Más mujeres que nunca se han inscrito a las próximas oposiciones de Bomberos de Cataluña, cuyas pruebas se celebrarán del 25 de mayo a finales de septiembre. Este es el cuerpo de seguridad y emergencias menos paritario de la Generalitat, por lo que la cifra ha sido celebrada por la conselleria de Interior, comandada por Joan Ignasi Elena.
Se han inscrito 696 mujeres llamadas a ocupar el 40% de los 300 puestos convocados, tratándose de “la mayor cifra de opositoras alcanzada históricamente”; son el doble que en la última convocatoria, cuando todavía no se aplicaba la reserva de plazas. Competirán entre sí y frente a 2.867 hombres, aunque lo harán con la ventaja que les confiere este polémico sistema.
Radiografía de la sobrerrepresentación de bomberos
Mientras los Mossos d’Esquadra han aumentado la paridad hasta el 22,91%, las mujeres representan tan solo un 2,8% del cuerpo de Bomberos actualmente. Una cifra que arroja la sobrerrepresentación de los varones (son un 97,2%) y que se traslada a cada una de las categorías internas.
En la escala básica, las apagafuegos son el 5% del total, mientras que solo un 2% son oficiales, sargentas, caporales y bomberas de primera (escala técnica), y un 14% de subinspectores son mujeres (puestos ejecutivos). En la escala superior, la cifra también es contundente: hay una inspectora frente a 26 inspectores.
Para ver el resultado de todo ello, basta echar un simple vistazo al interior de los parques repartidos por Cataluña. De las 75 infraestructuras, prácticamente la mitad (34) a alberga solo hombres. Y en una veintena de aquellos en los que hay presencia femenina, solo hay una mujer.
Cómo funciona la reserva de plazas para mujeres en oposiciones
Este será el primer proceso de oposiciones que reserva el 40% de las plazas para ellas, puesto en marcha por el Govern del president ahora en funciones Pere Aragonès (ERC) y avalada por la Ley de Igualdad del Parlament del 2007. Confiere cierta ventaja a las mujeres para compensar su infrarrepresentación: cuando no se alcanza el porcentaje mínimo en la convocatoria, el sistema prioriza a las opositoras con una puntuación un 20% menor respecto a los opositores con las notas más cercanas.
La cuota es la única medida que ayuda a aumentar la paridad a corto plazo, pero genera un efecto no deseado: crea en una parte no desdeñable de mujeres una etiqueta que dicen arrastrar. Acceder mediante este método les hace sentir estigmatizadas; también puede ser tema de conversación y motivo de broma (o burla) entre compañeros, han advertido mossas d'esquadra a este medio.
Cuota sí, cuota no
“Por el simple hecho de ser mujer, te sientes observada y piensas que debes demostrar cosas que los hombres no deben”, resume Carla, bombera en fase de formación en el parque de Sabadell, que explica a este diario que ha debido hacerse fuerte en lo psicológico: “Tienes que creerte que no eres inferior y que puedes, a pesar de que tu punto de partida es diferente que el de un chico”.
“No creo que necesitemos que nos reserven la plaza”, expresa Mar, otra bombera en fase de formación en el mismo parque de la provincia de Barcelona. “Las mujeres que hemos entrado hasta ahora no lo hemos necesitado. Es una oposición dura, pero tenemos la calidad, la destreza y la fuerza para conseguirlo”, justifica, compartiendo con su compañera que no siente un trato diferente por parte de los bomberos.
Preguntada por la idoneidad de la reserva de plazas, Carla manifiesta sus dudas: “No sé si debe hacerse así, pero lo que está claro es que ese 2,8% de mujeres en el cuerpo evidencia que alguna medida hay que tomar”.
“No se regala nada a nadie”
Expertas consultadas por este medio recuerdan que “se debe entender como algo temporal”. Así lo asegura Marina Muñoz Puig, investigadora del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), que recupera el dato ofrecido por la Generalitat cuando anunció la reserva de plazas: sin la reserva de plazas, los Bomberos alcanzarían la paridad (cifrada en al menos un 40% de mujeres) en 120 años, en el 2144.
Montserrat Iglesias, directora de la Escuela de Prevención y Seguridad Integral (EPSI) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), reconoce la “polémica” que genera “tanto a nivel jurídico como social” e incide en que la prioridad de las mujeres frente a los hombres en caso de empate o un resultado similar goza con el visto bueno de los tribunales, aunque el blindaje de una representación mínima en cada convocatoria aún arroja dudas de que se ajuste a derecho. El objetivo, “corregir la situación de desigualdad que genera la sobrerrepresentación de hombres”, porque “tratando de manera diferente, conseguimos la igualdad material”, resume.
“Que nadie se equivoque: no se está regalando nada a nadie”, dijo la consellera de Igualdad de la Generalitat, Tània Verge, cuando se anunció la norma en enero del año 2022. Un hilo que recoge hoy Iglesias al insistir en que la fase de oposición acredita el principio de capacidad y mérito de todo aquél que la aprueba; también en el caso de ellas. “Si escogiéramos entre hombres que han aprobado y mujeres que no, lo entendería, pero ambos han acreditado méritos”, incide, sin dejar de insistir en que la ciudadanía tiene nuevas necesidades en concepto de seguridad que requieren unas habilidades más comunes en las mujeres: "La fuerza ya no es prioritaria".
"Las cuotas no excluyen a los hombres, sino que integra a las mejores mujeres y a los mejores hombres”, complementa Muñoz.
La reserva de plazas se queda corta
Así las cosas, ambas expertas coinciden en que la cuota del 40%, que supone ir por la vía rápida, se debe complementar también con inversiones que sean efectivas a largo plazo. En este sentido, las condiciones que ofrece la profesión no atraen al colectivo femenino, y lo denuncian quienes lo sufren.
“Tenemos parques sin vestuario femenino, trajes de protección únicamente con tallaje de hombre, los cascos nos van grandes, las máscaras de tallas pequeñas tardan en llegar…”, enumera Mar, a lo que Carla añade: “En nuestro caso, las taquillas las tenemos en la habitación, por lo que cada vez que necesitamos cambiarnos, despertamos a la compañera que esté durmiendo”.
Para la directora del EPSI, “es sorprendente” que la situación aún siga siendo esta, dos años después de anunciar la reserva de plazas. “Hay que reivindicar la incorporación de mujeres y la visión de género, pero también que se destinen recursos para adaptar infraestructuras y protocolos”, en palabras de Iglesias.
Mejorar condiciones sobre la maternidad y la lactancia, así como campañas institucionales dirigidas a mujeres que sitúen a las bomberas en el centro de la acción y en un plano de igualdad frente a sus compañeros, son otros dos ejemplos de políticas públicas necesarias para que la misión paridad no peligre. En esta última, la de las campañas, la Generalitat "sí parece haberse puesto las pilas".