Dani Esteve, administrador de la polémica empresa Desokupa, ha encontrado un filón en el conflicto okupa del barrio de la Bonanova de Barcelona para reflotar su negocio. La compañía que encabeza entró en pérdidas en 2021 después de tres años acumulando cuantiosos beneficios.

Esteve ha aprovechado la desesperación de algunos vecinos de El Kubo y La Ruïna, las dos propiedades de Sareb okupadas desde hace diversos años, para presentarse como la única solución al contencioso. “Los de Desokupa somos los que queremos ayudar al pueblo, a los vecinos”, afirma el controvertido empresario en sus redes sociales como respuesta a lo que él considera una “inacción policial por órdenes políticas” a las puertas de la campaña electoral de las municipales.

Desde la fundación en 2016 de Conciencia y Respeto 1970 SL, el nombre legal de Desokupa, y hasta 2020 la empresa acumuló 934.478 euros de beneficios. Los años boyantes del rentable negocio de la desokupación, con domicilio en Travessera de Gràcia, se concentraron especialmente entre 2018 y 2020, alcanzando en 2019 1.759.061 euros de facturación, tal y como indican las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. Las fuentes consultadas apuntan a dos motivos principales como causa de este boom: el auge de las okupaciones y la campaña de márketing que Esteve ha construido en las redes sociales, donde acumula más de 220.000 seguidores.

180.000 euros de pérdidas

La hasta ahora empresa líder en desokupaciones, con más de 8.000 desalojos a sus espaldas, unas cifras que sus competidores cuestionan --"que los cobra, ¿a 50 euros cada uno?"-- tal y como ellos mismos explican, empezó a deshincharse en 2021. Al final de ese ejercicio, el último con los datos publicados, el grupo reconoció unas pérdidas de 180.339 euros. Los motivos de este revés se deben principalmente a que la facturación de la compañía cayó a prácticamente la mitad, mientras que los gastos se mantuvieron estables.

Daniel Esteve, fundador de Desokupa, en Madrid / CG

De hecho, el mayor desembolso de Desokupa se concentra en el pago de los salarios de sus 11 empleados, a los que destina más de medio millón de euros. El mejor retribuido es el mismo Esteve, cuya remuneración alcanzó en 2020 los 200.000 euros y en 2021 bajó a los 185.000. Las cuentas de la compañía reflejan que también han destinado 525.365 euros en el último ejercicio a “otros gastos”, un epígrafe que daría cobertura a los numerosos viajes que el dueño del grupo muestra en redes, los hoteles en los que se hospeda con sus hombres y la compra de material.

Ocho marcas idénticas se disputan el negocio

Más allá de haber cerrado 2021 en pérdidas, en estos seis años la empresa que administra Dani Esteve no ha repartido dividendos. En la actualidad, Desokupa tiene 700.000 euros de reservas, de los cuales 697.000 euros son beneficios, con un negocio tan lucrativo como controvertido como es el de los lanzamientos privados. De hecho, la rentabilidad de los operativos ha propiciado que otras empresas le empiecen a disputar la actividad. 

Daniel Esteve y otros empleados de Desokupa, durante un operativo / Cedida

En la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) figuran varias empresas cuyos nombres se mimetizan con la de Esteve y que tienen el mismo objetivo, el de ahuyentar a los allanadores sin esperar una orden judicial. DesokupacionLegal, de MyTown Servicios Inmobiliarios; DSKE o DesokupaExprés, de Salvador Marquina, también dueño de Recupera Exprés; la gaditana Desokupamos, de SC Select Control; Gador Desokupa, de Jesús Bañuelos Fernández; Desokupa Canarias, de Alejandro Falcón Morales; la granadina Ama Desokupa Exprés, de Ángela Mendoza Jiménez o Equipo de Desokupación Rápido, de Toledo y que administra Sergio Galván Jiménez. 

El sector "informal"

Asimismo, la firma de Esteve se enfrenta al llamado sector informal de las desokupaciones, que forma una red de personas que operan como músculo de alquiler a la hora de vigilar propiedades o vaciarlas de inquilinos, recuerda un empresario del inmobiliario. Pocos reconocen de su existencia, pero los directivos que los precisan intercambian sus teléfonos móviles. 

Quizá por ello, la primera de todas ellas, la que ha actuado en la Bonanova, ha tratado de proteger su marca. La Desokupa real ha registrado las denominaciones comerciales de Desbloquea; Desokkupa; Desocupa; Desblokkea; Desokupa Siempre, Desokupa.com y City Lock Auxiliares, una empresa de controladores de acceso que opera como segunda marca del grupo. Y que actuó, por ejemplo, en el controvertido Bloque Llavors de Barcelona. 

Esteve se achanta

Ya hoy y en las últimas horas, Mossos d’Esquadra ha frustrado el plan de Desokupa en la Bonanova. Esteve anunció “el mayor dispositivo de la historia” para desalojar El Kubo y La Ruïna. Sin embargo, Sareb, la propietaria de los dos edificios, se desmarca de la controvertida empresa, a la que no ha contratado, y explica que ha recurrido a los juzgados para recuperar los inmuebles

La falta de un contrato no impidió que el controvertido empresario amenazara con “entrar el jueves” en ambos bloques. Pese a ello, en las últimas horas ha aclarado que el personal de Desokupa se limitará a participar en la manifestación convocada por los vecinos de Barcelona “sin crear un altercado de orden público”.

Tensión

Los últimos mensajes en redes sociales de Esteve distan mucho del tono empleado el pasado 5 de mayo, cuando anunció “el caso del año, la desokupación de los dos edificios del paseo Bonanova”. Mostró como prueba un vídeo en una tablet en el que aseguraba que la compañía había aterrizado “en la zona”. “Mis chicos han dado varias vueltas, pero hoy no vamos a entrar, no tengáis miedo, entramos el jueves”, amenazaba entonces. “

El gorila está dando vueltas a la plaza y quería entrar ya el animal, pero le he dicho ‘gorila, aguanta'”, se mofaba en un claro intento de intimidar a los okupas, a los que se ha referido como “ratas” y “gusanos”. Ello ha calentado tanto el ambiente que los Mossos d'Esquadra han desplegado una presencia estable en el lugar. Ayer por la noche, por ejemplo, hubo conatos de pelea entre los squatters y chavales del barrio. Desde entonces el nombre de una empresa con problemas en los resultados y con cada vez más competencia ha sido una constante en la opinión pública.