo, Ubasart ha mencionado en su intervención que este preso dejó de asistir a las actividades de tipo psicosocial, lo que le impedía disfrutar de progresiones en su grado, pero sí seguir en el CIRE. Sus motivos, expresó entonces, fue que no tenía apoyo familiar o social fuera, lo que le generaba una falta de incentivos para abandonar la prisión una vez extinguida su condena en 2027.
Tenía acceso a utensilios peligrosos
A pesar de esta señal, que no provocó ninguna alerta entre los especialistas, los profesionales que lo evaluaron decidieron que podía continuar trabajando en el CIRE, en concreto en la cocina, pese a que cumplía condena por asesinar a cuchilladas a una mujer. Así, este preso tenía acceso a los utensilios potencialmente peligrosos, como tijeras y cuchillos.
“Fue evaluado para ocupar este trabajo en base a diferentes criterios: presentaba una conducta adaptada a la normativa, con un comportamiento en talleres totalmente correcto”, ha señalado Ubasart.
Trabajaron más de tres años juntos
El asesino confeso, ha añadido, estaba arrepentido de su primer crimen, había participado durante años en los talleres productivos y era una persona “comprometida, educada, correcta en el trato” y con más de ocho años cotizados en la Seguridad Social. Además, había adquirido el nivel formativo necesario y se valoró que no tuviese ingresos externos ni apoyo familiar para dejarlo trabajar en la cocinas en la que el miércoles pasado asesinó a Núria.
En total el reo y la cocinera habían estado, en dos periodos diferentes, un total de tres años y nueve meses trabajando juntos. Por el momento, ha señalado Ubasart, no consta ninguna queja ni formal ni informal por parte dela asesinada, si bien el caso está bajo investigación policial y judicial.
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