La pandemia ha afectado duramente a todos los sectores de la sociedad y ha generado una crisis económica, sanitaria y social que todavía perdura. La salud ha sido la principal víctima de este virus en todos sus ámbitos, pero uno de los casos más desconocidos es el del Banco de Leche Materna de Cataluña, que se quedó bajo mínimos.
Cuando se decretó el estado de alarma, el centro contaba con reservas para tres meses, pero tras el confinamiento total se redujeron a solo un mes al no recibir donaciones durante dicho período. Así lo ha contado a Crónica Global la responsable del Banco de Leche Materna, Vanessa Pleguezuelos, que expone que la situación más crítica les llegó a finales del verano pasado.
Reservas al límite
Una vez se inició la desescalada, las donantes seguían sin asistir a los hospitales por miedo a contagiarse, pero Pleguezuelos asegura que pudieron mantenerse “bastante bien”. Tras un verano con el stock rozando el límite, en septiembre alcanzaron unas reservas de tan solo cuatro o cinco días, así que “si no entraba leche en ese período, los pacientes se quedarían sin”. Esta fue una situación crítica, pues los bebés que la reciben corrían el riesgo de perder su principal alimento.
El centro distribuye la leche a los hospitales, donde cada médico decide a qué criatura se destina. La responsable explica que suele ir dirigida a bebés muy prematuros de menos de un kilo y medio cuyas madres no disponen de leche propia o tienen una producción baja. Por tanto, dependen totalmente de las donantes para “recibir el equilibrio exacto de vitaminas, minerales y otros elementos que les ayudan a tener un desarrollo adecuado, así como anticuerpos que les protegen de infecciones”, explica a este medio Ana Romero, enfermera de la unidad de neonatos del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.
Acciones para recuperar el ‘stock’
Tras quedarse bajo mínimos, iniciaron varias acciones para concienciar a la gente de la situación y, así, recuperar su stock habitual. Una de ellas fue una campaña en redes sociales con la que, bajo el lema Ponte el pecho que salva vidas, pedían a las madres que publicaran una fotografía sosteniendo un dibujo de una mama que compartieron en Instagram.
Por otro lado, enviaron a sanitarios a municipios a los que los autobuses del Banco de Sangre no asisten con frecuencia para hacer difusión y encontrar a posibles interesadas. Tras ello, establecieron rutas por comarcas cercanas y adaptaron vehículos para realizar, por un lado, extracciones sanguíneas y, por otro, entrevistas a madres que querían donar leche. Con esto, entre noviembre y diciembre recibieron un boom de nuevas donantes, de modo que “a principios de este año se estabilizó el stock”, apunta Vanessa Pleguezuelos.
Provisiones para verano
El Banco de Leche Materna de Cataluña también suele sufrir variaciones en sus reservas durante el verano dado que los hábitos cambian y la gente dedica más tiempo al ocio, algo que la responsable del centro explica que no es compatible con la extracción de leche para la donación. “Es algo muy sacrificado y hay unas instrucciones muy estrictas que se deben seguir, por lo que es complicado de combinar con disfrutar del período vacacional”, sostiene.
Para prevenir una reducción drástica del stock, aprovechan el Día Mundial de la Donación de Leche del 19 de mayo para hacer una gran campaña y visibilizar su importancia. Pleguezuelos explica que son meses en los que bajan las reservas porque la gente viaja, por lo que se anticipan con acciones como esta para conseguir donantes que estén disponibles en verano. “Ahora tenemos leche para pasteurizar para un mes y las reservas para suministrar son de casi dos meses. Es como si la pandemia no hubiese afectado porque la situación es totalmente estable”, añade.
Caso similar en Madrid
Este no es un caso aislado, pues en Madrid se vive una situación similar en la Fundación Madrina. La organización ayuda al riesgo alimentario, entre otros, de madres e hijos a través de su Banco del Bebé, que desde hace unos meses denuncian que se encuentra vacío. “Antes, el 60% de la población que atendíamos era maternidad e infancia vulnerable, pero con la pandemia ha subido al 90%”, ha explicado su presidente, Conrado Giménez, a este medio.
Actualmente, hay alrededor de 350.000 familias con niños que recurren a su ayuda, unas 4.000 al día, entre las cuales hay cerca de un millón de menores. Giménez expone que esta situación de escasez existe desde septiembre y se ha agravado con la llegada del verano, pues las instituciones y bancos de alimentos cierran por vacaciones, de modo que la necesidad “se duplica”.
Sin ayuda de las empresas
La Fundación Madrina provee a las familias con aquello que compran con el dinero de donaciones de la gente o que les dan los bancos y las propias empresas. Estas últimas les han manifestado que “lo están pasando muy mal”, de modo que muchas han tenido que dejar de entregarles productos por la crisis derivada del Covid-19.
Conrado Giménez se encontraba en un punto de entrega de alimentos cuando conversó con este medio y lamentaba que solamente tenían lechuga para ofrecer a la gente que acudía en su ayuda. Asimismo, denuncia la “falta de ayuda” por parte del Gobierno, al que considera “culpable” de esta situación. Aun así, se muestra esperanzado y sostiene que afrontan los próximos meses con “fe y providencia”.