Una joven con la mascarilla, cuyo fin empeora los problemas mentales en adolescentes  / EP

Una joven con la mascarilla, cuyo fin empeora los problemas mentales en adolescentes / EP

Vida

El fin de las mascarillas empeora los problemas mentales de adolescentes

El Covid tiene mucha repercusión en los jóvenes, que se encuentran en una etapa complicada en la que experimentan cambios sociales y corporales

2 marzo, 2022 00:00

Lo peor de la pandemia parece que llega a su fin, pero la huella emocional que ha generado en una gran parte de los jóvenes permanece. Los efectos psicosociales del Covid tienen mucha repercusión, especialmente en la adolescencia, una etapa complicada en la que el menor experimenta cambios sociales y corporales. El fin de las mascarillas en los exteriores ha resultado incómodo para la mayoría de ellos. Una sensación que crece ante la inminente eliminación de este complemento también en los espacios interiores. Así pues, se incrementan los complejos en unos jóvenes que se han pasado dos años con parte de la cara tapada. Los expertos ya han bautizado al "miedo a reencontrarse con la propia imagen ante el resto de personas": es el "síndrome de la cara vacía".

Los adolescentes se han acostumbrado a percibir al resto y a sí mismos detrás de unas imágenes distorsionadas. Quitarse la mascarilla --y la protección que ésta supone-- puede desencadenar muchas inseguridades y miedos. Así lo asegura la psicóloga Olga Armengol, quien alerta de que las “sensaciones de inseguridad, vulnerabilidad y fragilidad se suman al estrés que ha representado para ellos tanto tiempo de aislamiento social en una etapa de sus vidas en la que la sociabilidad con otros es muy importante”.

Un grupo de jóvenes interactuando con mascarilla / EP

Un grupo de jóvenes interactuando con mascarilla / EP

Aumentan las fobias sociales

Aunque los jóvenes tienen capacidad para "adaptarse a todas las circunstancias", la larga duración de la pandemia ha afectado en que adquieran las herramientas necesarias para una adecuada integración en la sociedad. “El factor del miedo, junto a la mascarilla, y las dificultades propias de la edad en la integración de la imagen corporal, ha llevado a muchos adolescentes a vivir con miedo el hecho de llevar la cara desnuda”, dice Armengol.

De hecho, los profesionales de la psicología han percibido un aumento de fobias sociales y de inseguridades en la interacción entre adolescentes. Han pasado de relacionarse a través de pantallas, a hacerlo de forma presencial. Ahora, “se suma el hecho de tenerlo que hacer con la cara descubierta, sin filtros y sin poder elegir qué se comparte y qué no”.

Miedo a mostrarse sin filtros

Desde el confinamiento, el uso de las redes sociales como herramienta de comunicación se ha disparado. Los jóvenes se han acostumbrado a elegir “qué imagen quieren dar de ellos mismos y a recibir un feedback en modo de likes que les hacía sentirse valorados por su imagen". Pero es un engaño: pues estas imágenes no muestran la realidad tal y como es; están llenas de filtros y modificaciones que esconden todos los complejos que cualquier persona puede tener. Así pues, han estado cerca de dos años "ofreciendo una imagen distorsionada de ellos mismos". Por eso, quitarse la mascarilla se ha convertido en un mal trago. 

Algunos padres consultados por Crónica Global reconocen en sus hijos adolescentes un cambio de actitud desde el fin de las mascarillas en exteriores. De hecho, aseguran que sus hijos sienten “vergüenza” al descubrirse la cara. “Hasta hace poco no se la quitaba en la calle, ni siquiera cuando ya no era obligatoria”, dice un padre, que lamenta que en su hija han crecido los complejos y la encuentra "más tímida".

Una red social donde una usuaria da un 'like' a una fotografía / EP

Una red social donde una usuaria da un 'like' a una fotografía / EP

Dificultades para socializar

Asimismo, tanto expertos como familias perciben otros cambios en la actitud de los menores. Por ejemplo, el rechazo a las aglomeraciones. El contacto social está siendo para muchos un “factor estresante” y, a menudo, hacen falta herramientas para saberlo gestionar. “Todo el tiempo que han estado en situación de aislamiento social les ha repercutido en no saber socializar en persona”. De hecho, Armengol explica haberse encontrado con casos en que les cuesta gestionar el estrés que representan los encuentros en persona con otros adolescentes. Unas reuniones “cara a cara” que ahora serán con la cara descubierta, lo cual puede hacerles sentir “observados o juzgados”.

Por ello, es importante que los adolescentes se reencuentren con su imagen “real, sin filtros y sin máscaras”. "Poco a poco deberán ir integrándola en su autopercepción, aprendiendo a quererse tal y como son, para después mostrarse sin miedo". Solo así la sociedad será capaz de sobreponerse al duro golpe que, en todos los sentidos, ha supuesto esta pandemia.