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Vida

La guerra entre dos familias del Raval aflora una agresión sexual

Una mujer denuncia a su primo y exmarido, con quien se casó cuando ambos eran menores de edad, por abusos verbales y físicos

8 enero, 2024 00:00
Ignasi Jorro Sara Cid

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Una encarzinada pugna entre dos familias del Raval de Barcelona aflora una presunta agresión sexual. Es el episodio más oscuro hasta la fecha de la guerra entre dos clanes en pleno centro de la Ciudad Condal, como avanzó Crónica Global, a raíz de una supuesta deuda. 

Según las denuncias presentadas ante los Mossos d’Esquadra, a las que ha tenido acceso este medio, una de las familias sufre un hostigamiento desde hace meses para obligar a sus miembros a pagar "un kilo de oro, cinco móviles y 30.000 euros en efectivo" que supuestamente estaban en un piso que los presuntos agresores subarrendaron a los acosados en Ciutat Vella. 

Primero los presionaron intentando secuestrar a uno de los hijos de la familia agraviada, menor de edad, al que supuestamente también agredieron. Después, dispararon contra una de las tías de la saga durante una boda en Pakistán, de donde son oriundas ambas familias enfrentadas. 

El maltrato comenzó en 2018

Ahora, una joven asegura haber sufrido una agresión sexual por parte de su primo, quien también es su exmarido y miembro del clan rival. Según una denuncia presentada el pasado 10 de diciembre en la comisaría de Mossos de Ciutat Vella, a la que ha tenido acceso este medio, la víctima y el agresor comenzaron una relación sentimental en junio de 2018. A pesar de su corta edad --pues ambos tenían 16 años-- se casaron al cabo de tres meses.

Después de la boda, la denunciante, nacida y criada en Barcelona, aceptó residir junto a él y su familia política en Pakistán. Fue entonces, relata, cuando comenzó su calvario.

Violaciones sistemáticas

Según la denuncia, su entonces marido y la familia de este comenzaron a menospreciarla alegando que en el momento de contraer matrimonio no era virgen. Los desplantes por parte de su esposo fueron en aumento hasta convertirse en agresiones físicas y verbales diarias

De acuerdo con el testimonio de la víctima, su marido le propinaba bofetadas, la empujaba contra la pared y la amenazaba de muerte, unos ataques que la familia de él “consideraba oportunos”. 

Además, la chica sostiene que, pese al rechazo que sufría por parte de su primo y marido, que se refería a ella como “puta” y “cerda”, la obligaba a mantener relaciones sexuales y, en alguna ocasión, llegó a grabar estas agresiones para compartirlas con sus contactos. Asimismo, utilizaba estos vídeos para coaccionar a la víctima, amenazándola con enviárselos al padre de esta, para lograr un comportamiento sumiso. Fruto de estas presuntas violaciones la joven se quedó embarazada de una niña nacida en 2019. 

Agresiones a su hija

El nacimiento de su hija agravó la situación de violencia, pues su marido se obsesionó con que el embarazo había sido fruto de una infidelidad y negó la paternidad de la criatura, a la que según la joven llegó a agredir físicamente hasta en dos ocasiones, una de ellas arrojándola contra el suelo.

Así las cosas, decidió divorciarse de él y regresar junto a su hija a su Barcelona natal, donde residen sus padres. 

Su calvario en Barcelona

Ahora, la denunciante asegura que, tras casi tres años sin noticias de su expareja, en octubre regresó a Barcelona y le pidió que volviese con él a Pakistán bajo amenaza de suicidarse. Desde entonces, la joven asegura que la persiguió y acosó por las calles de Ciutat Vella hasta que el 9 de diciembre, en una callejuela del Raval, la tiró al suelo, le desgarró la ropa y le hizo tocamientos de índole sexual sin su consentimiento.

Tras ser socorrida por una amiga fue atendida en el Hospital Clínic de Barcelona, donde inicialmente dijo haber sido víctima de una agresión y no de una agresión sexual al entender que sólo se trata de una violación si hay penetración con el miembro viril. Aun así, la denuncia recoge que en el momento de acudir a la comisaría presentaba todavía lesiones visibles y compatibles con haber sufrido una agresión física. Por todo esto la víctima ha solicitado una orden de protección.