Guerra entre paparazzi: los autores de la foto en toples de Mariló Montero acusan a los 'freelance'
- Gustavo González y Diego Arrabal aseguran que ellos no tomaron las instantáneas ni conocían las circunstancias en las que se habían hecho
- La afectada sostiene que fue perseguida y “acosada” durante meses y que las imágenes en las que aparece semidesnuda fueron tomadas en una zona privada de su hotel
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Los dos paparazzi acusados de fotografiar e intentar vender imágenes de la periodista Mariló Montero semidesnuda cuando se encontraba en una terraza privada de su hotel en Bora Bora durante la Semana Santa de 2015 señalan a los fotógrafos freelance.
Así lo han manifestado Diego Arrabal y Gustavo González frente al tribunal de la Audiencia Provincial de Barcelona que juzga esta causa, al que han trasladado que ninguno de ellos hizo las fotografías ni conocían las circunstancias en las que habían sido tomadas.
¿Pagaron ellos a los 'freelance'?
Arrabal ha recordado que fueron fotógrafos freelance los que hicieron las fotos por su propia cuenta y posteriormente se pusieron en contacto con Diegus SL, la sociedad que gestionaba junto al otro acusado, Gustavo González, y le comunicaron que habían retratado a “un personaje español”. Las imágenes les llegaron por vía telemática a la agencia. “No encargué esas fotos”, ha declarado Arrabal, que ha expresado que las instantáneas de Montero estaban hechas en el aeropuerto, en la calle y en una playa pública, según la Ley de Costas francesa, por eso intentaron venderlas.
Sin embargo, la acusación particular sostiene que fue Diegus SL quien desplazó a los reporteros gráficos hasta Bora Bora utilizando la empresa de viajes Rumbo con el único objetivo de retratar y grabar a Montero. “La reserva se hizo desde España y con anterioridad”, ha alegado el letrado de Montero, que ha expresado que existe incluso una factura del hotel en el que se alojaba la presentadora y que demuestra que dos freelance se registraron dos días antes de que llegara ella.
Además, añade que la agencia que gestionaban los acusados se "especializó" en Mariló Montero y que sus reporteros gráficos la persiguieron durante meses, llegando a captar imágenes suyas incluso saliendo de una clínica médica. Unas imágenes que compró por 25.000 euros la revista Lecturas, cuyo director era amigo íntimo de la presentadora, para que no vieran la luz.
"No vi que fuese un sitio privado"
Por su parte, Gustavo González ha declarado que “nunca” ha fotografiado a Mariló Montero. Sobre las polémicas imágenes, sostiene que él se limitó a escribir el texto descriptivo que acompañaba a las fotografías para venderlas a las revistas del corazón. Cuando llegaron las de Mariló Montero en las vacaciones de Semana Santa de 2015 asegura que “no vio nada que le hiciese sospechar que no fuesen en un lugar público ni fuera de la ley”. Prueba de su buena fe, ha argumentado, es que en las líneas que escribió le dedicó palabras de "halago".
“No sólo confiaba en estos profesionales [en referencia a los freelance], sino que no me llamó nada la atención, no vi que estuviesen hechas en un sitio privado, porque no había ninguna acotación, ninguna valla que me hiciera sospechar que era un sitio privado”, ha expresado ante el tribunal Gustavo González.
Estaban en su habitación
Sin embargo, el abogado de Mariló Montero sostiene que la directora del complejo hotelero en el que se alojó la presentadora no sólo aclaró por escrito que la playa del hotel es de uso privado, así como el embarcadero, sino que en las imágenes se ve de forma “nítida” el interior de la habitación. Para eso, ha subrayado, dos paparazzi contratados por los acusados se instalaron en un bungalow del complejo, que quedaba justo enfrente al de la presentadora, pero a la suficiente distancia para que ni ella ni su acompañante pudiesen percatarse. Desde allí, con un teleobjetivo, la grabaron durante horas y la fotografiaron en toples.
Además, el letrado de Montero añade que los propios acusados llegaron a afirmar, en conversaciones con medios de comunicación, que dos de sus reporteros habían tomado las imágenes. Unas declaraciones que fueron recogidas por diversos digitales, incluso como entrecomillados, y sobre los que los procesados nunca pidieron una rectificación. Este es uno de los indicios que señalarían que González y Arrabal no sólo estaban al corriente de las circunstancias en las que se tomaron estas imágenes, sino que fueron ellos quienes las encargaron.
Ninguna revista quiso publicarlas
“Mariló Montero y su amiga salen en pijama, se ve ropa colgada en el fondo y un bolso”, ha descrito para aclarar que era evidente que se encontraban en una zona privada. Sostiene que otra prueba de ello es que Luis Pliego, director de la revista Lecturas, se negó a publicarlas cuando la agencia se las ofreció porque era consciente de que estaría cometiendo una ilegalidad si decidiese hacerlo. Tampoco vieron la luz en Interviu, sostiene el letrado, cuya dirección se dirigió al representante de Montero para informarle de la existencia de estas instantáneas.
Por todo ello, sostienen, las imágenes tienen “un carácter intrusivo y revelador de un secreto en tanto en cuanto vulneran su intimidad”. El abogado de Montero, que ha reiterado que la presentadora nunca ha ofrecido una entrevista sobre su vida privada ni una exclusiva, ha pedido que ambos sean condenados a tres años de cárcel por un delito de revelación de secretos. Por su parte, la fiscalía no acusa, dado que este caso ya fue condenado por la vía civil y la defensa pide su absolución.