Refugiados procedentes de Ucrania, donde la guerra ha provocado retrocesos en la Agenda 2030 firmada hace siete años / Chaloupka Miroslav - CTK - dpa

Refugiados procedentes de Ucrania, donde la guerra ha provocado retrocesos en la Agenda 2030 firmada hace siete años / Chaloupka Miroslav - CTK - dpa

Vida

Los alcaldes de Ucrania piden al mundo ayuda para respetar los corredores humanitarios

Rusia bombardea las ciudades eslavas y este miércoles atacó un hospital infantil de Mariúpol; los políticos ucranianos instan a la comunidad internacional a cerrar su espacio aéreo

10 marzo, 2022 00:00

Los alcaldes de las ciudades ucranianas sitiadas por las tropas rusas piden resistir los ataques. Járkov, Mariúpol, Sumy, Chernígov, Konotop… toda una retahíla de urbes sufren los bombardeos indiscriminados ordenados por el Kremlin, con miles de muertes de civiles que no pueden huir por los corredores humanitarios. Los green corridors pactados por ambos países son cortados a las pocas horas, lo que impide la huida de la población hacia zonas más seguras y el abastecimiento de medicamentos, víveres y productos de primera necesidad.

Mariúpol, acorralada entre la ofensiva salida de Crimea y el Donbás, está en el punto de mira del Kremlin. Este miércoles alrededor de las cinco de la tarde sufrió uno de los más crudos ataques aéreos rusos: contra un hospital infantil. El alcalde, Serhiy Orlov, recordaba pocas horas antes que había “visto morir a un niño de tan solo ocho años por deshidratación”, tras el cierre de los corredores humanitarios y las vías de abastecimiento necesarias para la vida en la ciudad situada junto al mar de Azov.

El infierno de Mariúpol y Járkov

Los ataques en Mariúpol y Járkov han conmocionado al mundo por su dureza y agresividad. La gente muere mientras compra el pan o en los disparos entre ambos bandos en las calles más céntricas. Orlov y su homólogo de Járkov, Ihor Terekhov, han pedido ayuda a la comunidad internacional para que Rusia respete los corredores humanitarios. Ya no solo para que sus ciudadanos puedan huir de la guerra, sino para que los que siguen en la ciudad puedan vivir.

Un edificio dañado tras el ataque de las tropas rusas en Járkov, Ucrania / EFE

Un edificio dañado tras el ataque de las tropas rusas en Járkov, Ucrania / EFE

“Las tropas rusas han sitiado la ciudad, han destruido todo y han impedido la llegada de productos de primera necesidad”, asevera el dirigente de Mariúpol, quien recuerda que “desde hace ocho días” no tienen gas y “la gente compite para encontrar un poco de madera para calentarse y comer”. La situación es crítica. “Hemos vuelto a la época medieval”, sentencia Orlov. El alcalde de Járkov también sufre el desabastecimiento, aunque mientras los bombardeos continúan también en el municipio, las rutas de entrada y salida de sus calles son algo más sencillas, dentro de lo posible en una guerra, que en Mariúpol. “Necesitamos que cierren el espacio aéreo ucraniano, para proteger los corredores humanitarios y a toda la gente que está muriendo con ataques desde el cielo”, remarca Terekhov.

Cierre del espacio aéreo

“La actual agresión rusa es inaceptable. Por ello, pedimos de forma urgente e inmediata que se cierre totalmente el espacio aéreo en Ucrania”, esgrime Oleksiy Chernyshov, ministro ucraniano para el desarrollo de las comunidades y territorios. Sin embargo, la OTAN se niega a hacerlo y tiene una razón de ser: si se bloqueara el cielo por completo, aviones de combate de la Alianza deberían atacar a cazas rusos para hacer cumplir la medida.

Una foto de un folleto publicada por el servicio de prensa del Servicio Estatal de Emergencia de Ucrania muestra un incendio en un edificio del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) después de un bombardeo en Kharkiv (Ucrania), por parte de Rusia. Según el servicio estatal de emergencia de Ucrania, el edificio fue alcanzado por un ataque con misiles / EFE - EPA - SERVICIO DE EMERGENCIA DEL ESTADO DE UCRANIA

Una foto de un folleto publicada por el servicio de prensa del Servicio Estatal de Emergencia de Ucrania muestra un incendio en un edificio del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) después de un bombardeo en Kharkiv (Ucrania), por parte de Rusia. Según el servicio estatal de emergencia de Ucrania, el edificio fue alcanzado por un ataque con misiles / EFE - EPA - SERVICIO DE EMERGENCIA DEL ESTADO DE UCRANIA

El propio presidente de Rusia, Vladímir Putin, considera la exclusión aérea equivalente a una declaración de guerra. No obstante, los alcaldes de los cinco municipios que han participado este miércoles en la conferencia abierta a periodistas de todo el mundo promocionada por el área metropolitana de Gdansk (Polonia), han instado a la comunidad internacional al cierre de su cielo para “evitar la muerte de más gente inocente” y la destrucción completa de sus ciudades.

Alternativas de abastecimiento

“La situación está bajo control, pero la ciudad está cerrada”, apunta Oleksandr Lysenko, alcalde de Sumy, una de las ciudades sitiadas por las tropas rusas. Las bombas y los misiles siguen cayendo sobre las calles, áreas residenciales, edificios sociales… Pero lo que más preocupa a todos estos alcaldes es la escasez de productos esenciales. El embotellamiento de las capitales por los tanques dirigidos por el Kremlin impiden la entrada y salida de cualquier tipo de mercancías.

Yuriy Bova, primer edil de Trostianets (región de Sumy), intenta hacer llegar alimentos para que sus ciudadanos no mueran de hambre. El desabastecimiento en las ciudades del Este de Ucrania es extremo, los bombardeos persisten, e incluso hay algunas capitales que viven en un invierno eterno, sin gas ni electricidad. Sin embargo, el alcalde se resiste a recoger la ayuda que ofrecen las tropas rusas. “Hemos avisado a la gente que no se monten en los autobuses rusos pase lo que pase”, apunta.

Niños y corredores humanitarios

“Los medicamentos y la comida para bebés no llegan, estamos en un estado crítico”, explica alarmado Veniamin Sitov, alcalde Merefa (región de Járkiv). Los más pequeños son los que ven como su futuro se desvanece entre el fuego y las explosiones. Algunos logran salir y traspasar las fronteras hacia la Unión Europea (UE), por Polonia, Hungría, Moldavia u otros países. Muchos de ellos lo hacen solos y a la espera de ayuda humanitaria en el lugar de acogida.

Refugiados ucranianos llegan a Moldavia / EFE/EPA/DUMITRU DORU

Refugiados ucranianos llegan a Moldavia / EFE/EPA/DUMITRU DORU

“Más de 200.000 personas quieren salir de Mariúpol, estamos desesperados”, señala Orlov. Los misiles rusos han destruido muchos de los autobuses antes de entrar en los corredores humanitarios prometidos en las treguas pactadas por las delegaciones ucraniana y rusa, y ahora solo cuentan con 21. Los artículos de primera necesidad y la salvaguarda de la gente en las ciudades no viene dada por el gobierno liderado por Volodímir Zelenski, sino por los ediles que luchan para que su ciudad siga existiendo y sus pobladores puedan volver a vivir, mientras el Kremlin bombardea las únicas vías de escape, mientras encarcela y deja morir a miles de civiles, según explican los dirigentes locales.

“Genocidio” ruso

“Los rusos no tienen humanidad. Han destruido casas, residencias… todo desde el aire. Han matado a miles de civiles que intentaban huir”, asevera el alcalde de Sumy. La brutalidad de una guerra en plena Europa es algo que conmociona el mundo occidental, que abre sus fronteras a los refugiados. A los que pueden salir. Pero, ante una vaga ayuda de Estados Unidos y la UE, los dirigentes ucranianos gritan “genocidio” y llaman “genocida” a Putin.

“¿Cómo puede ser que todo esto esté pasando el siglo XX? Nos están aniquilando”, sentencia el alcalde de Mariúpol. Los políticos de Ucrania, como sus compatriotas en el exterior y un gran número de ciudadanos de antiguas repúblicas soviéticas residentes en Barcelona, piden al tribunal y a la comunidad internacional que juzgue al Kremlin por crímenes de lesa humanidad.

Pero aunque esto tarde en llegar, Orlov asegura que si la ciudad que caiga en manos rusas dejará de serlo. “Solo hay futuro con Ucrania, construimos nuestra ciudad bajo la bandera ucraniana y protegeremos Mariúpol”, explica. “No habrá una Mariúpol de Rusia, se convertirá en un desierto”, sentencia el alcalde de la ciudad. La población civil muere y sufre, mientras los gobernantes municipales están a pie de calle intentando recuperar la paz.