Bloqueo en la investigación judicial por el fallecimiento de un paciente de edad avanzada en el Hospital Sant Jaume de Calella (Barcelona), que avanzó este medio. La causa por el fallecimiento de un enfermo de 63 años, que fue atendido en Urgencias del centro sanitario, está varado en el informe médico-forense.
Lo han explicado fuentes conocedoras a las pesquisas, que precisan que las diligencias previas "avanzan a ritmo exasperante", ante el enfado del equipo judicial. Se centran en el óbito de un paciente de 63 años que falleció en el Hospital tras perder capacidad respiratoria, ralentizarse su atención médica por la saturación de pacientes y de que le administraran Lorazepam, contraindicado por su estado físico.
Caso parado en el informe forense
Las pesquisas están detenidas en una diligencia concreta: la redacción del informe médico-forense. La sala ha interesado la opinión de un experto para saber si el fallecimiento del ciudadano tuvo relación con el acto médico que recibió.
No ha podido ser. Pese a la petición del equipo del juez Jorge Langarita, el médico forense no ha entregado el dictamen, por lo que la causa se ha retrasado y detenido, incurriendo en riesgo de colapso.
Hospital saturado
Los hechos datan del 9 de enero de 2022, cuando un paciente de 63 años con sobrepeso y problemas respiratorios falleció en el Hospital de Calella tras sufrir dos paradas cardiorrespiratorias. La familia señala en que la atención médica a la víctima se retrasó por el "colapso" del centro sanitario.
Precisan que el paciente tenía que ser derivado de un box de urgencias a la Unidad Polivalente de Observación (UPO), donde hay un equipo para eliminar dióxido de carbono del cuerpo, pero ello se retrasó. Asimismo, el equipo médico administró Lorazepam al paciente, una benzodiacepina contraindicada en enfermos con problemas respiratorios. Por ambos motivos, exigen una investigación judicial que aclara si hubo negligencia médica. Ellos creen que sí la hubo.
Varios precedentes
Cualquiera que fueren sus argumentos, el Hospital de Calella acumula diversos antecedentes de denuncias por mala praxis médica, así como algunas condenas. La última gran polémica fue el caso de una niña de cuatro años a la que no detectaron el síndrome del cuello ladeado, y la pequeña tuvo que ser derivada al Hospital Sant Joan de Déu, donde pasó varios días en coma. El caso se judicializó, pero terminó archivado.
Antes, en 2018, la Audiencia Provincial de Barcelona sentenció contra el complejo médico por confundir un ictus con una intoxicación por cannabis, lo que retrasó el tratamiento de un paciente. El año anterior, un juzgado de Barcelona falló contra la misma institución por daños a una paciente durante una operación de vesícula.
Intervenido por el CatSalut
Tenga relación o no, el consorcio sanitario que rige el Hospital de Calella y el de Blanes, la Corporació de Salut del Maresme i la Selva, está intervenido por el Servicio Catalán de Salud (CatSalut) por su mala situación financiera. Lo avanzó este medio, al revelar que el grupo sanitario está tutelado al encontrarse en fondo de maniobra negativo. Salud es, en estos momentos, quien asegura el pago de las nóminas, entre otros gastos.
Recientemente, la Corporació ha vivido un doble cambio en la gerencia y presidencia del consejo rector. Han llegado Ramon Cunillera, ex director general del Hospital de Mataró, como máximo ejecutivo, y Joaquim Casanovas, exgerente del IAS de Girona, que ha tomado las riendas de la presidencia del órgano de gobierno.