La sensación de soledad que muchas personas experimentan en su vida cotidiana se acrecienta sobremanera con la llegada de la Navidad. Mientras el grueso de los mayores se revitalizan al reencontrarse con sus familiares, hay un sector de la población (más amplio de lo que se cree) que espera con temor los días de cava y turrón. La soledad física, en unos casos, o la sensación de estar solo, en otros, se agrava ante la ausencia de un entorno cercano o la imposibilidad de tener a alguien con quien simplemente brindar por el 2021.

Esta situación de invisibilidad o de aislamiento, o incluso ambas, es valorada por muchos especialistas como uno de los problemas más importantes que debe solucionar la sociedad. En España, y en Cataluña más concretamente, el miedo a estar solo tiene categoría de pandemia. Si toda la vida hemos conocido personas que se deprimen con las fiestas navideñas, el coronavirus y sus trágicas consecuencias convierten la vida de los solitario en un absoluto drama.

Desolación

“El simple hecho de montar la mesa, preparar la comida o la cena y poner el árbol de Navidad se hace muy difícil para personas que viven en soledad no deseada, porque les recuerda el pasado y aumenta su sensación de desasosiego. Se les agolpan los recuerdos de los que ya no están. Y más ahora, que con el invierno los días son grises y las noches largas y frías”, explica Montse Cendrán, psicogerontóloga y profesora de Psicología de la Universidad de Barcelona, a Crónica Global.

 

Cortometraje de Miguel Romero sobre la soledad y la Navidad / MÁSQUECRÓNICAS

El Covid-19 está acabando con la vida social tal como la conocemos. El interminable confinamiento y las restricciones que tratan de frenar la expansión del virus han amarrado a la gente a sus casas; especialmente a los mayores. Ha provocado miedo a salir a la calle y a interactuar con los vecinos, lo más parecido a un familiar en muchos casos. Una encuesta efectuada por Nextdoor, la app y plataforma de barrio líder en el mundo, ha trasladado esta cuestión a más de 2.000 personas, y sus datos no pueden ser más clarificadores. Según este sondeo, más de la mitad de los catalanes (el 51%) se ha sentido solo en algún momento desde que comenzó la pandemia, y el 44% teme pasar solo esta Navidad. El confinamiento, los cierres perimetrales, el miedo a contagiar a alguien, e incluso el cierre de bares y restaurantes, han provocado un efecto desolador en muchas personas.

Unas fiestas deprimentes

La llegada de la Navidad en apenas una semana no supondrá ningún alivio. Todo lo contrario. Incluso la OMS recomienda no acudir a reuniones familiares. En este sentido, el 55% de los encuestados reconoce tener menos ganas de celebrar las fiestas que otros años, y cerca del 44% tiene miedo de quedarse aislado debido a las medidas restrictivas.

Este sentimiento no es, sin embargo, patrimonio exclusivo de la tercera edad. Los jóvenes y sus padres también se han visto sometidos a la dictadura del coronavirus. Los ERTE, que han castigado a buena parte de la población o, como en el caso de los estudiantes, la enseñanza online, han despertado sentimientos hasta ahora desconocidos para ellos. Entre las personas que se han visto obligadas a trabajar a distancia, el 39,8% admite sentirse más desconectado de su entorno. Y si, por desgracia, han caído en el drama del desempleo, la sensación de soledad atenaza al 75,3%. En el caso de los jóvenes y estudiantes, el 64% lamenta no poder ir a clase y ver a sus compañeros.

Una mesa puesta en una terraza de un local de restauración en Barcelona / DAVID ZORRAKINO (EP)

La vida se detiene

“Sus vidas se han paralizado de repente y se encuentran que han perdido su proyecto vital”, explica Celdrán. En su opinión profesional, es gente que se ve incapaz de gestionar esta nueva situación porque “de golpe, no hay nada, hay miedo a salir a la calle, el estrés es continuo y, todo ello, provoca problemas de salud mental, como la depresión”.

“La pandemia y las restricciones sociales para combatirla nos han hecho sentir alguno de los tres tipos de soledad identificados: la vinculada a las relaciones sociales, la vinculada a la pérdida de las personas íntimas y la soledad vinculada a no cumplir los proyectos vitales o objetivos que nos hemos marcado en nuestra vida", diagnostica la psicóloga. "Cualquier persona de cualquier edad se puede encontrar en situación de soledad no deseada a lo largo de su vida. La pandemia acentúa las tres", añade.

Terapia de barrio

Desde su punto de vista, para combatirla, los barrios pueden suponer una tabla de salvación. “Las personas deben sentir que forman parte de una comunidad y tener a su alcance amigos y conocidos, además de lugares donde poder relacionarse, como las tiendas, las panaderías…"

Promover actividades en el barrio ayuda a combatir la soledad / EP

"Muchas veces la única manera que tenemos de identificar la soledad es a través del entorno más cercano, los barrios y los vecinos. Especialmente, en el caso de personas mayores, los comercios, las farmacias o las administraciones son los que más contacto tienen con ellos, y este año es importante dedicarles más atención que nunca ", indica Clara Costas, coordinadora del Proyecto Radars del Ayuntamiento de Barcelona.

Una campaña integradora

Con el objetivo de combatir la soledad no deseada provocada por la pandemia, Nextdoor ha puesto en marcha la campaña Cuenta Conmigo. Esta iniciativa busca activar nuevas sinergias en los barrios para que los vecinos y vecinas puedan identificar qué personas pueden sentirse solas y ayudarlas. Cuenta con herramientas para que los vecinos puedan ofrecer compañía a las personas que tienen cerca o encontrar ayuda al mismo tiempo. A través de grupos y de un mapa de solidaridad, los miembros de la app pueden contactar con personas con las que compartir aficiones, tener videollamadas o simplemente momentos de compañía.

"Nuestro primer paso ha sido estudiar si la soledad es un sentimiento creciente de los catalanes a causa de la pandemia e identificar dónde y cómo podemos ayudar", explica Joana Caminal, responsable de Nextdoor en España. "Ahora queremos crear conciencia, explicando, de la mano de expertos, qué es la soledad no deseada para ayudar a identificarla, ya sea en uno mismo o en las personas que nos rodean. La soledad, lamentablemente, es un tema tabú del que nadie quiere hablar y con la pandemia se está manifestando más. Es una pandemia en sí misma, y todos tenemos el deber de ayudar a las personas que la padecen ", añade.

Consol y Romina

Los casos en los que Nextdoor ya ha tenido éxito tienen nombre y apellidos. Como el de Consol García, una vecina de 66 años del barrio de la Sagrada Familia de Barcelona, que dio el primer paso publicando su situación en la plataforma. "Quería encontrar nuevas amistades y relaciones en mi entorno, así que decidí publicarlo en Nextdoor. Tuve más de 60 respuestas de vecinos y vecinas, y ahora cuento con un nuevo grupo de amigas con las que quedamos cada semana para ir a pasear, merendar o incluso ir al teatro. Esto me ha traído una nueva ilusión", narra Consuelo.

Otro ejemplo es el de Romina Mañas, que también ha utilizado la app para encontrar personas con las que salir a correr por su barrio. "En el Camino de Santiago vi que en los pueblos la gente se conoce, y yo no conocía a nadie de mi barrio. Esto te hace sentir que no perteneces a un lugar, cruzas la puerta y estás solo. Quise ponerle fin, y ahora salgo con mis vecinos a correr cada jueves ", explica.

Una mujer teletrabaja sola desde su casa / EP

La solidaridad existe

Un dato positivo para la esperanza es que este proyecto ha confirmado que la sociedad aún no está perdida. Se ha encontrado con que la solidaridad y la empatía son factores que contrarrestan la individualidad y el egoísmo en el que muchas veces cae la colectividad.

“El 41% de los vecinos y vecinas han ayudado a alguien de su entorno que se sentía solo en los últimos meses, y de cara a las fiestas, el 55% invitaría a un vecino a pasar la Navidad en su casa si no tuviera a nadie”, destaca Joana Caminal. "Nuestra misión desde Nextdoor es ser un facilitador que incentive el encuentro. Tratamos de identificar problemas presentes en nuestra sociedad, como es el caso de la soledad no deseada, y ayudar a combatirlos de la mano de los barrios", concluye.