Una mujer le da un beso a su niño / PXHERE

Una mujer le da un beso a su niño / PXHERE

Vida

“Las personas con falta de cariño en la infancia se muestran sumamente dependientes de otras”

Con motivo del día internacional del beso, un psicólogo especialista en infancia muestra los beneficios que tienen en la futura personalidad de los niños y las consecuencias derivadas de su carencia

13 abril, 2022 00:00

El coronavirus ha cambiado en gran parte la forma de relacionarse y ha reducido notablemente las muestras físicas de afecto. Según una encuesta realizada por Gleeden, un 76% de la población española reconocía haber besado mucho menos en pandemia. Uno de los colectivos más afectados por esta privación de besos y este cambio de modelo de relación han sido los niños. Sin embargo, la carencia de besos puede dañar irremediablemente su autoestima y su seguridad personal.

Los besos consiguen que los niños se sientan bien, queridos, aceptados y deseados permitiendo que se desarrolle una buena valoración de sí mismos fortaleciendo la autoestima. Son cruciales para tener un adecuado desarrollo psicológico y afectivo”, explica Ángel Luis Guillén, director de Psicopartner, centro especializado en terapia y psicología sanitaria, tanto para adultos (individual o pareja) como niños y adolescentes, que atiende también de forma online.

Base de la relación con los padres

Además, son fundamentales en la generación de un vínculo de apego seguro con las figuras de referencia, como son los padres, algo que también determinará su forma de enfrentarse a problemas y desafíos del día a día. “Un apego seguro permite afrontar con confianza y tranquilidad cualquier obstáculo de manera eficiente y funcional, disminuyendo la ansiedad y los miedos”, considera Guillén. “Son el punto de partida, la base de la relación que tendrán con ellos en un futuro”, añade. Pero esto sólo es el principio de una larga lista de beneficios.

Un niño dándole un beso a su madre / PIXNIO

Un niño dándole un beso a su madre / PIXNIO

“Besar y que te besen favorece la producción de las llamadas hormonas de la felicidad: endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina. En concreto, la oxitocina está asociada a los vínculos emocionales (abrazos y besos) consiguiendo que aparezca una sensación de bienestar y de confianza”, confirman desde este centro de psicología. También están relacionados con una mejor conciliación del sueño, “ya que ayudan a tranquilizarles y a calmarles”.

Consecuencias de las carencias afectivas

Si poderosos son los beneficios de besar y ser besado, la carencia de estos en la infancia conlleva consecuencias realmente funestas. “Una carencia acusada de besos y muestras de cariño produce un efecto de inseguridad emocional y carencia afectiva que probablemente repercutirá en la autoestima y seguridad personal. Asimismo, estos niños de adultos suelen repetir el mismo patrón con el que han sido educados. De esta forma, podemos ver que las personas que no recibieron ese afecto en su infancia distantes se muestran distantes y frías a nivel emocional, sin tener capacidad para poder manifestar sus emociones de cariño y amor, ya que lo viven como una señal de vulnerabilidad y de debilidad. Además, las personas con falta de cariño en la infancia buscan constantemente el afecto en otros y se muestran sumamente dependientes de otras personas”, manifiesta Angel Luis Guillén.

Obligar a dar besos “por educación”

 Sin embargo, este experto en la salud mental de la infancia se muestra tajante ante el planteamiento de obligar a los niños a dar besos en señal de educación. “No hay que obligar a los niños a dar besos sino tratar de enseñar y entender que los niños están aún en un proceso de adquisición de habilidades sociales. El obligar a un niño a dar un beso es forzarlo a tener un contacto físico no deseado sin permitir que, por sí mismos, puedan establecer los límites que necesitan para sentirse seguros. Aunque los adultos solemos dar besos a desconocidos sin mayor problema, en los niños el dar un beso significa romper un espacio de seguridad que ante una persona desconocida puede generar ansiedad y malestar”, concluyen desde Psicopartner.