Uno de cada cuatro niños en España sufre trastornos visuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, el 25% de los niños de entre 6 y 15 años, 1,2 millones, tiene miopía, defecto del ojo que produce una visión borrosa o poco clara de los objetos lejanos. Se estima que esta cifra aumentará en los próximos años como consecuencia de, entre otros factores, el abuso de dispositivos electrónicos desde edades cada vez más tempranas. Un estudio reciente realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) refleja que, en 2050, la mitad de la población podría ser miope.
A edades cada vez más tempranas por el uso de pantallas
“Diariamente, nos encontramos en consulta con un debut de la miopía a edades más precoces, con miopías de mayor magnitud y con un incremento en su progresión”, explica la Dra. Idoia Rodríguez Maiztegui, especialista en oftalmología pediátrica, estrabismo y neuroftalmología en el Centro de Oftalmología Barraquer.
Este acrecentamiento de problemas oculares responde, según Miguel Ángel Pérez, MiSight® 1 Day Senior Specialist en CooperVision Iberia, a que en los confinamientos por el COVID se incrementaron las horas que los niños dedicaban al uso de pantallas digitales por el aumento de las clases online. A ello-continúa Pérez- se le sumó el descenso de las horas que pasaban los niños expuestos a la luz natural, “que ha demostrado ser un factor preventivo del surgimiento de la miopía”.
Y es que cuando usamos dispositivos electrónicos, sostiene la doctora Rodríguez, “estamos haciendo uso de la visión próxima e intermedia, lo que supone la contracción sostenida de la musculatura del ojo, dando lugar a síntomas de fatiga ocular, como dolor de cabeza y visión borrosa”. Además, describe la oftalmóloga pediátrica de Barraquer, al leer a través de una pantalla “vamos a parpadear menos, lo que provoca visión borrosa transitoria y molestias relacionadas con la sequedad ocular, como lagrimeo, enrojecimiento y sensación de quemazón y arenilla, ya que la lágrima natural que debería lubricar y oxigenar nuestro ojo se evapora”.
Problemas asociados a la miopía
Los problemas asociados a un alto grado de miopía son para tener en cuenta: desprendimiento de retina, alteraciones maculares, glaucoma, estrabismo, etc. “De ahí la preocupación de los especialistas y el interés de desarrollar métodos para intentar ralentizar su progresión”, advierte Idoia Rodríguez.
Existen varios métodos en la actualidad para intentar controlar la progresión de la miopía. No obstante, “requieren de un mayor número de estudios para conocer realmente su eficacia a largo plazo”, matizan desde Barraquer.
Cómo ralentizar su progresión
Uno de ellos es un fármaco, la atropina (solución oftálmica). Distintos estudios sugieren que la aplicación de una gota de este colirio en forma diluida (al 0,01%) diariamente durante un mínimo de 2 años podría ralentizar la progresión de la miopía sin prácticamente efectos secundarios. “El centro de oftalmología Barraquer está participando en la actualidad en un ensayo clínico de 4 años de duración en el que participan a su vez pacientes de toda Europa, EEUU y China, para evaluar la eficacia de la atropina al 0,01% en el control miópico a largo plazo”, apunta.
“Otros métodos que estamos recomendando son unas lentes de contacto diarias y unas gafas con un cristal “especial”, ambos basados en la corrección del defecto refractivo en un área central, con zonas periféricas de desenfoque”, añade Rodríguez.
Sin efecto rebote
Sobre el segundo método que menciona la doctora Idoia Rodríguez, el Estudio Clínico MiSight ® 1 day 7 años, impulsado por CooperVision y realizado a niños de entre 8 y 17 años, ha demostrado que el tratamiento con lentillas diarias diseñadas para ralentizar el crecimiento de la miopía es efectivo y no cuenta con “efecto rebote”.
Estas lentes “simulan una proyección de la imagen en la retina de tal manera que se induce una respuesta de menor crecimiento en la longitud del ojo”, detallan desde CooperVision. El resultado es que durante la etapa de desarrollo del niño/adolescente, desarrollará menos miopía de lo que lo haría de forma natural si no usará estas lentillas. Estas lentes sirven, además, como sistema de corrección de la visión para que el niño pueda seguir realizando sus tareas de lejos y cerca de forma normal.
Cirugía, ¿a partir de qué edad?
La cirugía que corrige la miopía, tal y como señala la Dra. Rodríguez, se puede llevar a cabo generalmente a partir de los 21 años, “siempre y cuando exista una estabilidad del error refractivo durante al menos 1 año”. No obstante, admite que, en el caso de las miopías elevadas, “a pesar de la cirugía refractiva, el ojo seguirá teniendo una forma “alargada” y presentará los mismos riesgos que comentábamos anteriormente a pesar de haber eliminado las dioptrías”.
Por ello, destaca, lo mejor es ser previsores desde edades bien tempranas. “En menores de 3 años se desaconseja el uso de pantallas”, indica. A partir de esa edad éste “debería ser únicamente ocasional sin superar la hora diaria en niños de 3 a 6 años, ni las 2 horas en menores de 16 años”. Desde Barraquer recomiendan también realizar descansos periódicos al realizar tareas de cerca durante largo tiempo y fomentar las actividades al aire libre ya que implican descanso del enfoque y un mayor uso de la visión lejana.