La Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans, más conocida como la ley trans, no ha comenzado el proceso de tramitación y ya está debate. El Ministerio de Igualdad ya tiene un borrador preparado para blindar los derechos del colectivo, pero no sin problemas.

Por un lado, está la discrepancia política. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, afirmó el jueves pasado que le “preocupa la idea de pensar que se elige el género sin más que la mera voluntad o el deseo”.

Partidos

No es la primera vez que ha mostrado su diferencia con este proyecto de ley. Ella y algunas ministras del PSOE firmaron un documento contra "las teorías que niegan la realidad de las mujeres", este verano. Un texto que va en la línea de algunas organizaciones feministas que alertan de que la nueva normativa puede suponer el “borrado de las mujeres”.

En el borrador actual, se especifica “el respeto a la autodeterminación sobre el cuerpo", por el cual las personas tienen derecho "al reconocimiento de su identidad de género libremente manifestada". Todo ello, sin tener que pasar por un diagnóstico de un especialista de salud mental que dictamine una “disforia o incongruencia de género”, como hasta ahora.

Despatologización

La escritora y activista feminista Laura Freixas considera que “es un error no dar voz a los médicos”. Un posicionamiento que defienden movimientos como Confluencia Feminista (CF) o la recién creada Alianza Contra el Borrado de las Mujeres (CB), dos federaciones de colectivos del entorno feminista.

Tasia Aránguez, del equipo jurídico de CB, subraya la “necesidad de que las personas que padezcan incongruencia de género accedan a una atención psicológica porque se habla de rechazar el propio cuerpo y un impacto en la vida de la persona”. “La mejor ayuda sería que una persona pudiera aceptar su propio cuerpo”, sentencia.

La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la ministra de Igualdad, Irene Montero / EFE

Sufrimiento

Desde los colectivos trans defienden que no es un asunto de elección. “Nadie puede firmar quién soy”, subraya la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), Uge Sangil.

Gina Serra, presidenta de la Asociación de Trans e Intersexuales de Cataluña, remarca el sufrimiento que supone que alguien pase por una terapia, “te extienda un comprobante para decir quién eres” y que se trate a las personas trans como personas con un trastorno.

Matices

Ana de Blas, de la CF, matiza que no se trata de patologizar a las personas, sino de una autoevaluación. “La medicina también tiene un papel forense en la sociedad con el que certifica cosas”. Un hecho que choca con las posiciones de las personas trans.

Este medio ha tratado de contactar con varios asociaciones y federaciones de psicólogos y psiquiatras, pero no ha sido fácil. Algunos de ellos aseguran que no quieren posicionarse “por el debate actual que hay en la sociedad”.

Voces médicas

Elizabet Tarrio, una profesional de la salud mental firmante de varios documentos contra la ley, sí habla. “La transexualidad no es una enfermedad mental, es un trastorno”. Lo tacha de “locura, un sinsentido proponer que cualquier persona pueda pasar por una operación sin un informe médico

Un psiquiatra, que prefiere no dar su nombre, no considera que la propuesta sea “una locura”. Si bien cree necesario despatologizar, opina que al menos se debería pasar “una evaluación para descartar otras enfermedades psiquiátricas relacionadas con la disociación”. Subraya que para otras cirugías como el balón gástrico, abortos e incluso estética “se hace una interconsulta”.

Un médico con un estetoscopio / EP

Menores

Desde Atenció a la salut de les persones trans del CatSalut (Transit) recuerdan que Cataluña tiene una ley muy similar a la propuesta y que ellos no cuentan con psiquiatras, sino psicólogos, y ya se han enfrentado a este tipo de debates. Uno de los problemas que crean más controversia es la autodeterminación en menores. El borrador señala que, a partir de los 16 años no hará falta ningún tipo de consentimiento de la familia o representantes legales para autodeterminarse. Antes, será necesario.

Tarrio afirma que “el 80% de preadolescentes con disforia que desean transitar deja de hacerlo una vez pasada la pubertad”, el resto de ellos mantiene que la mayoría de peticiones, además son para transitar de mujer a hombre por la discriminación que viven. Un factor más que significativo para ellas. Asimismo, la doctora apunta que los medicamentos que se usan para esas edades son "bloqueadores hormonales con graves efectos secundarios como problemas cardiovasculares, osteoporosis, esterilidad…".

Medicamentos

En Transit recuerdan que no tratan a adolescentes. Y Sangil subraya que en Canarias, donde hay una ley parecida a la catalana, niegan la mayor. No se trata con bloqueadores a los adolescentes. “A partir de los 12 años se realiza un tratamiento de hormonación cruzada, que ralentiza el cambio, pero en ningún caso es obligatorio”. “Además, subraya que se realiza “siempre acompañados de los padres”.

Freixas, Confluencia y Borrado coinciden en apuntar un temor mayor: que el rechazo de la sociedad por no verse arquetípicamente femenino o masculino empuje a los adolescentes a pensar que están en el sexo equivocado. De Blas alerta de una “presión ideológica”, otros hablan de lobbies de la "ideología de género".

Género frente a sexo

Este es uno de los grandes debates. Los movimientos feministas defienden que se quiere borrar el sexo para imponer el género, contra lo que siempre han luchado. Se considera el sexo como algo biológico y el género como una construcción social, en la que impera el machismo. “Negar el sexo para satisfacer el género es irracional y no se puede vulnerar a voluntad”, reprocha De Blas. Es más, con el marco de ley “se consagra el estereotipo de género”, remarca Freixas.

“Somos feministas, no queremos anular a nadie”, responde Sangil. Recuerda que no se trata de un tema de voluntad, sino de que las personas trans son hombres, mujeres o incluso personas no binarias. “Se trata de reconocer la identidad de las personas”, nada de género o sexo, “nadie se borra”.

Manifestación feminista / EP

Personas no binarias

El reconocimiento de las personas no binarias, aquellas que no se definen como hombres ni mujeres, más allá de los estereotipos, es uno de los puntos más calientes en estas discrepancias y el temor a ese supuesto borrado. El texto conocido ahora se les reconoce el derecho a que en la documentación no aparezca el apartado referido al sexo. Nada más.

Tarrio indica que “en salud el sexo es biológico y eso no varía con hormonas”. Tampoco existe a nivel antropológico, remarca la profesional Silvia Carrasco, quien apunta que "nunca existieron sociedades que contemplaran un "tercer sexo". Es más, matiza que en esos casos "donde hay supuestos individuos transgénero todos son hombres cuya función es ser objeto sexual", así como ciertos "chamanes, nunca chamanas que combinan las llamadas características femeninas y masculinas", según la estereotipación de la época, pero siempre "se habla del poder de los hombres". 

¿Problema real?

Desde Transit responden que el 80% de las personas que acuden se definen como personas binarias (hombres o mujeres), por lo que ni siquiera la mayoría de las personas trans rechazan dicha terminología. Pero como añade Sangil, “no todas transitan” y es por ello que “hace falta una regulación”.

La presidenta de la FELGTB reclama que “las cosas hay que nombrarlas”, pero eso no supone “enrocarse en una definición rígida de lo que es un hombre, una mujer o una persona no binaria”. Y mantiene que debe respetarse que “haya personas que no concuerdan con esas tipologías”.

Peligros

Las feministas consultadas temían, en su momento, que la ley trans hiciera desaparecer la ley de violencia contra las mujeres. Un hecho que el borrador deja bien claro. La autodeterminación "no alterará la titularidad de los derechos y obligaciones jurídicas que pudieran corresponder a la persona con anterioridad" al cambio y "en particular" y en absoluto a los efectos de lo establecido en la Ley Integral contra la violencia de género.

También las personas trans reconocen que las mujeres sienten violencia por el mero hecho de ser mujeres. De Blas, por eso, apunta que “mientras exista violencia específica contra las mujeres esto está basado en el sexo”. Un hecho que las personas trans mantienen. Freixas recuerda que "el transactivismo y el feminismo se pueden aliar, aunque no tienen la misma agenda", pero “nadie pone en duda los derechos de las personas trans”.

Discriminación

Sangil y la Asociación de Trans e Interesexuales de Cataluña no lo ven así. Gina Serra recuerda que igual que existe la violencia contra las mujeres “la transfobia sigue existiendo”. “El 80% de las personas trans tienen serios problemas para encontrar trabajo”, denuncian desde Transit. La lucha por la igualdad y la defensa de los derechos es necesaria, igual que una ley, defienden. De hecho, el borrador contempla un apartado sobre la situación en el ámbito laboral.

Se trata de añadir, no de borrar”, alega Sangil quien ve en los mensajes del borrado “discursos de ultraderecha adoptados por personas de izquierdas”. Lamenta que “responsables de grandes cambios en la sociedad española en la lucha por el feminismo y la igualdad” ahora critiquen la ley. Mujeres y trans son vulnerables en una sociedad machista, señalan, y las personas trans van a estar al lado de ellas. “El feminismo es la búsqueda de la igualdad y los derechos. Somos feministas”, concluye para acabar con los enfrentamientos.