Esta pasada semana, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han desmantelado un laboratorio clandestino ubicado en una masía de Tagamanent (Barcelona) en el que se fabricaba, entre otras muchas sustancias psicoactivas, una droga conocida como polvo de mono.
En la operación, en la que tres personas de una misma familia fueron detenidas, los agentes recuperaron los materiales necesarios para la elaboración de más de 7.500.000 dosis de nuevas sustancias psicoactivas que iban a ser exportadas a Norteamérica, Oceanía y países europeos. Pero ¿Qué es el polvo de mono?
Un consumo "muy minoritario"
Se trata de una droga estimulante que pertenece a la familia de las catinonas sintéticas y cuyos efectos son similares a los de la cocaína o MDMA. Sin embargo, Claudio Vidal, psicólogo y director de Energy Control en España, precisa que se trata de una sustancia "extremadamente rara" en nuestro contexto, en el que su consumo es "muy minoritario". De hecho, en ninguno de los análisis efectuados por la asociación se ha detectado esta droga.
Esta sustancia en concreto está relacionada estructuralmente con otra que se llama MDPV, mal llamada droga caníbal, explica Vidal, pero esto "no quiere decir que produzca los mismos efectos". Tampoco es cierto, precisa, que el polvo de mono tenga una potencia 10 veces superior a la de la cocaína, una afirmación "arriesgada, sin base científica y que puede provocar un efecto llamada a potenciales consumidores que podrían interesarse por esta sustancia".
'Monkey dust'
Bautizada como monkey dust en los entornos de consumo de Reino Unido, donde sí ha alcanzado cierta popularidad por tener un precio menor al de la cocaína, se integra dentro del grupo de las catinonas sintéticas, que aparecieron en torno al año 2010. La sustancia más conocida de esta amplia familia es la mefedrona.
Se trata de sustancias estimulantes, que parten de la molécula de la catinona, un alcaloide que se encuentra de forma natural en la planta del kath, un arbusto oriundo de Etiopía, "como la cafeína al café o la cocaína a la hoja de coca". Es esta molécula, expresa Vidal, la que se transforma en el laboratorio para ir generando nuevas sustancias, aunque todas comparten el efecto estimulante.
Como su propio nombre indica, tanto el polvo de mono como sus hermanas suelen presentarse en forma de polvo, preparado para esnifarse o para su consumo por vía oral, si bien en algunas zonas de Europa, en colectivos vulnerables en situación de calle, se ha detectado en su versión inyectable.