Nacer en fin de semana, festivos o vacaciones cada vez es un hecho más excepcional. Así se desprende de las estadísticas de nacimientos del Movimiento Natural de la Población del Instituto Nacional de Estadística (INE) de la última década, donde se constata que los días del año en los que menos nacimientos se registran son todos festivos nacionales -1 y 6 de enero, 1 de mayo, 15 de agosto, 12 de octubre y 6, 24, 25 y 31 de diciembre-, tal y como denunció hace unos meses la asociación El Parto es Nuestro.
No parece fruto de la casualidad. Más, si tenemos en cuenta que España tiene una tasa de inducciones del 34%. Esta cifra triplica las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mismo organismo que advierte de que iniciar este tipo de procesos duplica el riesgo de que el trabajo de parto acabe en cesárea.
Guía “Inducción médica en el parto”
Ante esta realidad, la Associació de Llevadores del Part a Casa de Catalunya (ALPACC) ha publicado la guía
para obtener respuestas en base a datos contrastables recogidos en todo el territorio catalán. De entrada, el documento incluye una batería de preguntas que las usuarias y futuras madres pueden formular a los profesionales que les recomiendan una inducción donde se detallan los riesgos asociados a esta técnica y se analizan y diseccionan los motivos más habituales aportados para llevarla a cabo.
Las profesionales que han elaborado el escrito insisten en que la inducción en el parto debe reservarse a situaciones con una clara indicación médica. Sí se debe realizar cuando los “beneficios esperados superen los potenciales daños” en casos en los que la madre sufra “preeclampsia, colestasis no controlada, patologías con presencia de anticuerpos o enfermedades no tratables antes del parto”. En estos escenarios, forzar el inicio del trabajo de parto es beneficioso tanto para la madre como para el bebé.
Situaciones que no son motivo de inducción
Por el contrario, en el informe se deja claro que no es motivo de inducción que el embarazo sea múltiple, que el bebé esté de nalgas, que la madre tenga diabetes gestacional, que el embarazo haya sobrepasado las 40 semanas o que hayan pasado 24 horas desde la rotura de la bolsa amniótica sin que la madre se haya puesto de parto. Todas estas situaciones suelen ser motivo habitual para proponer poner fin al embarazo por la vía de la inducción.
Por ejemplo, según se indica en la guía, en caso de bolsa rota, los estudios demuestran que, con una conducta expectante, se puede esperar hasta las 96 horas. Más allá de este eje temporal sí que hay riesgos de infección que pueden ser graves para ambos (la madre y el bebé), es por este motivo que si hay un agujero en la bolsa o si se rompe se suministran antibióticos por protocolo.
Riesgos asociados
“Un parto inducido presenta muchos más peligros para madre y bebé, peor experiencia personal para la familia y un coste mayor para el sistema sanitario”, señala Inma Marcos, comadrona y presidenta de ALPACC. La evidencia científica muestra que las inducciones doblan el riesgo de cesárea, como se ha indicado anteriormente, y aumentan hasta un 50% el de parto instrumentalizado.
Para la parturienta, se acrecienta la posibilidad de hemorragia postparto y de ruptura y de hiperestimulación uterina con la consecuente hospitalización materna prolongada. También se dispara el riesgo para el bebé de ser reanimado, además de crecer la posibilidad de ingresos hospitalarios hasta los 16 años por infecciones respiratorias o sepsis.
El uso de oxitocina sintética, relacionado con la depresión postparto
No es el único riesgo. El uso de oxitocina sintética para inducir el parto dificulta el establecimiento exitoso de la lactancia materna, el desarrollo del vínculo entre madre e hijo e incrementa la depresión y ansiedad postparto, tal y como se señala en el estudio de ALPACC.
Las autoras reclaman que el sistema sanitario proporcione un seguimiento más cuidadoso del final del embarazo, valorando el bienestar fetal y materno de forma individualizada para mejorar los resultados y la satisfacción de las madres. Además, recuerdan la importancia del apoyo emocional durante todo el proceso de decisión y el respeto a los deseos de los progenitores una vez hayan sido informados de las posibles opciones.