La pandemia ha cronificado el sinhogarismo en Barcelona. Así lo demuestra un informe de Arrels basado en una encuesta realizada el 10 de junio de 2021 a 300 personas sin hogar y que evidencia una dura realidad. Hoy por hoy, en la Ciudad Condal hay 1.064 personas durmiendo en la calle. De ellas, el 47% se encuentra en esta situación desde hace dos años o más. Uno de los datos que más preocupan a la entidad es que más del 40% de los encuestados reconoce no haber recibido atención por parte de ningún trabajador social del Ayuntamiento de Barcelona. Eso indica que "no hay ningún seguimiento ni una atención lo suficientemente intensa", explica Bea Fernández, jefa del equipo jurídico de Arrels.
Asimismo, según han apuntado en una rueda de prensa, se trata de una problemática muy masculinizada: el 91% son hombres, mientras que el 7% son mujeres. Pero tienen en común una alta vulnerabilidad. Y es que existe una "relación directa entre vivir más tiempo en la calle y sufrir un deterioro más grave" en varios aspectos. Entre ellos, la salud. De hecho, el 78% de las personas que llevan viviendo en la calle desde hace más tiempo se sienten vulnerables, también por el aumento de las agresiones y la violencia: el 45% ha sido víctima. También empeora el riesgo de sufrir alguna enfermedad crónica --el 31%-- o trastorno de salud mental --el 48%--.
"La calle deja marcas"
El estado de salud de una persona le dificulta el acceso a una vivienda digna, explican desde la entidad. Según el informe, el 16% de ellas han tenido que abandonar el alojamiento por problemas de salud física. Un dato que se multiplica en el caso de aquellas a quienes se les ha diagnosticado un problema de salud mental. "La calle deja marcas en el cuerpo, en las emociones y en el alma. Vemos mucho dolor emocional en las personas, que llega antes del dolor físico. Muchas están deprimidas porque tampoco pueden pensar en el mañana, sólo en sobrevivir", relata Giorgio Ossola, trabajador de Arrels.
Por otro lado, el 25% de los sintecho dice no tener cubiertas sus necesidades básicas. Un porcentaje que se sitúa en el 22% en el caso de los que llevan más de dos años así. Desde Arrels explican que, muchos, "no se dirigen a los servicios sociales porque han perdido la esperanza". "Hay que esperar mucho tiempo para que te atiendan y, cuando lo hacen, la primera vez es solo para conocerse. Otras personas van a los servicios sociales y consiguen ayudas para comedor, pero no para una vivienda", manifiesta Ossola, basándose en su experiencia como persona sin hogar.
Pero todavía lo tienen más complicado las personas sin hogar que viven con un animal de compañía, ya que no pueden acceder a los servicios básicos en compañía de ésta. "Son sólo dos o tres las entidades que los aceptan".
"Medidas inmediatas"
Ante esta realidad, desde Arrels proponen adoptar "medidas inmediatas", como "abrir espacios pequeños en cada barrio para que centenares de personas dejen de dormir en la calle". También plantean "fortalecer los equipos de calle", simplificar los trámites para obtener la documentación básica e incorporar el sinhogarismo a la mesa de emergencias del Ayuntamiento de Barcelona. "Las mesas de emergencia están reguladas para ofrecer alojamiento a las personas que están a punto de perder la vivienda, a familias en situación de mucha vulnerabilidad… Esto no sería la solución para todos, pero sí que facilitaría a aquellos casos más vulnerables. Por ejemplo, discapacidades muy graves".
El próximo 15 de junio los voluntarios de la entidad volverán a salir a la calle para entrevistar a las personas que duermen en la calle con tal de conocer su situación. De aquí saldrán nuevos datos para afrontar esta lacra que se cronifica.