“Queremos quedarnos en la ciudad”. Así firmaba el Museo Hermitage una carta abierta a la ciudadanía de Barcelona publicada en varios medios de comunicación --entre ellos, Crónica Global--. Después de decidir esta institución llevar a juicio al Ayuntamiento de Barcelona liderado por Ada Colau, diferentes sectores de la ciudad han respondido a las trabas que los comunes han puesto a la creación de este centro cultural y artístico de referencia mundial.
El proyecto, que lleva más de diez años en el aire, ha pasado por diferentes reformas y aprobaciones: del consejo del Puerto de Barcelona, y la fórmula de decisión del consistorio que acordó con la entidad portuaria. Ese terreno, que favorecería un turismo diferente y no de “borrachera” en la zona, según explica a este medio el presidente de la asociación vecinal de la Barceloneta, Manel Martínez, fue licitado con la única oferta del Hermitage. Tras lograr alzarse con el contrato, el consistorio de Colau decidió dar alternativas fuera de plazo. Algo que los ciudadanos de la zona consideran una “estrategia de la mentira” por parte de la alcaldesa.
Hastío vecinal con Colau
Martínez asegura que “los informes presentados por el ayuntamiento no son concluyentes”, y que la decisión de interferir para ahuyentar al Hermitage de la capital catalana impacta en el “resto de inversiones de España y Europa que tengan un componente público” en ellas. Los vecinos de la Barceloneta, demás, lograron que más de 4.000 personas, procedentes de sectores como el cultural o el educativo, firmasen un manifiesto a favor del museo en Barcelona.
El presidente de la asociación vecinal lamenta la “mirada provinciana” del gobierno municipal y de Colau, con una “posición sectaria” que oculta “sus responsabilidades”. En este sentido, Martínez asegura que el hastío de los ciudadanos viene por “tener que pagar 100 millones de indemnización que saldrán de las arcas públicas y nos tocará pagar a todos los barceloneses”. Desde la Barceloneta defienden el Hermitage como un foco de atracción de visitantes de calidad frente al turismo de borrachera que ha imperado en gran parte del barrio durante los últimos años.
Exposición permanente
El exconsejero de Cultura de la Generalitat Ferran Mascarell fue uno de los grandes impulsores del nuevo modelo del Hermitage, que resultaría en algo totalmente diferente al que actualmente acoge Amsterdam (Países Bajos). Para empezar, se acordó que la exposición contara con una colección permanente y otras temporales de forma secundaria. En el museo holandés, por el contrario, se basa en la itinerancia de sus obras.
Mascarell asevera, respecto a este proyecto, que “el ayuntamiento de Colau se ha hecho incomprensible”, por ahuyentar un proyecto cultural de referencia mundial para la ciudad. “Tenemos pocos movimientos artísticos europeos representados en Barcelona, y el Hermitage habría hecho ganar en este sentido a la ciudad”, remarca el exconseller.
Contacto con el arte local
“Apoyar el Hermitage no quiere decir que la administración deba dejar de apoyar el resto de museos como el MNAC o la Fundació Miró. A veces se contraponen conceptos y debe garantizarse la continuidad del ecosistema actual también”, apunta Mascarell. Los artistas locales refuerzan la idea del político que se contrapone a las bases ideológicas que rigen el consistorio barcelonés. “Barcelona es una ciudad con un gran potencial creativo, que está viendo debilitada su imagen”, recuerda el director de galería Senda, Carlos Durán, quien además cree que este tipo de acciones marchita a los artistas.
El Hermitage había contactado con diferentes entidades y asociaciones culturales y artísticas de Barcelona para potenciar este ecosistema en la ciudad. Es decir, para no estar aislado de la ciudad, sino fomentar la producción e intercambio de conocimiento entre organismos y autores. El presidente del Cercle Artístic, Félix Bentz, señala que la dirección del museo se puso en contacto con su entidad y firmaron un convenio de colaboración, algo que aporta un valor añadido “viniendo de una institución, además, que representa la calidad”.
Por ello, junto a los grandes sectores sociales, económicos y culturales, Bentz tampoco acaba de "entender el problema” porque, según el dirigente del Cercle, “no todos los días recibimos un proyecto así”. Colau deberá decidir qué modelo de ciudad quiere, con el rechazo de una gran masa social a este tipo de actuaciones. El Hermitage, con las trabas del ayuntamiento, ha puesto en el centro de las miradas el futuro de Barcelona.