La consellera de Educación, Anna Simó, ha asegurado que las familias "forman parte de la comunidad educativa" y ha insistido en que el Govern tiene "todo el derecho del mundo" a pedir a los padres mayor implicación en la educación de sus hijos.
Así se ha pronunciado después de que ayer las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña (AFFAC) expresaran su "indignación" por la "falta de autocrítica" de Simó y su carencia de propuestas concretas para solucionar el nefasto balance el último informe PISA, que "evidencia el mal resultado del sistema educativo catalán".
Responsabilidad compartida
En una carta enviada por la consejera a las familias --también a las de niños en guarderías--, les pedía su apoyo a los profesores e implicación en la educación de sus hijos porque son "claves en el éxito educativo". Como respuesta a la petición de rectificación del contenido de la misiva expresada por la AFFAC, Simón ha defendido que no tiene "nada que rectificar" ya que la educación es una "responsabilidad compartida".
AFFAC desvela en su comunicado que la mandataria ha enviado una carta a las asociaciones de familias para que "sean corresponsables del éxito educativo de Cataluña", algo que les parece "indignante, después de años menospreciando e ignorando a las familias y a sus representantes".
Explicaciones "ambiguas y contradictorias"
"Es indignante que ahora la consellera Simó pida confianza ciega a las familias sin ofrecer medidas claras para revertir de una vez por todas los fallos del sistema educativo, y que lo haga a través de una carta donde apela, ahora sí, al importante papel de las familias como parte de la comunidad educativa", destaca.
La entidad considera "ambiguas y contradictorias" las explicaciones de Simó, y cree que evidencian que la consejería de Educación de la Generalitat "continúa sin tener un plan que pueda desplegar con medidas concretas".
Bandazos educativos
A principios de semana Simó excusó en los bandazos educativos de las leyes estatales los malos resultados del informe PISA 2022, que sitúa a los estudiantes catalanes a la cola en matemáticas, lectura y ciencias respecto al alumnado de España.
"No tenemos que ir dando golpes de timón, la educación no necesita cambios constantes", aseguró la republicana, que criticó que con cada cambio de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados llega "una nueva ley orgánica de educación".
La pandemia, otra excusa
Aunque reconoció el empeoramiento de la calidad de la escuela catalana, remarcó que las medidas que ha implantado el Departamento de Educación para hacer frente a los malos resultados de las últimas pruebas de competencias básicas ya están empezando a dar frutos en el ámbito de las ciencias y las matemáticas.
Además, aseguró que una parte importante de estos resultados son consecuencias de la pandemia, aunque dejó claro que el sistema educativo ya tenía temas pendientes antes de la llegada del Covid.