La Policía Local de Mataró (Barcelona) pilló in fraganti a dos okupas que pretendían allanar un local. Se trata del bajo comercial del número 41 de la calle Torrijos, un bloque problemático con el que los allanadores parecen haberse obsesionado y que han intentado okupar en varias ocasiones, llegando a incendiar las zonas comunes para echar a sus vecinos. Ahora, intentan hacerse con el control del bajo.
Crónica Global se ha puesto en contacto con la vecina que el pasado sábado pilló con las manos en la masa a dos jóvenes. Fue sobre las cinco de la tarde cuando la mujer bajó a hacer unos recados y se topó con dos individuos en actitud sospechosa merodeando por las inmediaciones del local y llamando a los timbres. Cuando les preguntó qué estaban haciendo, le respondieron que eran empleados de una oficina bancaria.
Amenazas a los vecinos
La actuación de la vecina fue clave para frenar la okupación, que se produjo “a plena luz del día”. Tras la inverosímil respuesta, les pidió que le mostrasen una acreditación. Sin embargo, los jóvenes --que portaban una maza--, la amenazaron con golpearla y, según su versión, le dijeron: “Vete a tu puta casa a limpiar”. A raíz de estos hechos la vecina llamó a los Mossos d’Esquadra, que enviaron una patrulla al lugar para identificar a los dos sospechosos.
Según la misma fuente, los jóvenes expusieron que un amigo suyo había adquirido el bajo y les había encargado unas obras de remodelación. En concreto, esgrimieron que tenían que tirar unos tabiques y colocar unas persianas. Sin embargo, no pudieron acreditar la compra de la propiedad aportando ningún documento. Tampoco pudieron contactar con el supuesto propietario. Una vez identificados --aunque no detenidos, tal y como afirman fuentes municipales a este medio-- los técnicos del ayuntamiento procedieron a tapiar de nuevo el bajo de forma preventiva para evitar una okupación, dado que ya fue objetivo de los allanadores varias veces. Sin embargo, añade la vecina, el episodio no terminó aquí.
Los okupas no se rinden
Asegura que los jóvenes no se dieron por vencidos y que han regresado a la zona. El lunes pasado a mediodía, expresa, se los encontró de nuevo frente al edificio. “Volvieron a venir estos individuos y reventaron la entrada del local, pero no entraron porque un vecino llamó a la policía y hasta que no lo tapiaron no se fueron los agentes”. Además, denuncia que los mismos sujetos dejaron a los vecinos sin internet tras cortar los cables al día siguiente.
La situación en el bloque hace revivir a los vecinos los fantasmas del pasado. Aunque en la actualidad hay varios pisos usurpados, las voces consultadas señalan que “no generan molestias” y que la situación, por lo general, es tranquila. Pero no siempre fue así. En julio del año pasado los okupas que controlaban dos de las viviendas del bloque y que tenían intención de hacerse con el edificio completo presuntamente provocaron un incendio en el portal.
En aquel momento una vecina denunció que los allanadores rociaron con un líquido inflamable las zonas comunes y les prendieron fuego para colmar su paciencia y echarlos. “Me despertaron los bomberos mientras estaba durmiendo. Si no me avisan, no lo cuento”. En aquel momento, aunque las llamas solo calcinaron parte del portal, el humo afectó a las viviendas.
Algunos vecinos se movilizan…
Así pues, el papel de los vecinos ha vuelto a ser clave para frustrar otra okupación. Pero no es el único ejemplo, y es que en Mataró se han dado a conocer varios casos de allanamientos que no se han podido llevar a cabo gracias a la movilización de los residentes. Uno de los más concienciados con plantarle cara a los delincuentes son los de Vista Alegre, que se han llegado a manifestar delante del inmueble allanado hasta echar a los individuos.
Ocurrió hace unos meses en la calle Eduard Alcoy, donde cuatro personas entraron a una vivienda propiedad del banco en el número 16. Unas 150 personas lograron echarles, de la misma forma que hicieron en el número 42 de la calle Montal, en la misma zona. La presión de los residentes hizo que los propios okupas tuvieran que salir escoltados por los Mossos d’Esquadra.
…, pero otros tienen miedo
Sin embargo, hay otros barrios cuyos vecinos tienen más dificultades para plantarles cara. Y no por falta de ganas. Por "miedo", los residentes de Rocafonda no se atreven a dar la voz de alarma ya que la okupación está “normalizada”. En declaraciones a este medio, lamentan que el barrio ya tenga “más okupas que vecinos de toda la vida”, quienes viven un “infierno”. Los robos, los trapicheos y las peleas son ya episodios cotidianos, incluso a plena luz del día.
De hecho, hace unos días un vecino de la carretera de Mata avisó a la policía porque un grupo de siete u ocho individuos protagonizó una pelea a pedradas por un local que pertenecía a una antigua oficina bancaria.
La versión del ayuntamiento
Los vecinos de la capital del Maresme están al límite por la situación ante las okupaciones, pero para el Ayuntamiento la situación ha mejorado en relación a los últimos años. Según fuentes municipales, durante 2022 se registraron 385 denuncias penales, la mayoría de las cuales se presentaron entre enero y junio, y sólo un 32% se presentaron en los últimos seis meses.
A lo largo del año pasado, la Policía Local consiguió frustrar 192 usurpaciones, muchas gracias a la colaboración de la ciudadanía en la detección y denuncia de los hechos.