El objetivo que se persigue es divulgar estrategias de reducción de riesgos en el consumo de sustancias esnifadas. No es un reto nuevo para los responsables de Energy Control, un programa que nace de la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) y que busca minimizar los problemas en el consumo recreativo de drogas. De hecho, se trata de una vuelta creativa al material divulgativo que circula desde 2005 y que se ha lanzado al mercado catalán de la mano de la Federación de Casals de Joves de Cataluña. Con todo, la T-Drogues ha generado la principal polémica que hacen frente las organizaciones en los últimos tiempos.
Ha hablado de la campaña hasta el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, quien ha tildado de “mierda de material” el contenido. “No se ver la prevención y sí mucha frivolidad”, ha detallado.
Una tarjeta que copia los títulos de transporte público
El pack que se reparte en los casales de jóvenes de Cataluña incluye un papel para hacerse un canuto para esnifar y una tarjeta que copia los títulos de transporte públicos del territorio denominada T-Drogues.
En el reverso, incluye las cuatro recomendaciones que más ha repetido Energy Control cuando se consumen sustancias esnifadas: “Pica bien el que vayas a tomar”; “cambia de fosa nasal de vez en cuando, no uses siempre la misma”; “limpia siempre con agua tibia o serum la nariz después de cada viaje” y “los rulos son de uso personal e intransferibles”.
Es decir, no sólo se inspira en la imagen de la tarjeta que permite acceder al transporte público, también en las expresiones que se usan para explicar su uso. En cuanto a las indicaciones que da a los jóvenes, se advierte de que el consumo de este tipo de drogas está aparejado al contagio de enfermedades respiratorias y hepatitis, entre otras, además de generar hemorragias en las fosas nasales.
¿Prevención de riesgos o frivolidad?
El mantra que rige Energy Control es que no se juzga a la persona consumidora ni se entra en el debate sobre lo que implica el consumo, algo que se conoce de forma contrastada y cuya divulgación ya es el foco de otras organizaciones análogas. Lo que se busca con este programa es que, si al final se opta por consumir, que como mínimo se haga en unas condiciones que sean lo menos malas posibles para la salud de la persona.
Este es, precisamente, el foco del debate que se ha generado en redes sociales. El de si la fórmula que se ha elegido, la creación de la tarjeta T-Drogues, es la más pertinente para la prevención de riesgos o es una simple frivolidad que, al final, puede fomentar el consumo más que intentar evitar males mayores entre los que consumen drogas de forma recreativa.
El kit con la polémica tarjeta se reparte en los casales de jóvenes desde hace un mes, aunque no ha sido hasta ahora cuando se ha iniciado la polémica: