Los trabajadores del servicio de ambulancias llevan años reclamando la internalización del transporte sanitario en Cataluña. Exigen seguir el ejemplo de otras comunidades autónomas como Baleares y La Rioja y poner fin a lo que consideran un modelo "antiguo y caduco" en el que se priorizan "los beneficios de las empresas privadas" por encima del bienestar de los ciudadanos y trabajadores del sector.
En un momento en el que el Govern peina el mercado para abrir un posible macroconcurso de ambulancias, los sindicatos vuelven a reivindicar la finalización de los contratos con empresas privadas para que sea la Administración quien tome el control del servicio. Mientras, otros actores del sector advierten de los problemas de cambiar el modelo actual, como el incremento del gasto público que supondría esta internalización.
"Un modelo fallido"
Los sindicatos tienen claro que el servicio de transporte sanitario a través de empresas privadas es "un modelo fallido". Es el caso de CGT, que lleva tiempo denunciando que el sistema actual no solo es perjudicial para los trabajadores, sino que afecta directamente al ciudadano: "Es inseguro y precario, estamos poniendo en riesgo la salud de la ciudadanía", aseguran fuentes de la organización sindical a este medio.
"De las más de 1.328 ambulancias que operan en Cataluña, más del 90% están gestionadas por multinacionales que priorizan los beneficios por encima de la excelencia de los servicios para los que son contratados", denuncian. En este sentido, critican que bajo este sistema, las ambulancias acumulan retrasos y demoras en los servicios y que muchos de los vehículos sobrepasan el límite de kilometraje establecido en las plicas concursales, entre otros problemas.
"Las ambulancias están hechas polvo"
Así, consideran que la internalización del servicio de ambulancias revertiría directamente al usuario con una mejora de la flota de vehículos, mejor material y formación de los profesionales. "Ya no es solo cuestión de condiciones laborales y retributivas. Queremos poder ofrecer un mejor servicio al usuario. Es hora de hacer un cambio y que nos den los medios necesarios para atender de manera segura y eficaz al ciudadano. Las ambulancias están hechas polvo", lamentan desde el sindicato.
Así, ponen como ejemplo de éxito el modelo que ya implementan dos comunidades autónomas en la península ibérica. Baleares hace cinco años que decidió internalizar el transporte sanitario urgente y uno que también lo hizo con el programado. La Rioja internalizó todas sus ambulancias en abril de 2022. "No solo han mejorado el servicio, sino que con poco dinero han aumentado todos los recursos", señalan.
Falta de capacidad operativa y económica
A pesar de todo, el modelo de internalización sigue siendo minoritario en España y muchos lo atribuyen a la falta de capacidad operativa y económica de los gobiernos autonómicos. En el caso de Cataluña, los defensores de la colaboración público-privada insisten en que la internalización de las ambulancias requeriría un incremento de su financiación.
Desde el Cercle de Salut, una entidad formada por profesionales de reconocido prestigio y largas trayectorias en la sanidad catalana, consideran que "aunque es legítimo que el Govern tomase la decisión de gestionar directamente las ambulancias, no es una buena idea" y, sobre todo, insisten en que en ningún caso se puede afirmar que no supondría un coste adicional para los presupuestos de la Generalitat.
Valoración de los efectos
A pesar de mostrarse contrarios al cambio, aseguran que, en todo caso, debería hacerse una valoración de sus efectos. "Un proyecto de este calado debe ir necesariamente acompañado de la correspondiente memoria económica para conocer cuál sería el incremento de gasto que el sistema público de salud debería asumir por el hecho de la internalización", aseguran a este medio. Un gasto que, de acuerdo con los sindicatos, serviría de inversión y que, con el tiempo, reduciría costes a la Administración.
En cualquier caso, el debate está servido. La petición de internalizar el transporte sanitario llegó al Parlament de la mano de la CUP, y aunque el Govern ha dejado en vía muerta el plan del partido anticapitalista, los trabajadores del sector no tienen pensado mirar hacia otro lado. Su objetivo es claro y aseguran que harán la presión necesaria para conseguirlo.