Un estudio del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña analiza las causas de mortalidad de los árboles / CTFC

Un estudio del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña analiza las causas de mortalidad de los árboles / CTFC

Vida

Los árboles del Pirineo catalán se mueren: un estudio explica las causas (algunas poco evidentes)

Una investigación liderada por el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña explica que, en condiciones de sequía contínua, la mortalidad por hongos se triplica en los pinos

26 enero, 2023 12:16

Jonás Oliva, investigador del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) y de la Universidad de Lleida- AGROTECNIO ha liderado el desarrollo de un estudio publicado en la revista Plant, Cell & Environment sobre la contribución de los patógenos de los árboles en el proceso de mortalidad en condiciones de sequía. El estudio ha contado con la participación del CREAF, el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y la Swedish University of Agricultural Sciences.

La investigación se ha centrado en los procesos fisiológicos que afectan al pino silvestre ( Pinus sylvestris) y en la pícea ( Picea abies) cuando están afectados por el patógeno Heterobasidion annosum s.s, un hongo que ataca la albeca y el duramen de los árboles y causa descomposición interna del tronco y las raíces. Heterobasidion annosum es un patógeno muy abundante en el Pirineo, donde se calcula que más del 30% de las abetosas están afectadas por la enfermedad que causa. Los abetos y las píceas son bastante tolerantes a la enfermedad. Aunque los árboles enfermos crecen menos, son susceptibles a las ventoleras y pierden la mayor parte de su valor carpintero, no suelen morir, explican los responsables del estudio.

De enfermedad crónica a enfermedad mortal

La sequía, añaden, "transforma una enfermedad crónica en una enfermedad mortal por los árboles". Los resultados demuestran la influencia negativa de la sequía en la capacidad de los árboles para defenderse del patógeno. Cinco meses después de la inoculación, los árboles inoculados con el patógeno y sujetos a condiciones de sequía mostraban lesiones necróticas el doble de granos que los árboles inoculados que habían sido bien regados. El tratamiento combinado de sequía y patógeno aumentó significativamente la mortalidad de Pícea,
que murió a un ritmo más rápido en comparación con los árboles que fueron sometidos a cualquiera de los factores estresantes por sí solos.

Durante la investigación, se han analizado los efectos de factores estresantes como la sequía o los patógenos en ambas especies de árboles jóvenes, midiendo su el estado hídrico, el intercambio de gases, los hidratos de carbono no estructurales (NSC), la defoliación, las respuestas de defensa, y su relación con la mortalidad. Los resultados han permitido avanzar en los mecanismos que existen detrás de la interacción sequía-patógeno. Por un lado, la sequía reduce las reservas de carbono de los árboles y perjudica la capacidad de los árboles
para construir barreras de defensa y revertir el patógeno.

Estrés hídrico

Por otro lado, las necesidades de defensa frente a este patógeno reducen la cantidad de carbono disponible por el árbol para hacer frente al estrés hídrico, afectando negativamente a su rendimiento hidráulico y por tanto, aumentando la tasa de mortalidad. "Aunque la mortalidad de árboles inducida por la sequía se ha estudiado intensamente en las
últimas dos décadas, las vías que conducen a la mortalidad de los árboles todavía no se conocen completamente", avisan. 

El cambio climático plantea retos cada vez mayores para los ecosistemas forestales y las enfermedades no sólo surgen después de la introducción de patógenos exóticos en nuevos entornos, sino también modificando su virulencia debido a procesos impulsados por el clima como la sequía. Por tanto, es cada vez más importante tanto predecir el riesgo de una aceleración en el desarrollo de enfermedades existentes vinculadas al cambio climático, cómo comprender la muerte de los árboles inducida por patógenos.