Un colosal y carísimo dispositivo de Mossos d'Esquadra, "no visto en años", abortó ayer una suerte de batalla de la Bonanova entre los okupas de las casas El Kubo y La Ruïna y los vecinos y Desokupa, empresa que les había convocado para protestar contra los edificios allanados. No hubo choque entre las dos partes, pero la policía catalana "tendrá que dejar un retén" para garantizar la convivencia, totalmente quebrada, y será al menos hasta el 28 de mayo, día de elecciones municipales, pues se asume que el desalojo de los dos bloques será violento. 

Fuentes policiales consultadas por este medio subrayan el "titánico" dispositivo desplegado ayer, con efectivos de muchas áreas, incluidas, claro, la Brimo y Arro, antidisturbios pesados y ligeros; así como los Fura o de paisano; Información; drones y Hèlix o helicóptero. "¡Solo faltaba la policía marítima!", bromeaban algunos agentes. Con ello se frenó el gran envite del conflicto en La Bonanova, a un coste "carísimo" para el contribuyente, pero a partir de ahora quedan las heridas. 

Carga de Mossos de Esquadra en los aledaños de Plaza de la Bonanova / GALA ESPÍN

No habrá intervención hasta después del 28M

Las fuentes policiales consultadas por este medio aseguran que la entrada en El Kubo y La Ruïna, enclavadas en el corazón del acomodado barrio de la zona alta de Barcelona, no se producirá hasta después de las elecciones municipales, porque la intervención "será complicada" y previsiblemente se hará cuando las aguas se hayan calmado, "de madrugada". De hecho, pese al repliegue de los manifestantes prookupas, que se concentraron frente a las propiedades allanadas de la Sareb durante apenas una hora, los vecinos permanecieron hasta bien entrada la noche. Mientras que los anarquistas regresaron hacia Lesseps, donde rompieron los cristales de algunas entidades bancarias, los vecinos continuaron gritando frente a las casas.

Un manifestante hace el saludo fascista frente a las casas okupadas / GALA ESPÍN - CG

En cuanto los Mossos d'Esquadra relajaron el dispositivo en la plaza de la Bonanova, algunos de los residentes se dirigieron hacia las fincas okupadas al grito de ¡Guarros!, ¡Agua y jabón, es la solución! y ¡Fuera okupas de nuestro barrio!, en una muestra más de que la convivencia en la Bonanova está completamente rota. Sobre la medianoche un grupo de alborotadores de extrema derecha se dirigió hacia las casas haciendo saludos fascistas e insultaron a los periodistas. Metería al ejército de reservistas, comentaban en pequeños corrillos. Los agentes respondieron con conatos de carga que no fueron a más. 

Malestar por el "electoralismo" en la Bonanova

Con este escenario, marcado por la tensión y la violencia por ambas partes, algunas fuentes policiales consultadas cuestionan la implicación de Dani Esteve, el administrador de la polémica empresa Desokupa, y tachan su postura de "irresponsable". De hecho, según él mismo comunicó en sus redes sociales, los agentes del área de mediación de la policía autonómica se reunieron en los últimos días con él para que cesara en su empeño de tomarse la justicia por la mano y vaciara las casas. 

Las mismas voces manifiestan malestar por el "electoralismo" en torno a las casas okupas de la Bonanova. Cabe destacar que en los últimos días por la plaza han desfilado los candidatos a la alcaldía de varias formaciones como Gonzalo de Oro-Pulido, de Vox, y Anna Grau, de Ciudadanos, en lo que algunos interpretan como un inicio prematuro de campaña.

Carga de Mossos de Esquadra en los aledaños de Plaza de la Bonanova / GALA ESPÍN

Desokupa se lleva lo que quería

A pesar de mucha tensión, la tarde de ayer discurrió sin apenas incidentes, salvo una pequeña carga en la calle del Solsonès para evitar que los anarquistas se acercaran a los vecinos, que estaban acompañados por Dani Esteve, administrador de Desokupa. De hecho, Esteve había estimado en varios millares los residentes que le acompañarían el jueves, aunque finalmente salieron a las calles unos centenares. 

Eso sí, el empresario y exboxeador se ha llevado lo que quería: notoriedad. El barrio lo jaleó y su ascenso a la Bonanova desde la plaza Ferran Casabancas --donde repartió pizzas-- fue seguido por miles de españoles en streaming. Esteve se lleva la facturación de Bonanova, pero no la factura del carísimo dispositivo policial como había pedido, por ejemplo, el Síndic de Barcelona.