Conciliar en verano es un lujo para muchos. Las familias gastarán este verano entre 800 y 1.000 euros en apuntar a sus hijos a actividades como casales, campamentos o colonias. Actividades que, a su vez, son imprescindibles para conciliar con la vida laboral. Esa es la estimación que hacen desde Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña (Affac) para una familia de clase media con dos niños en edad escolar.
Hoy por hoy, como precio medio, los padres dicen haber pagado 247 euros por la participación en casales de verano, con una media de participación de 3,2 semanas. Es más caro en el caso de las colonias o campamentos --que requieren pernoctación--, con un precio de 460 euros por una media de 1,3 semanas. Según estas cifras, el precio medio por semana es de 77 euros por los casales y 354 euros por las colonias.
Una familia de dos progenitores y dos hijos de entre seis y 16 años, habría pagado 494 euros por un campus diario, según datos extraidos de una encuesta realizada por Alianza Educación 360. Estos precios prohibitivos condenan a los niños más vulnerables a quedarse en casa.
Desigualdades también en verano
La realidad es muy distinta para los menores que proceden de familias con un alto nivel socioeconómico. El 71% se puede permitir elegir si quieren que sus hijos pasen el verano en un casal, en las colonias o en un campamento mientras ellos trabajan. Una cifra notablemente inferior en familias de nivel socioeconómico bajo (41%).
Los números que maneja la entidad muestran las desigualdades de acceso a las oportunidades educativas fuera del sistema escolar. Ello sin olvidar el daño colateral que supone para estos niños el hecho de no participar en estos cursillos que también tienen un valor educativo. "Sabemos que estas actividades tienen un impacto cuando comienza el curso", explica el director de la entidad Alianza Educación 360, Enric Aragonès.
En declaraciones a Crónica Global, el portavoz avisa de que el verano es una oportunidad de disfrutar de "actividades grupales, motivadoras y de descubrir nuevos intereses". Para otros, en cambio, los meses de julio y agosto suponen "un alejamiento de los entornos habituales de aprendizaje y socialización", lo que se traduce en una pérdida equivalente a dos o tres meses de escolarización.
Más becas y oferta
Tascón y Aragonès evidencian que, en Cataluña, todavía no existe un despliegue suficiente de actividades extraescolares en verano para garantizar un acceso equitativo. Así, consideran que la Generalitat debe trabajar para que estas oportunidades "lleguen en igualdad de condiciones a toda la población".
Para ello, Enric Aragonès plantea intensificar las becas, implementar más oferta en todo el territorio --especialmente en los barrios más desfavorecidos-- y un mayor acompañamiento a familias sobre el proceso de incripción y de solicitud de ayudas.
En definitiva, la Administración debe asegurar que "nadie se queda fuera por motivos económicos". Sobre todo, teniendo en cuenta que las actividades estivales otorgan valores muy positivos a los pequeños de la casa, como el trabajo en equipo, la comunicación con otros compañeros o el fomento del deporte.